Opinión

Aquel maldito día

Un día decidí que este modelo de vida era el que quería para el futuro de mi niña; es más, sueño con que se forme como una deportista de élite y defienda los colores del país en donde ha nacido y puede desarrollarse en libertad. Ese día portará la bandera española y su corazón estará pintado con colores de Ucrania y de España

Hace ya 34 años que mi madre Valentina Kovalska me parió en la calle Nesterova, una calle de la bonita ciudad de Lutsk, al oeste de Ucrania. Allí vine al mundo y esa fecha pasó a formar parte esencial del relato de mi vida. Creo que todos nosotros vamos anotando en nuestro "diario de la vida" las fechas que de un modo u otro marcan nuestro camino.

Este martes 20 de diciembre de 2022 se cumplen 300 días desde que comenzase el intento de invasión de mi país por parte de Rusia. Esa maldita fecha está grabada en mi memoria y en la de todos mis compatriotas. Esa fecha marca un antes y un después en la vida de los ucranianos y yo, en este artículo, trataré de expresar lo que siento.

Yo nací, crecí, viví mi niñez y adolescencia en mi país, pero pertenezco a una nueva generación de ucranianos, aquellos que, ante una situación que no era la mejor, salimos para buscar un futuro. Esto les ocurrió también a miles de españoles, que ayudaron a levantar España desde el extranjero, que se marcharon para generar unas condiciones de vida mejores para las generaciones futuras, algo no solo lícito sino también deseable.

Pertenezco a una nueva generación de ucranianos, aquellos que, ante una situación que no era la mejor, salimos para buscar un futuro

Durante mi niñez pude observar cómo mis padres tenían que matarse a trabajar para poder “sobrevivir” no para “vivir”, porque de eso se trataba en la antigua Unión Soviética: cada día era un ejercicio de supervivencia. En ese contexto nunca tuve falta de cariño, Valentina y Zhorzh, mi padre, se encargaron de ello, pero nos faltaba de todo. Tenían que durar los pantalones, las zapatillas y mis padres obtenían algunos deseos materiales en el “mercado negro”, pagando en otra moneda, el dólar, y a precios elevados. Pero no se crean ustedes que hablamos de obtener joyas u otras mercancías de lujo, no, estamos hablando de conseguir unos buenos guantes para el frío o cosas parecidas, mercancías que aquí están en las estanterías de cualquier centro comercial.

Desde muy pequeña pude percibir, que el sistema te obligaba a pagar el soborno por todo lo importante y no importante ("всятка" en ucraniano). Cada paso, cada compra, cada acción tenían su propio soborno, que se traducía en una cantidad económica. Era una forma de complementar los sueldos miserables que cobraban. El sistema utilizaba un cemento llamado “corrupción” que conformaba el material con el que se construyó el sistema soviético. Ese sistema, creado por los rusos, estaba basado en tres cuestiones muy importantes, el miedo, la mentira y la corrupción, y todo el que lea estas líneas y haya nacido allí me entenderá.

En el caso de Ucrania, sobrevivíamos como podíamos y así el Estado, plagado de elementos infiltrados por los rusos, nos tenía controlados. Ellos ponían a sus títeres y nosotros lo aceptábamos como una más de las miserias que nos tocaba vivir. Pero esto que digo no me da pena, es parte de nuestra historia y mis padres me enseñaron a sentir orgullo por mi Patria y llorar poco: si la situación no era buena debíamos luchar por cambiarla, por mejorar. Años después viví en Estados Unidos y desde allí podía enviar a casa cosas, pero, sobre todo, ideas. La fundamental era trasladar a mi familia la vida tan diferente que allí podía permitirme, las oportunidades.

Después viví en Rusia y pude comprobar cómo son, cómo piensan, cómo actúan. Y finalmente llegué a Europa, a España, el país que me acogió y me ha dado oportunidades. El camino no ha sido fácil, pero un día decidí que este modelo de vida era el que quería para el futuro de mi niña; es más, sueño con que se forme como una deportista de élite y defienda los colores del país en donde ha nacido y puede desarrollarse en libertad. Ese día portará la bandera española y su corazón estará pintado con colores de Ucrania y de España.

