Series que se estrenaron en España hace más de una década, programas enlatados y partidos de fútbol de nulo interés. No se puede decir que los seis nuevos canales que han iniciado sus emisiones recientemente en la TDT hayan aportado mucho más, ni se puede esperar que lo vayan a hacer en el corto plazo. Las empresas del sector reclamaron al Gobierno durante meses que repartiera nuevas licencias para la televisión en abierto, después de que en 2014 tuvieran que cerrar 9 cadenas por orden del Tribunal Supremo. Y así lo hizo. Ahora bien, una vez estrenados estos canales, se puede afirmar que ni Florentino Pérez con Real Madrid Televisión, ni Blas Herrero con DKiss, ni Atresmedia y Mediaset con Atreseries y Be Mad han logrado una mejora de la televisión en abierto. Tampoco de la industria audiovisual nacional, toda vez que la gran mayoría de sus programas, o bien se ha producido en otros países o bien se ha emitido previamente.
Especialmente criticado ha sido el proyecto de Blas Herrero, el dueño de Radio Blanca (Kiss FM) y un empresario siempre hábil a la hora de influir en las Administraciones encargadas de realizar concesiones de las que pueden beneficiarse sus empresas. El pasado marzo, anunció que había alcanzado un acuerdo con Discovery para que la multinacional se encargue de los contenidos de toda su parrilla de programación a partir de un contrato “alegal” que es similar al que mantiene Vocento con Disney y Viacom; y Unidad Editorial con la propia Discovery. En otras palabras, Herrero renunció a producir su canal y lo dejó en manos de un tercero que ni se había presentado al concurso de licencias, ni, claro, ha recibido la autorización del Gobierno para emitir con la suya propia.
Blas Herrero renunció a producir su propio canal y lo dejó en manos de un tercero: Discovery
Nada nuevo bajo el sol
El único proyecto que promete ofrecer a la larga contenidos diferentes a los que ya se emiten en la TDT es el del Grupo Secuoya. Su presidente, Raúl Berdonés, ha asegurado que su objetivo es el de configurar una parrilla de programación en el medio plazo que esté compuesta por un 60% de programas de producción propia (de su productora audiovisual) y un 40% ajena. Eso sí, de momento, emite con una inmensa mayoría de contenidos 'enlatados'.
Las que no se puede decir que hayan destinado una gran cantidad de recursos económicos a sus nuevas cadenas son Atresmedia y Mediaset, que claramente han mirado más hacia el accionista que hacia el telespectador para configurar sus parrillas de programación y han invertido recursos con cuentagotas. La compañía de Planeta ha puesto en marcha Atreseries, un canal dedicado a la ficción que mezcla series españolas de ayer y hoy (Los hombres de Paco) con otras norteamericanas con solera, como El coche fantástico o Se ha escrito un crimen.
Mediaset, por su parte, inauguró hace una semana Be Mad, que está compuesta por espacios televisivos comprados a las major estadounidenses y programas que ya se han emitido en otros canales de Mediaset. Como los de aventura de Jesús Calleja o los de "misterio" de Íker Jiménez. Nada nuevo bajo el sol, ni especialmente interesante.
Sobre Real Madrid TV, no hay mucho más que añadir. El canal de TDT de Florentino Pérez está dedicado íntegramente al club blanco y ofrece durante 24 horas al día noticias de actualidad sobre sus diferentes equipos, así como también partidos de sus categorías inferiores y reportajes que ensalzan las hazañas de épocas más o menos cercanas protagonizadas por sus jugadores. Desde luego, cuesta entender el porqué el Gobierno otorgó al presidente de ACS esta licencia, máxime si se tiene en cuenta que uno de los objetivos que perseguía el concurso era el de incrementar la pluralidad en la televisión en abierto.
El presidente de Secuoya aspira, a medio plazo, a elaborar una parrilla de programación en la que predomine la producción propia.
El equilibrio de poder en la TDT no se altera
Pese a la llegada de tres nuevos competidores a la TDT, la fuerza del duopolio competitivo conformado por Atresmedia y Mediaset no ha mermado un ápice. Al contrario, puesto que sus dos nuevos canales les servirán para mejorar su posición en el mercado publicitario y para incrementar aún más su facturación. En esta situación, el resto de las empresas tratará de sobrevivir dentro de un sector en el que contarán con muchos menos millones de euros que las dos principales compañías privadas y RTVE, y en el que facturar cada céntimo por publicidad les costará sangre, sudor y lágrimas.
Desde que se produjo el apagón analógico, en 2010, han sido varios los proyectos que no han podido hacer frente a la fuerza de los grupos dirigidos por Paolo Vasile y José Creuheras y terminaron bajo tierra. Desde Veo7, de Unidad Editorial, hasta GolTV, de un Jaume Roures que, por cierto, volverá a intentar hacerse un hueco en la televisión en abierto con la inauguración en las próximas semanas de otro canal deportivo.
Que la situación de los nuevos competidores del sector no es fácil es obvio. Basta con comparar los presupuestos de Secuoya (22 millones anuales) y RTVE (974 millones, de los que alrededor de 300 son sólo para La 1) para constatar este hecho. En esta situación, entre algunos de los nuevos competidores han surgido voces que apuestan por aunar fuerzas y establecer algún tipo de colaboración entre ellos -desde en contenidos hasta en marketing- en el futuro para evitar caer en el anonimato que ha ahogado a otros canales con anterioridad.
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