Desde el 2015 las elecciones se han convertido en laboratorios de experimentación continua que intentan atraer la atención de electorados cada vez más suspicaces a las técnicas publicitarias. En las próximas generales una de las novedades es la apuesta nacional de los principales partidos en la circunscripción de Barcelona, donde siempre se habían mantenido lógicas catalanas. Además, los candidatos a presidente del Gobierno, tradicionalmente, se hacían acompañar por su número 2 en la lista de Madrid, haciendo eso que se denomina “ticket” electoral. Tanto es así que en el año 2015 Pedro Sánchez sorprendió con la designación de Meritxell Batet como segunda de la lista madrileña. Cuatro años más tarde, los principales partidos políticos han enviado a sus segundas espadas nacionales a competir por la circunscripción barcelonesa con 3 magníficas candidatas y un objetivo: conquistar Barcelona.
La elección de Meritxell Batet como número uno por Barcelona era la más predecible de todas ellas, puesto que repetía como candidata tras su paso por el Gobierno. La ministra de Administraciones Públicas ha tenido un papel destacado en estos 9 meses de legislatura tras la moción de censura. Conocida por su capacidad de interlocución y conocimiento de la realidad catalana y madrileña, ha mantenido un perfil sólido y sin aspavientos en uno de los terrenos más complejos para el gobierno de Sánchez: la cuestión catalana. Certera y prudente en sus declaraciones, es uno de los perfiles más valorados del gobierno porque pocos ministros del PSC habían estado tan alineados con la doctrina ferraciana. El reto de Batet en estas elecciones no es menor, conseguir que los socialistas recuperen el trono de la primera fuerza en Cataluña para las generales que le había arrebatado Podemos en las dos pasadas convocatorias. Su campaña estará basada en el diálogo y el talante como arma de destrucción del victimismo de los independentistas, cuya base electoral creció como reacción a un gobierno central popular que clamaba que los “catalanes hacen cosas”.
El debate entre las tres será incluso más interesante que el de los candidatos a presidente, porque al fin y al cabo la novedad de la campaña está en Barcelona
La elección de Inés Arrimadas no fue tan evidente. El globo sonda apareció en la prensa como una posibilidad y en tres días se hizo el anuncio oficial. El giro en la carrera de la líder catalana fue acogido con tanta expectación como interrogantes. Tan solo un año después de apuntarse una victoria histórica para un partido no nacionalista en Cataluña, decidía dar el salto a Madrid y apoyar así a Albert Rivera en su objetivo: sorpasar al PP. Arrimadas es una candidata altamente efectiva, combina un estilo fresco y contundente con un discurso claro y llano, sin ambages. En Cataluña ha sabido imponerse a políticos más experimentados desnudando las contradicciones del procés, en un entorno dominado por el relato que ella combatía. Ciudadanos es tan consciente de su empuje electoral que no dudó en enviarla a hacer de candidata en las pasadas elecciones andaluzas en detrimento del ahora vicepresidente de la Junta. El objetivo de Arrimadas es intentar transponer el resultado de las autonómicas catalanas del 2017 en las generales del 2019. Para alcanzar esos objetivos, Ciudadanos necesitaría un resultado importante en una de las comunidades que más diputados aporta y en la única que los naranjas han sabido superar al resto de fuerzas no nacionalistas. La campaña de Arrimadas está centrada en recolocar la agenda catalana en el plano nacional, con la legitimidad de ser considerada como el máximo exponente de la lucha contra el independentismo.
El objetivo de Álvarez de Toledo quizás sea el más complejo de los tres, debido a la continua merma del apoyo electoral del PP catalán en favor de Ciudadanos
La elección de Cayetana Álvarez de Toledo ha sido la más inesperada de las tres. Todo parecía apuntar que Dolors Montserrat encabezaría una lista cuyo objetivo era no desaparecer, pero los populares no han querido dar la batalla por perdida. La vuelta de Álvarez de Toledo a las listas del PP tiene la fuerza del relato del hijo pródigo, la recuperación de las esencias y la valentía de medirse con dos líderes muy consolidadas en Cataluña. Álvarez de Toledo es una mujer con un bagaje intelectual evidente, huye de argumentarios de partido y no teme generar polémicas con afirmaciones sobre las que ha reflexionado de forma meditada. Su tono sosegado y silbante potencia un discurso personal y contundente, de forma que transmite una seguridad y valentía que contrasta con la delicadeza de su proxemia. El objetivo de Cayetana Álvarez de Toledo quizás sea el más complejo de los tres, pues la merma del apoyo electoral del PP en Cataluña en favor de Ciudadanos ha sido un continuo desde que la formación naranja agarrara la bandera antinacionalista con la fuerza de aquellos que nunca los necesitaron para gobernar. Por lo tanto, y a pesar de las continuas loas de Álvarez de Toledo hacia Arrimadas, y seguramente por ello, el objetivo es reconvertir el voto naranja, en el nuevo azul de Casado. Su campaña trata de devolver credibilidad al Partido Popular en Cataluña porque su vuelta asegura que los tiempos del marianismo contemplativo, pasaron a la historia.
Tres mujeres, tres titanas: Cayetana Palas (diosa de la sabiduría), Inés Rea (reina de los titanes) y Meritxell Astrea (diosa de la justicia) competirán por el electorado barcelonés con una marcada dimensión nacional. El duelo de titanas en forma de debates será incluso más interesante que el de los candidatos a presidente, porque al fin y al cabo, la novedad de la campaña está en Barcelona y a ellos ya los hemos visto batallar en las sesiones del Congreso.
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