El inefable Josep María Bartomeu y algunos de sus compañeros de la junta directiva del Barça han sido detenidos. Pero lo noticioso es que esto haya ocurrido por un asunto a priori menor como el Barçagate y no por cómo dejaron el club azulgrana, que atraviesa uno de sus peores momentos de las últimas décadas, desnortado en lo deportivo y casi arruinado en lo económico. En todo caso, los arrestos de este lunes simbolizan mejor que nada la pésima gestión de Barto y sus mariachis.
El Barçagate es un caso destapado hace ahora un año. La Cadena Ser publicó que una parte de la directiva contrató supuestamente a una empresa externa para menoscabar en las redes sociales el prestigio de jugadores, exjugadores y personas del entorno del club. Con la directiva dimisionaria a la cabeza, en 2017 el club contrató por un millón de euros anual a I3 Ventures por el monitoreo y la defensa reputacional en las redes sociales del presidente, la junta directiva y la marca. Siempre presuntamente, las facturas se trocearon para que no pasasen por el control público de la directiva. Pura corrupción con toques modernos de fake news.
Lo cutre de este escándalo resume a la perfección, sin necesidad de más adjetivos, cómo fue la etapa de Bartomeu como presidente del Barça: un auténtico despropósito en todos los ámbitos. Barto y los suyos llegaron al cargo y se encontraron con un exitoso triplete que no supieron gestionar. Lo primero fue dejar escapar a Neymar. Luego llegaron errores multimillonarios en los fichajes de jugadores como Dembelé, Coutinho, Arda Turan, Semedo o Griezmann. El caso del burofax de Messi fue la gota que colmó el vaso del surrealismo en lo deportivo. Y el delirio final fue la dimisión de la directiva ante la inminente moción de censura.
Todo el mundo sabe en Barcelona que Barto y compañía se buscaron demasiados enemigos poderosos. Entre otras cosas, por su ininteligible posición respecto al procés. En este asunto siempre parecía que tomaban decisiones para simular un independentismo de pega que algunos no les han perdonado. ¿Enchironados por alguna vendetta relacionada con la política? Todo es posible en este Barça y en esta Cataluña de 2021.
Sin embargo, lo peor no es que Bartomeu y sus directivos pudieran haber cometido delitos, que ahora hayan sido detenidos o que acaben entre rejas. Lo peor, sin duda, es cómo dejaron el club azulgrana, que arrastra una deuda multimillonaria que espanta al propio Messi y que pone las cosas peor que difíciles para el futuro.
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