Análisis

Y el combate del siglo lo ganó Rajoy

Los tres líderes políticos durante el saludo antes del debate

Un alto dirigente del PSOE con despacho en la calle Ferraz se mostraba esta mañana preocupado con la imagen dada ayer por un Pedro Sánchez que, cual agresivo gallo de pelea, se enzarzó a picotazos contra dos pollos recién aparecidos en el corral político español, Pablo Iglesias y Albert Rivera. "Sí, porque Pedro ha descendido un escalón enfrentándose a ellos, ha bajado del nivel que cabe suponer a un serio aspirante a la presidencia del Gobierno de España, cuyo único contrincante con galones debería ser el propio presidente del Gobierno, es decir, Rajoy".

El debate de ayer, pretendidamente vendido por el diario El País como una especie de combate del siglo, patéticamente promocionado como si de la ocasión fuera a aflorar el nacimiento del presidente de los Estados Unidos de América, resultó un batiburrillo de tomo y lomo, con cierto navajeo, mucha patada a la espinilla y el regusto amargo de que si estos son los tres líderes que han de llevar a España embarcada en un proyecto de futuro hasta el año 2050, mejor apaga y vámonos, mejor paren las máquinas que me quiero apear. La cabeza caliente y los pies fríos. Nada con sifón, por muchos que sean los esfuerzos de Prisa –pocas cosas tan patéticas se han visto en la prensa española en los últimos tiempos– por hacernos creer que hemos asistido al descubrimiento de la cámara secreta en la tumba de Tutankamon.

El debate resultó un batiburrillo de tomo y lomo, con el regusto amargo de que si estos son los tres líderes que han de guiar a España embarcada en un proyecto de futuro hasta 2050, apaga y vámonos

"Es que competir en solitario con Iglesias y Rivera te expone a recibir todos los palos de los líderes de dos formaciones que, por no haber tenido nunca responsabilidades de Gobierno, no se sienten concernidos por ninguno de los desastres ocurridos en España desde la muerte de Franco a esta parte", prosigue el prohombre socialista. "Incluso te obligan a defender a Zapatero, lo cual ya es la leche, es la bicha capaz de arruinar cualquier esfuerzo de Pedro por vender una imagen nueva del PSOE. Al final, del guirigay de ayer no salió nada en claro, porque se produce una tal sobresaturación de datos, cifras, argumentos, ataques y contraataques, que la gente no sabe a qué atenerse… Yo creo que a este tipo de debates hay que ir con la voluntad clara de defender dos o tres ideas fuerza, dejar dos o tres mensajes claros, defendidos incluso con reiteración, y eso no lo hizo ayer Pedro".

De Iglesias poco o nada cabe decir que no sepamos ya. El trilerismo conceptual típico del penene de Políticas, el discurso rancio del comunismo pretendidamente envuelto en el celofán socialdemócrata de quien únicamente aspira a la conquista del poder, porque una vez lograda esa palanca podremos, Podemos, nunca mejor dicho, prescindir de todo lo demás como banales antiguallas. Es el poder, idiotas; lo demás se nos dará por añadidura. Y conquistado el poder, os vais a enterar. Por lo que a Rivera respecta, tal vez recordarle que, subido en la peana del santo patrón a quien tantos aspiran a procesionar, convertido en el arrebatador genio guapo capaz de aceptar todos los desafíos, quizá se está equivocando, quizá alguien con seny bastante debería aconsejarle cuidarse un poco, adoptar algunas precauciones. Todavía no eres presidente del Gobierno, Albert, por mucho que algunos de tus rendidos admiradores, los Arenas de turno ("¡has estado cumbre, presidente, cumbre!") te lo susurren, pelotas, al oído.

Mariano no se manchó las manos

¿Y el ganador del debate fue…? Mariano Rajoy. Porque el presidente del Gobierno y serio aspirante a renovar mandato esquivó el batiburrillo, no participó en el baile de garrotazos, la feria de trivialidades, el festín de lugares comunes y promesas fofas que abarrotaron el debate-combate, de modo que su figura ausente de alguna manera salió reforzada siquiera por comparación. Una curiosa paradoja comienza a abrirse paso, y es que si hace un año, tal vez incluso seis meses, la imagen agostada de un Rajoy obligado a enfrentarse a tres atractivas figuras jóvenes como las citadas parecía una desventaja insalvable para el líder popular, visto lo visto y oído lo oído, puede que la seniority se convierta en un valor refugio para mucho votante precavido, mucho votante desconfiado, mucho votante cansado del desfile de jóvenes e inexpertos potros piafando por la pradera. Los experimentos, con gaseosa. Por suerte o desgracia, puede que tengamos Rajoy para rato.

Hizo más el presidente y/o sus ayudas de cámara: fue a contraprogramar yéndose a TetaCinco con Pedro Piqueras y dando, además, noticia importante, adelanto de impacto para los creadores de empleo, lo cual vino a arruinar definitivamente el mayor espectáculo del mundo que había preparado Cebrián para asombro de tirios y troyanos. Lo siento, Juan Luis, es lo que tiene haber perdido tanto punch. Es lo que tiene haber hecho un despliegue como el que has realizado en los últimos 15 días, una demostración que solo puede producir vergüenza ajena en tanto en cuando viene a poner de manifiesto la debilidad de quien tanto tuvo y nada retuvo, el peso mosca hoy de un grupo que todo lo fue ayer, quién te ha visto y quién te ve, Juan Luis, Los infantes de Aragón ¿qué se hicieron? ¿Qué fue de tanto galán?, con el grupo intervenido por la banca acreedora, y qué vano esfuerzo, qué fantasmagórico pavoneo para llamar la atención allí donde antes apenas hubieras dedicado un breve al debate de marras. Memento Janly, quia pulvis eris et in pulverem reverteris. Si Jesús Polanco levantara la cabeza, volvería a morirse del susto. Y de espanto.

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