El PP fue desalojado del poder dos veces, en 2004 cuando la economía iba bastante bien. Ocurrieron, sin embargo, los atentados del 11-M y hace cuatro años, cuando el país llevaba una larga etapa de recuperación económica, una sentencia judicial llevó a que gran parte de la oposición apoyara a Sánchez en una moción de censura. Sin embargo, el PSOE, el partido que más ha gobernado en democracia, tan sólo ha recibido un duro castigo de los votantes, cuando la mayoría ha tenido la percepción de un empeoramiento de la situación económica.
En 1993 se le acumulaban los escándalos al Gobierno de Felipe González y, sin embargo, volvió a ganar las elecciones y no fue hasta las de 1996, tras varias devaluaciones de la peseta, máximos históricos -hasta ese momento- de la tasa de paro y el miedo a que no pudiéramos entrar en el Euro, cuando pudo ganar, por muy poco, el PP de José María Aznar, que gobernó en minoría cuatro años hasta que en el 2000 consiguió la mayoría absoluta. Esa mayoría también la logró Mariano Rajoy a finales de 2011 tras unos años desastrosos para la economía española.
En general, los votantes disculpan mucho más los errores que cometen unos frente a los que cometen otros. Y no tengo claro la causa, pero es así. La vara de medir es distinta. Por ejemplo, aún hoy hay quien critica que el Gobierno de Rajoy tuviera que gastar dinero público en sanear las cajas de ahorros, cuya situación venía heredada y eran instituciones de responsabilidad pública. Sin embargo se disculpa -e incluso se aplaude en ocasiones- que este Gobierno tire de deuda pública para ayudar a Plus Ultra, Air Nostrum, Técnicas Reunidas, Celsa, Duro Felguera, Ezentis, Volotea…empresas privadas.
Al no deflactarse la inflación, la retención media por IRPF sobre las nóminas ha subido un 3,5% y sobre las pensiones, un 9%
De la actual legislatura tengo muy claro que las mentiras, ilegalidades (incluso señaladas por el Tribunal Constitucional), falta de transparencia, gasto en consejeros, abuso del antiecológico Falcon, amiguismos (como el del presidente de Correos, empresa mal gestionada donde las haya), escándalos (como el encuentro de Ábalos con la vicepresidente de Venezuela en Barajas), el exagerado sesgo del CIS, los giros en política exterior coincidentes con unos móviles espiados… y, en resumen, los múltiples errores de este gobierno, si los hubiera cometido uno de otro signo -y ya puse más ejemplos en su momento se habría producido una gran agitación social y seguro que el partido del gobierno estaría hundido en las encuestas, especialmente tras la enorme pérdida de poder adquisitivo que estamos viviendo. Además, al no deflactarse la inflación, la retención media por IRPF sobre las nóminas ha subido un 3,5% y sobre las pensiones, un 9%. En unos meses viviremos elecciones municipales, algunas autonómicas y después, las generales, para las que los sondeos apuntan que el PSOE tiene opciones de seguir siendo la fuerza más votada e incluso de mantenerse en el poder si repite los socios con los que se ha entendido esta legislatura.
Sánchez perdió las elecciones en diciembre de 2015 y en junio de 2016; tuvo que dimitir para que no hubiera unas terceras y algunos diputados del PSOE se abstuvieran para que gobernara Rajoy por segunda vez, pero no tardó en regresar
Fijándonos en la historia, para que tal cosa no suceda y el PSOE pierda con claridad en las urnas en unas generales (en autonómicas va acumulando desastres uno tras otro), una mayoría de votantes debe percibir que la situación económica es claramente mala. El presidente lo sabe. Está claro que adora el poder, aunque sus seguidores lo llaman “capacidad de resistencia” y no ambición desmedida: Sánchez perdió las elecciones en diciembre de 2015 y en junio de 2016; tuvo que dimitir para que no hubiera unas terceras y algunos diputados del PSOE se abstuvieran para que gobernara Rajoy por segunda vez, pero no tardó en regresar. Consiguió ser presidente del gobierno pactando con quien dijo que nunca pactaría y en 2019 necesitó dos elecciones, de las que sí salió vencedor, para poder gobernar, de nuevo pactando con quien decía que no iba a pactar y cediendo lo que nunca iba a ceder.
¿Cómo pretende conseguir Sánchez ganar las próximas elecciones generales? Estoy convencido que hará como Zapatero en 2008. En marzo de aquel año, cuando en el mundillo económico la mayoría de voces expertas ya advertían de lo que venía y desde la calle ya se notaban los efectos del estallido de la burbuja inmobiliaria, ZP logró convencer a una mayoría de votantes que no estábamos en una situación de crisis económica con la bobada de la desaceleración. Y gobernó casi cuatro años más.
Ataques al Banco de España
Es evidente que el truco ahora es echar la culpa a Rusia de los peores números de inflación y PIB, criticar (directamente y a través de sus medios afines) al INE y al Banco de España y, sobre todo, presumir de los datos de empleo y de un crecimiento mejor que el del resto de Europa (olvidando aposta que somos quien más atrás está respecto al nivel de PIB prepandemia). Al INE, institución prestigiosa que sigue normas internacionales reconocidas por la UE, le acusan de estar midiendo de forma exagerada el IPC, un ataque a unos funcionarios públicos que seguro no se le perdonaría a un gobierno de otro signo. Al Banco de España, otra institución alabada internacionalmente, así como a su actual gobernador, le dicen que se meta en sus cosas, como si sus “cosas” no fueran opinar, con datos por supuesto, sobre la evolución económica del país, incluso cuando eso suponga rebajar previsiones en medio de una campaña electoral autonómica.
En cuanto a los datos de empleo, ha sido un acierto cambiar los contratos temporales por los fijos discontinuos sobre todo porque una persona que acaba un contrato temporal se siente en el paro y tiene menos propensión a consumir que otra que, en la misma situación de no trabajar, está más confiada al ser fijo discontinuo. Otra consecuencia, beneficiosa publicitariamente, es que lo que antes eran parados estadísticos, ahora son ocupados. Lo cierto es que basta con ver las horas trabajadas totales para comprobar que en España no se trabaja más que antes de la pandemia aunque haya más ocupados según los datos, y seguimos teniendo las peores cifras de empleo de la OCDE y eso a pesar de un enorme crecimiento del empleo público (pagado con más deuda como casi todo lo demás) en esta legislatura.
El gobierno va a seguir gastando y desprestigiando a todo aquel que le critique buscando evitar esa sensación generalizada de crisis cuando llegue la próxima cita con las urnas. Si la prima de riesgo no se desboca este verano, lo mismo aprovecha la gran temporada turística para convocarlas este otoño (y no esperar al duro invierno, que lo será si no acaba la guerra en Ucrania) e intentar convencer, como ZP en 2008, a muchos que la situación no es tan mala como realmente es… antes de que sea peor aún.
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