Opinión

Arnaldo Otegi, el salvavidas de Pedro Sánchez

Desde Moncloa se activaron todas las alarmas y se levantaron los teléfonos en un fin de semana frenético. Con los barones de los nervios y los trackings recogiendo el efecto de los asesinos en las listas

Arnaldo Otegi ha salido al rescate de Pedro Sánchez unas horas antes del cara a cara con Alberto Núñez Feijóo en el Senado. Los siete etarras condenados por delitos de sangre -de los 44 condenados que van en las listas- han anunciado la retirada de sus "candidaturas en la medida posible y a asegurar que en ningún caso tomaremos el cargo de concejal".

La decisión de EH Bildu de desactivar -perdónenme el simil- una auténtica bomba de relojería en los bajos de la campaña de Moncloa que amenazaba con hacer saltar por los aires toda la estrategia de Sánchez y de este PSOE muestra, por un lado, el grado de preocupación de los socialistas por los efectos en la campaña del 28-M de la presencia de estos asesinos en las listas.

Por otro, pone de manifiesto de una manera descarnada cuán profunda es la relación entre el PSOE y Bildu, entre Sánchez y Otegi, que éste no ha dudado en ordenar a los siete candidatos a anunciar que no tomarán sus actas con el mismo argumento que en los últimos días repiten Sánchez y sus ministras: "Resulta bastante obvio que en los últimos días se han impuesto los intereses partidistas y electoralistas que poco o nada tienen que ver con la construcción de la convivencia y la paz", dicen los asesinos en el comunicado.

La decisión de Bildu y sus siete etarras con delitos de sangre viene a dar oxígeno a Sánchez y al PSOE tras una semana en la que los barones socialistas han visto cómo la sangre de las víctimas de ETA en las listas de Bildu, el socio preferente del inquilino de la Moncloa, amenazaban con hundir un poco más las esperanzas de mantener los gobiernos autonómicos. Lambán, Page, Vara aumentaron el diapasón de sus quejas -"con los etarras, ni a la vuelta de la esquina"- de una manera inversamente proporcional a la bajada en los trackings electorales por la presencia de los etarras asesinos en las listas.

Y Otegi mandó parar: los etarras no tomarán sus actas (no se retiran de las listas, dicen, porque ya no están a tiempo), los barones podrán dar mítines en la última semana sin estar avergonzados"

Y el Gobierno, que guardó silencio y escurrió el bulto en los primeros días, recibió la orden de calificar de "indecente” y "mezquina" la presencia de los asesinos en las listas de sus socios. Y al propio Sánchez le reventaron la rueda de prensa en el párking de la Casa Blanca, hasta donde los periodistas llevaron las preguntas sobre los asesinos en vez de cantar las alabanzas por la visita a Joe Biden.

Y desde Moncloa se activaron todas las alarmas y se levantaron los teléfonos en un fin de semana frenético. Con los barones de los nervios, los trackings recogiendo el efecto de los asesinos en las listas y la presencia de los siete criminales todos los días en la agenda de la campaña, Bildu recibió el mensaje. Quid pro quo. Otegi sabe que necesita del PSE para lograr su anhelo en el País Vasco: el sorpasso al PNV y gobernar con un tripartito en el que estén los socialistas y Podemos.

Y Otegi mandó parar: los etarras no tomarán sus actas (no se retiran de las listas, dicen, porque ya no están a tiempo), los barones podrán dar mítines en la última semana sin estar avergonzados. Y Sánchez acudirá al 'cara a cara' con Feijóo con el salvavidas in extremis que le ha lanzado Otegi, su socio -pese a las mentiras descaradas de ministras como Nadia Calviño- en los Presupuestos, en la Ley de Vivienda, en la expulsión de la Guardia Civil de las carreteras de Navarra… Eso sí, otros 37 etarras condenados seguirán en las listas.

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