La banca española tenía a finales del pasado mes de septiembre 175.881 millones de euros en deuda pública doméstica, la misma cantidad que en 2011 cuando se detectaron los primeros síntomas de la crisis que en el verano de 2012 estuvo a punto de provocar la intervención de nuestra economía y el final de moneda única. La diferencia es que la exposición actual del sistema financiero es la mitad que entonces. Hoy, la banca tiene el 15,98% de la deuda española emitida hasta el tercer trimestre (1,1 billones de euros), en lugar del 30,6% que llegó a mantener en el año 2012.
La diferencia entre aquella fotografía y la actual es que mientras hace nueve años la banca española era prácticamente la única que compraba las emisiones del Tesoro, en la actualidad lo hace como una inversión más, destinada a complementar el margen bruto, muy limitado por la reducción del margen de intereses (el que la entidad cobra por el dinero que presta y el que paga por el dinero que custodia).
Según los últimos datos publicados por la Dirección General del Tesoro, los bancos españoles han aumentado su exposición a la deuda pública en 32.115 millones de euros, un 22,24%, hasta alcanzar los 175.881 millones citados. En 2012, las entidades financieras atesoraban 196.444 millones de euros en deuda española, cuando ésta se situaba en 841.461 millones. En 2014, el montante llegó hasta los 224.455 millones, aunque la exposición se redujo hasta el 29,17%.
Si hace casi un decenio la compra de deuda pública llegó a ser una obligación (el Ministerio de Economía llegó a confesar las durísimas conversaciones que tenía que mantener con los principales ejecutivos de los bancos nacionales para que comprasen las emisiones e intentar contener el aumento de la prima de riesgo), en la actualidad se parece más a una inversión en un activo seguro. La prima de riesgo de la deuda española está en 66 puntos básicos, cuando en el verano de 2012 desató la alarma al alcanzar los 640 puntos.
Es cierto que, en 2012, la compra de deuda fue un negocio muy lucrativo, donde los beneficios iban asociados al enorme riesgo en que se incurría: el impago. Los resultados por operaciones financieras, que junto con el margen de intereses y las comisiones conforman los ingresos de los bancos, aumentaron un 32,3% en ese ejercicio.
Hoy, el dinero que reciben los bancos del BCE para reactivar la economía es gratuito, y en algunos casos está retribuido con un 1%. El objetivo del Banco Central Europeo no es otro que mantener a raya los diferenciales de tipos y evitar que se repita la crisis de deuda soberana de 2012 y, por otro lado, financiar la recuperación de la actividad económica de los estados miembro. Según la AEB, los bancos están siendo la correa de transmisión de la política monetaria del BCE hacia la sociedad dando liquidez al Tesoro, financiando al Estado o pagando los ERTE, las pensiones a través de la compra de deuda pública.
Un elemento más en la cuenta de resultados
Pero la deuda pública es también un elemento más en la cuenta de resultados de los bancos, máxime cuando los tipos de interés están en terreno negativo en un 40% de las emisiones de los estados. Con la inflación también bajo cero (-0,8 en tasa interanual para el mes de noviembre, según el indicador adelantado del INE), la rentabilidad de la deuda aumenta, aunque se compren bonos españoles a diez años al 0,1%. Como dicen algunos analistas, “son un balón de oxígeno para la cuenta de resultados”. Además, no ponderan como activos con riesgo, por lo que no conllevan mayores exigencias de capital.
Banco Sabadell ha presumido en estos últimos días, tras romper las negociaciones con BBVA de cara a una fusión, que su cartera de deuda soberana tiene unas plusvalías latentes de 1.300 millones de euros. La entidad que preside Josep Oliu tiene una cartera de renta fija (ALCO, en la jerga bancaria) de 28.700 millones de euros, 1.700 millones más que hace un año. Alrededor de 16.000 millones corresponden a deuda pública española; 2.800 millones, a deuda italiana, y 1.900 millones, a deuda portuguesa. El rendimiento medio estimado es del 0,8%.
Bankia tiene hoy 1.472 millones más de títulos en renta fija que hace un año, y suma 23.441 millones. Bankinter suma 7.700 millones en deuda soberana, 1.000 millones más que a cierre de 2019. De esta cifra, alrededor del 53% es deuda española, con amortizaciones a partir de 2023 en el mejor de los plazos. Caixabank tiene una exposición a la deuda soberana de 39.872 millones de euros a cierre del tercer trimestre, son casi 10.000 millones más que en diciembre del pasado año. La deuda española representa el 85% de su cartera, repartiéndose el resto la deuda portuguesa y la italiana.
BBVA declara una cartera ALCO de 56.900 millones de euros (incluidos bonos de la Sareb), 5.000 millones más que hace doce meses. Alrededor de 25.200 millones corresponden a deuda en euros; 12.800, millones a deuda de EE UU; 7.900 millones a deuda de México, y 7.100 millones, a deuda turca. Y es que la deuda soberana sirve de cobertura en los países donde los grandes bancos españoles tienen más presencia. Si los tipos bajan, aumentan los precios de los bonos en cartera y, por tanto, la capacidad de generar beneficios.
El único banco que ha reducido su riesgo a la renta fija ha sido Santander. Los ha hecho en 10.000 millones de euros en lo que va de año, hasta situarla en 85.000 millones, según los datos a cierre del tercer trimestre. Ha mantenido sus posiciones en Brasil, México y EE UU y las ha reducido especialmente en España, que ha pasado del representar el 19% del total a solo el 8%, y en Reino Unido, que bajado del 16 al 11% del total.
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