Pues bien, la mayoría de los ucranianos están sufriendo una guerra, la muerte, la desesperación, la destrucción, la violación y los crímenes de guerra, solamente porque querían un futuro mejor para sus hijos y para ellos mismos, un país libre de injerencias, que luchara contra la corrupción y en el que viviésemos como europeos, con una vida mejor, que no se tuvieran que pagar sobornos para conseguir aquello que en otros países se consigue gratis, que no imperara la cultura del “favor”. Queríamos trabajar duro y así disponer de una sanidad mejor, mejores carreteras, mejores trenes, una mejor educación y un sinfín de mejoras que necesitábamos. Como podéis observar, mi pueblo le pedía a Aladino que saliera de su lámpara y nos concediera vivir como deseábamos. Y ¿dónde podíamos alcanzar esas cosas? En Europa. Jamás con los rusos. Y ahí comenzaron nuestros problemas, nuestra desgracia, al querer y desear un futuro mejor.

La mayoría de los ucranianos están sufriendo una guerra, la muerte, la desesperación, la destrucción, la violación y los crímenes de guerra, solamente porque querían un futuro mejor para sus hijos y para ellos mismos

Las decisiones eran claras: Europa frente a Rusia, y como los conocemos y no nos fiamos de ellos, la OTAN, frente a Rusia y sus amigos. ¿Qué había de malo en todo ello? Pues que nosotros también nos equivocábamos y no calculamos que estaban dispuestos a matarnos por ello. Desde aquella fecha, hace ya 300 días, nos han bombardeado, han destruido nuestras ciudades, han matado a miles de mis compatriotas, han violado a nuestras mujeres, han cometido crímenes de guerra y ahora, en este momento, destruyen nuestras infraestructuras para intentar que los ucranianos mueran de frío o de hambre.

Europa frente a Rusia, y como los conocemos y no nos fiamos de ellos, la OTAN, frente a Rusia y sus amigos

Los rusos, en este conflicto, se han equivocado. Sus servicios de inteligencia han fallado, sus generales y su ejército han fallado, sus órganos de desinformación lo intentan en el exterior, pero no pueden. Una vez más “David puede tumbar a Goliat”. Las imágenes de su ejército son la consecuencia directa de aquellas tres cuestiones que eran el cemento fundador del comunismo, ¿recuerdan?, el miedo, la corrupción y la mentira. Su problema real es que nos han subestimado y no han pensado que moriríamos por Ucrania, que pasearíamos entre las cruces de nuestros caídos llorando y gritando: "Слава Україні! Героям Слава!" ("¡Gloria a Ucrania! ¡Gloria a los Héroes!"). Estos gritos llegarán hasta Moscú, hasta los oídos de un miserable que un día decidió intentar acabar con nuestra Patria. No dejaremos dormir tranquilo a este asesino ni un solo día de su vida.

El siguiente error añadido fue pensar que los nuestros los apoyarían, que el mundo occidental no estaría con nosotros, que sería cosa de “coser y cantar”. Esto es nuevamente fruto del desconocimiento y de la incapacidad de los responsables de trasladar a ese líder asesino la realidad, para no sufrir las consecuencias y resbalar en cualquier ventana o envenenarse con cualquier comida en mal estado, razones sin duda importantes para proceder a engañar a tu líder y contarle “lo que quiere oír”.

Lo problemático es que para proseguir con su miserable y asesino ataque a nuestro país han tenido que volver a “atar y amordazar a su pueblo”. Tras la caída de la Unión Soviética, muchos jóvenes rusos pudieron salir del país, estudiar en el extranjero, viajar, obtener visados sin problemas, es decir, sentirse libres. Ahora, debido a Vladimir “RasPutin” han conseguido que todo el mundo les odie, que les increpen, que su país sea considerado como “Estado promotor del terrorismo”. Ellos no tienen la culpa, el pueblo ruso no tiene la culpa, simplemente sus objetivos no coinciden con los de aquellos que los dirigen, algo que ya es muy habitual en algunos países del mundo, donde los líderes políticos “secuestran” las instituciones. Veremos cuál es el resultado futuro de esta situación.

