Al filo de la medianoche, cuando todos los gatos son pardos, una de las tertulianas de Canal R(e)d decidió leer un tuit cuyo contenido -afirmó- compartía completamente. "Nada de autocrítica. Cuando tienes a todo un sector mediático hablando de ETA, de okupas y de violadores, lo normal es que la balanza se decante hacia la ola reaccionaria".
El presentador -el más taimado de la mesa- mostró en ese momento cierta sorpresa por la parte del mensaje en la que se descartaba la posibilidad de hacer propósito de enmienda. Otro de los colaboradores expresó: “La autocrítica puede consistir en reflexionar, no en fustigarse”. Mientras, imitaba con sus manos el gesto de latigarse la espalda por encima de los hombros.
La noche del domingo debió vivirse en el cuartel general de Podemos de un modo similar a los últimos días de una guerra en el bando de los perdedores. Allí, su alto mando debió observar el recuento electoral con la moral propia de los ejércitos derrotados que pierden regiones, ciudades y pueblos de forma irremediable. Cayó Valencia, cayó Madrid, cayeron las viejas alianzas en Barcelona y Cádiz... y lejos de reconocer que el espacio electoral de Podemos está moribundo, una parte de sus portavoces y correligionarios adoptaban el victimismo como arma y como escudo. “La democracia está herida de muerte. A mí ha habido medios que no me han sacado en toda la campaña”, se quejaba Roberto Sotomayor el domingo con tono infantil, tras quedar fuera del Ayuntamiento de Madrid.
¿Qué ha podido pasar para que tan sólo nos vote el 4,8%? Que me han sacado poco tiempo en la tele. “¿Autocrítica?”. Según se mire, decían algunos contertulios del canal de Pablo Iglesias.
Sobre la mesa de Canal R(e)d se abordaban el domingo por la noche temas que la cloaca mediática suele censurar. También aparecían personajes que no son habituales en los medios generalistas. Hubo una conexión por videoconferencia con Oskar Matute, diputado de Bildu. Cuando terminó su intervención, los analistas del programa subrayaron “los vicios de (Albert) Rivera” y la forma en la que el Ibex-35 constituyó Ciudadanos. Por supuesto, se advirtió de la “ola reaccionaria” que ha inundado España y se apuntó: “Ahora vamos a tener a Ana Rosa 24/7 hasta las elecciones generales”. Entiéndase: dando la murga para conseguir la victoria del Partido Popular.
Telecinco, desde Honduras, en plena supervivencia
Mientras eso ocurría, Telecinco emitía la enésima edición de Supervivientes. Ni Ana Rosa Quintana, ni Pedro Piqueras, ni nada de política, en lo que viene a demostrar que la “revolución” que los críticos televisivos progresistas habían anunciado para Mediaset... o no está... o está en preparación. Por suerte, Cristina Fallarás acudió a Canal R(e)d para guiar a los españoles sobre el análisis electoral más certero: “Esto es un patrás”, exclamó.
¿Y qué es un 'patrás'? Pues unos resultados electorales que han despejado el camino hacia el territorio donde habita el terror. “No es que la sociedad retroceda, es que se vuelve agresiva. Si se confirman estos resultados... no es que perdamos derechos, sino que avanzamos en violencia”. Un poco antes de que pronunciara esa frase, se produjo la aparición estelar del exministro socialista José Luis Ábalos. Intervino por video-conferencia en la televisión de Pablo Iglesias para alertar sobre la elevada presencia de la ultraderecha en Valencia. Ahora y siempre.
Hubo un momento, tras las elecciones de Andalucía, en el que Iglesias declaró la “alerta antifascista” ante los buenos resultados conseguidos por Vox, que coincidieron con uno de sus primeros tortazos electorales. Desde entonces, su discurso se centró en la persecución que sufre su antiguo líder, contra el que conspiran todos los poderes. Especialmente, el mediático. Tal es así que si Federico Jiménez Losantos, Ana Rosa Quintana, Carlos Herrera y Antonio García Ferreras deciden tomar sus vacaciones en julio, antes de las elecciones del 23-J, a buen seguro que la izquierda repetirá en el Gobierno y Podemos se recuperará de su crisis, provocada por el insoportable sonsonete de la prensa contra Iglesias.
¿Por qué votáis tan mal?
Podrían deducir desde este espacio político que cada vez que Ángela Rodríguez Pam o Iglesias abren la boca para despotricar de la mitad de los españoles, todos esos ciudadanos se movilizan para votar contra ellos; y que todo eso ha provocado que los electores los hayan dejado poco a poco de lado.
Esta hipótesis podría aplicarse incluso a otras fuerzas que acostumbran a nombrar al enemigo con veneno lingüístico, como Más Madrid o Compromis. ¿Han hecho autocrítica en este sentido? En absoluto. El infierno son los otros. Lo que ocurrió el domingo es que varios millones de españoles metieron en la urna un sufragio lleno de ignorancia. En definitiva, que votaron mal.
Eso decían los tertulianos de Canal R(e)d y eso opinaba Bob Pop el lunes por la mañana en el programa de Àngels Barceló. “No acabo de entender lo que vota la gente”, expresaba este neo-intelectual de la izquierda. Mónica García no se quedaba atrás y aseguraba el domingo por la noche en que era un mal día para la sanidad pública, para la justicia social y para la crisis climática”. Ya lo sabe usted, votante de José Luis Martínez Almeida: dado que apoyó al PP, ha contribuido a agudizar la agonía de los osos polares y a que los Países Bajos se sumerjan bajo las aguas en 2010 por la crecida del nivel de los océanos Todo un disparate.
La más explícita en este sentido era Alejandra Jacinto, quien tras su fracaso electoral en la Comunidad de Madrid -donde Podemos se quedó fuera de la Asamblea-, afirmó: “Han ganado los bárbaros. Algo así decía la tertuliana de Canal R(e)d Laura Iglesias: “Avanza el fascismo”. Lo que la Fallarás resumía en un: “esto es un patrás”.
Así que la izquierda ha perdido en las urnas. Toca volver a sacar las pancartas del almacén.
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