“Parece que algunos lo único que quieren es hacerse cargo de un cadáver, y no les importa cargarse el proyecto si son ellos los que ofician el entierro. Es de locos”. El lamento de un excargo de Ciudadanos tras el anuncio ayer de Edmundo Bal a las puertas del Congreso de que disputará el liderazgo político a Inés Arrimadas es el mismo de muchos exmilitantes y simpatizantes que ven cómo, día a día, el proyecto naranja que no hace tanto soñó con entrar en el Gobierno y acabar con el bipartidismo abriendo las ventanas de la política española, hoy agoniza entre intereses personales que amenazan con no dejar llegar ni a la refundación de enero.
Edmundo Bal, que el 28 de agosto aseguraba tajante en una entrevista a Europa Press que “seguiré como fiel escudero de Arrimadas", consumaba lo que para algunas fuentes de Ciudadanos consultadas es una “traición” inexplicable.
Iba más allá: Bal garantizaba su apoyo total a la presidenta Arrimadas, de la que dijo que seguiría siendo su "fiel escudero, es lo que soy, efectivamente", y limitaba su papel en el partido a su trabajo como diputado en el Congreso: “Yo le prometí que iba a estar con ella y voy a cumplir mi promesa". Y zanjaba: “Si tengo alguna virtud, esta es la lealtad". Ayer, presentaba su candidatura, dilapidando en la política todo el prestigio que se había ganado como abogado del Estado…
Bal contra Arrimadas
Desde el verano, se habían acelerado a todos los niveles del partido los movimientos que tenían como objetivo evitar que Arrimadas encabezara la candidatura de Ciudadanos tras la refundación. De los 9 integrantes del Grupo de Ciudadanos en el Congreso, Arrimadas solo cuenta con Guillermo Díaz, el parlamentario malagueño que ha protagonizado algunas de las mejores intervenciones desde la tribuna contra el Gobierno de Pedro Sánchez. Díaz es ‘inesista’ sin fisuras. Además, está José María Espejo, “que está de salida”. Pero el resto es otro cantar.
Con Edmundo Bal se alinean María Muñoz, Juan Ignacio López Bas, Mari Carmen Martínez y Miguel Gutiérrez. Este último, incluso, presumió hace días en redes con una foto de todos ellos –incluyendo a Sara Giménez, que, aseguran fuentes de Cs, “no está en eso”- llamándose “Team A” y provocando encendidas reacciones –la mayoría contrarias- en la militancia. Era la antesala a la ruptura de hoy.
“Si a Inés no la echaron Puigdemont y Junqueras ni toda esa caterva separatista, ¿quién le va a echar? ¿Miguel Gutiérrez?”, asegura con sorna una fuente del partido naranja en Cataluña. Lo cierto es que las relaciones en el Grupo de Ciudadanos en el Congreso se han ido envenenando a medida que se acercan las primarias para elegir al candidato político que debe ser refrendado en la asamblea de enero.
La tensión pareció tocar techo antes de la reunión en la sede central de Ventas el último viernes de noviembre. Filtraciones de uno y otro bando amenazaban con una ruptura definitiva entre los partidarios de Arrimadas y los de Bal, a quien acusaban de ser el responsable último de que la formación hubiera acabado aprobando como ‘mal menor’ la ley chapuza de Irene Montero del ‘solo sí es sí’. La sangre parecía que no llegaba al río e incluso hubo un abrazo de Bal. “El abrazo de Judas”, dicen ahora personas cercanas a Arrimadas.
Albert Rivera, en toda esta crisis, se ha mantenido al margen, está muy fuera -dicen- y no ha tenido ningún gesto para mediar
Pero las llamas ya se habían extendido fuera del Congreso. En Europa, la situación no es muy distinta. Luis Garicano dejaba la militancia del partido y ha comenzado su acercamiento al PP. El catalán Jordi Canyas mantiene su adhesión a Inés Arrimadas y contacto diario pese a la distancia; y Adrián Vázquez ha tenido que echar el freno y descartarse tras ser impulsado por Bal y –dicen- por Francisco Igea como el “joven liderazgo” que “necesita el partido”.
Además, José Ramón Bauzá se ha quitado de en medio como “único” representante del “riverismo” en clara minoría. Por cierto,Albert Rivera, en toda esta crisis, se ha mantenido al margen, está muy fuera -dicen- y no ha tenido ningún gesto para mediar.
Y en el otro centro de poder que le queda a Ciudadanos, el Ayuntamiento de Madrid, también han prendido las llamas. Begoña Villacís –en clara sintonía con su amiga Inés Arrimadas- tenía que hacer frente al comienzo oficial de las deserciones entre sus concejales. Sofía Miranda y Ángel Niño –que lleva en conversaciones al menos desde abril con el entorno del equipo de Almeida y de ello presumen en el PP (“tenemos preparada la OPA”, decían desde hace meses)- anunciaban que dejaban los cargos orgánicos en Cs Madrid.
Desde el entorno de Villacís se filtraba que Miranda quería dejar la política –para evitar su paso al PP- y la reacción de la concejal de Juventud y Deportes fue dar una rueda de prensa para desmentirlo y, con ello, dejar claro que su intención es precisamente esa: dar el salto, como Niño, a las listas de Almeida en mayo.
Inés y Begoña son el único pegamento posible de Ciudadanos. En Cataluña van a ir a muerte con Inés gente como Canyas o Carrizosa. Y Begoña en Madrid. Bal ha abierto una guerra que no tiene sentido…”.
Las encuestas, esquivas en toda España y en casi el cien por cien de las encuestadoras, solo dan alguna posibilidad de obtener concejales en Madrid a Villacís. Incluso, podría ser decisiva aunque solo obtuviera un par de ellos. Por lo que fuentes de la actual dirección no entienden “el afán” de poner palos en las ruedas de uno de los pocos proyectos en los que Ciudadanos puede apoyarse para la refundación.
¿Puede sobrevivir Ciudadanos sin Inés Arrimadas y Begoña Villacís? ¿Y si ambas deciden dar el portazo, viendo las zancadillas que llegan desde dentro y las traiciones de quienes hace solo unas semanas se declaraban “fieles escuderos”? La vicealcaldesa tiene las puertas abiertas del PP desde hace meses por Almeida y desde hace semanas por Bendodo. Arrimadas se iría sin haberse presentado a unas generales, habiendo ganado en Cataluña y dejaría el partido “en manos de los del cero…”.
"Sin Arrimadas y Villacís no hay Cs"
“Sin Inés y sin Begoña no hay Ciudadanos”, asegura tajante una fuente de la actual dirección. Ambas siguen haciendo equipo e intentan coser heridas, por ejemplo, asistiendo juntas a la cena de Cs Madrid ignorando todo este ambiente de funeral. “Inés y Begoña –insiste la fuente- son el único pegamento posible de Ciudadanos. En Cataluña van a ir a muerte con Inés gente como Canyas o Carrizosa. Y Begoña en Madrid. Creía que la cosa era reconducible para evitar una guerra abierta que no tiene sentido…”.
Pero Bal, a quien Arrimadas hizo su mano derecha y designó candidato en Madrid para luego cosechar un cero y borrar a Ciudadanos de la Comunidad, ha dado el paso apoyado en buena parte del Grupo en el Congreso. El que presumía de ser “fiel escudero” hace solo tres meses y de tener la “lealtad como virtud”, consuma su enfrentamiento a Arrimadas. “Hay traiciones que son más que traiciones…”, se lamentan desde el entorno de la actual líder naranja. ¿Y si Arrimadas y Villacís se van...?
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