En lo que no se han equivocado, y no tienen que confundirnos a nosotros, es en el trabajo que sus servicios de inteligencia vienen realizando dentro y fuera de sus fronteras. En realidad, su principal objetivo no es la opinión pública internacional sino la interna, su especialidad, como siempre, machacar a los suyos primero. No les importa la opinión exterior y solamente realizan acciones para protegerse de una posible revuelta interna. Han desarrollado campañas de desinformación muy importantes para ocultar a su pueblo el desastre de la campaña militar, para buscar su apoyo, para ensalzar a su líder, para marcar a Ucrania como el demonio. Lo que ocurre es que el trabajo de Ucrania en este terreno, con el apoyo indudable de los estadounidenses y europeos, es muy bueno, y procede a desenmascarar todas las operaciones propagandísticas en marcha. Ahora mismo se me ocurre que su imagen no es muy diferente de la de China, Corea del Norte, Venezuela o Cuba. ¿Qué tienen en común todos ellos?

En el exterior han contado con altavoces en todos los países, utilizando mayoritariamente las redes sociales y lanzando mensajes permanentes que solamente tienen un objetivo, el “traspaso de la responsabilidad y culpabilidad” al de enfrente. Para ello han utilizado en España a personajes que todos ustedes conocen y que se han convertido en voceros de sus eslóganes. Ustedes tienen una experiencia histórica, la lucha contra ETA y el posterior revisionismo, que acabará por convertir en santos a los que empuñaron las pistolas. Lo mismo que les ocurre a ustedes con ETA, nos ocurre a nosotros con el Dombás.

¿Qué futuro nos espera? Por delante tenemos un duro invierno, celebraremos la Navidad con velas, sin alegría, recordando a nuestros caídos, pero nuestro pueblo, convertido cada uno de nosotros en un soldado ucraniano, resistirá, como lo hizo Agustina de Aragón, y les venceremos. Pisaron nuestra tierra con sus botas y saldrán descalzos, les haremos pagar sus crímenes de guerra ante los tribunales, sufrirán el descrédito internacional. Ahora todos ustedes los conocen y créanme que todavía no del todo.

Yo, como ucraniana, solo puedo agradecer la ayuda recibida, que nuestros bebés puedan alimentarse, que nuestros soldados, mujeres, hombres y ancianos puedan abrigarse. No se preocupen ustedes que resistirán, somos duros y valientes y tenemos fe en la victoria. Todos nuestros caídos son el precio a pagar por una Ucrania europea. Lamentablemente, esto no ocurrirá mañana, ni el mes que viene, sufriremos muchos más muertos, más heridos y más destrucción. A medida que el oso asesino vea que su éxito no llega, se enfurecerá más y más y será más despiadado. Pero no se preocupen, mantendremos la “Puerta de Europa” cerrada, cueste lo que cueste. Lo más importante para nosotros, y lo peor para ellos, es que nosotros ya nos sentimos europeos y por eso y por el futuro de nuestros hijos jamás nos pondrán de rodillas. Y si nos vencieran, creo que será su victoria más amarga.

Solo puedo agradecer la ayuda recibida, que nuestros bebés puedan alimentarse, que nuestros soldados, mujeres, hombres y ancianos puedan abrigarse

Permítanme finalizar con unos famosos versos, utilizados por los Tercios de Flandes, y que me permito adaptar a mi país: por Ucrania y el que quiera defenderla, honrado muera. Y el que traidor la abandone,no tenga quien le perdone, ni en Tierra Santa cobijo, ni una cruz en sus despojos, ni las manos de un buen hijo para cerrarle los ojos.

Gracias a todos por ayudar a mi país.

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