Malos tiempos para los que preferiríamos dejar atrás las explicaciones mágicas, míticas y religiosas a lo que sucede en el mundo. El Benfica sigue pagando la maldición de Béala Guttmann y el Atlético ha vuelto a verse empatado en un minuto 93 y goleado al final del torneo europeo de clubs por antonomasia. A ver quién convence ahora a los más crédulos de que la Ciencia es signo de evolución en las sociedades humanas….
De todos modos, y aún con algo de piel de gallina, lo intentaré. No es mal principio, espero, retomar detalles anticipados en mi previa a la final de la Champions, publicada aquí el mismo sábado:
-El partido, siquiera en el 120, no finalizó en empate.
-El que se puso primero por delante no supo mantener la ventaja.
-Los previstos ausentes, -Costa, Turan, Benzema, Cristiano, Pepe-efectivamente no asistieron. En lo físico o en lo anímico.
-Sergio Ramos marcó de cabeza, tras saque. El Atlético, por medio de Godín, también.
-En el Atlético, si no marca Costa o uno de los centrales tras saque, no marca prácticamente nadie.
-Ambos equipos se mostraron agotados, ya desde el inicio.
-El mediocampo fue dominado por los colchoneros.
El haberlo anticipado no tiene que ver en absoluto con lo mágico, sino con algún conocimiento del juego y deporte futbolístico. Las trayectorias de ambos equipos, tras diez meses, son transparentes. Intentaré ahora descifrar, sin acudir a mitos sino a principios lógicos de este fascinante deporte, la razón de la victoria madridista.
1. Dentro de la debilidad blanca, encontró al menos a un jugador en cada línea que sobrellevara el peso del partido: Sergio (pese a su habitual payasada, esta vez en forma de tarjeta amarilla en una jugada QUE LE FAVORECÍA, lo cual ya es el colmo en un central); Modric, una joya infravalorada por demasiados y Di María, del que cabe decir lo mismo. En el Atlético, igualmente debilitado sobre todo en los jugadores más creativos, respondieron bien todos los defensas, Gabi y Koke por momentos (pocos) en el medio… pero nadie en la punta. Nadie. Un delantero que no marca no sirve para mucho. Villa se volcó en colocarse, en moverse, incluso en presionar; pero nulo en regate y remate. Del partido de Adrián, casi mejor no escribir. Y sin delanteros con remate y/o regate, simplemente: NO se puede ganar.
2. Portería. Como también anticipé, Iker no aportó nada para contener los saques atléticos. Dos fallos clamorosos que se tradujeron en un gol y en un susto. Dijo Ancelotti que iba a saltarse su norma “inquebrantable” (sin comentarios) en la alternancia en puerta, para rodar más a Casillas y que estuviera más fino en el episodio final. Me pregunto qué habría pasado si no le hubiera “regalado” esos partidos previos extra y hubiera llegado menos “fino”. Pero, de nuevo, tal como andaban los delanteros atléticos, a los que anoto solamente un tiro (Adrián) con peligro, en todo el partido, daba igual que Iker estuviera como un flan. Hasta conmigo en la portería creo que el resultado hubiera sido el mismo. Courtois poco pudo hacer, por su parte, ante la avalancha blanca final. Nada que imputarle.
3. Si cuando la gente de la defensa y mediocampo pone la pelota arriba, ésta vuelve inmediatamente, por inoperancia ofensiva, no sólo penalizas en ataque, sino que tu gente del medio y detrás va a perder la fuerza y el ánimo. Todo lo que achique será poco. En mi opinión, eso explica el desplome final del sistema defensivo del Atlético: todo el partido se jugó, mejor o peor, en su mitad. Eso no hay quien lo aguante. Y que den gracias a que Bale es un fenómeno golpeando de empeine, pero muy flojo cuando intenta colocar el balón. Y que, en espacios limitados, es incapaz de levantar la cabeza y descifrar lo que le rodea. Con un poco más de calidad técnico-táctica en el galés, el Real Madrid hubiera desnivelado el partido mucho antes.
4. El Atlético tiene once, doce, trece jugadores de altísimo nivel. Su banquillo rebaja notablemente la media. El Real Madrid tiene jugadores de altísimo y alto nivel para dar y tomar.
5. Cholo Simeone ha sacado el cien por cien de sus jugadores. Ancelotti, como acostumbra, en torno al setenta. Y el cien por cien de 7 es siete. Lo mismo que el setenta por cien de 10. Por eso casi empatan. Ganó el equipo que estuvo las últimas tres semanas descansando, mientras el otro seguía compitiendo, a un nivel altísimo. Simplemente.
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