Opinión

¡Amnistía para Don José Lomas!

Como estará España que mientras se amnistía a golpistas y se tolera que la violencia criminal se apodere de nuestras calles, un ciudadano es condenado a seis años de cárcel por defender su vivienda. Y por un jurado popular, que tiene m

Como estará España que mientras se amnistía a golpistas y se tolera que la violencia criminal se apodere de nuestras calles, un ciudadano es condenado a seis años de cárcel por defender su vivienda. Y por un jurado popular, que tiene más gravedad por lo que supone que seamos la gente de a pie quienes consideremos que lo hecho por el juzgado es una cosa malísima. Resulta que en la madrugada del 1 de agosto de 2021 estaba Don José, que tiene 81 años para más señas, en su finca de Ciudad Real cuando comprobó que un individuo se había colado en su vivienda. Con una motosierra, añadimos, que no era alguien que viniese a vender cepillos. Ante el susto – pónganse ustedes en la piel de Don José - éste cogió su escopeta de casa y con el miedo en el cuerpo, según declaró ante el juez, apretó el gatillo. El resultado fue la muerte del asaltante, un hondureño de 35 años que según datos policiales era un peligrosísimo amigo de lo ajeno, acumulando 46 antecedentes penales nada menos. Don José insistió que estaba nervioso, muy nervioso, que la finca era una herencia de su madre y que se creyó en la obligación, primero, de defender su vida y, segundo, de defender aquel legado materno “como a mi propia vida”.

Amnistía a Puigdemont, sí; condenar a seis años a un señor de ochenta y uno, también. Lo primero es progresista, lo segundo es fascista e incluso xenófobo dada la nacionalidad del asaltante

Pues bien, la ley, que no la justicia, considera que Don José merece ir preso porque no actuó en defensa propia, sino en defensa de una propiedad, lo que se conoce que no es lo mismo y se remiten para ello al artículo 20 del Código Penal. Es decir, lo que debería haber hecho ese héroe nacional, ese anciano que en su alegato habló con claridad prístina acerca de lo que supone verte agredido en tu propio domicilio, debería haber sido invitar al de la motosierra a té y pastitas, dejarse robar y, en su caso, degollar con la motosierra por el pagapensiones. Lo contrario es violencia desproporcionada. Decía Abascal, socarrón, que cuando uno se encuentra en un caso similar lo suyo es sacar la calculadora, una hoja Excel y ponerse a ver qué proporcionalidad debe emplear ante ese allanamiento de morada con los agravantes de nocturnidad y empleo de instrumentos que pueden ser considerados armas mortales. Amnistía a Puigdemont, sí; condenar a seis años a un señor de ochenta y uno, también. Lo primero es progresista, lo segundo es fascista e incluso xenófobo dada la nacionalidad del asaltante. Uno se pone en la piel de ese Don José, en plena madrugada, con una escopeta de caza, con el miedo lógico que en su caso ni es desdoro ni deshonra, y es evidente que al ver al delincuente con una sierra mecánica el dedo se le habría crispado sobre el gatillo. Ninguno de estos agravantes ha servido, empezando por el principal: el derecho a defender el domicilio particular que, según la Constitución, es inviolable. Nadie de la zurda ha dicho que esto sea un error que debería enmendarse por vía de urgencia, indultando a Don José. Porque para esta harka la propiedad es un robo, salvo cuando es de ellos. Cuando le ocuparon la casa a una podemita con cargo público anda y que tardó en poner el grito en el cielo ordenando a la fuerza pública que procediera al desalojo. Lo mismo pasó en Barcelona en casa de otra podemita antaño polémica tertuliana o a otro miembro de ese partido al que, cuando se vio con su casa ocupada, dijo que la propiedad privada en España debería ser sagrada para, acto seguido, ponerse en contacto Desokupa a la que tantos y tantos ciudadanos de edad y sin recursos deben tanto. Y el resto de españoles también, qué carajo, que en medio de ésta Dodge City en la que han convertido a nuestro país al menos los de Dani Esteve, un héroe, son efectivos. Por cierto, Dani se ha puesto en contacto con Don José para ponerse a su disposición. Modestamente, este periodista se suma. Pepe, aquí me tiene para lo que sea menester.

Igualito que Sánchez, la Yoli, Pablete, la Colau y demás.

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