Desde la integración de Bankia en Caixabank, hace un par de meses, llevaba hablándose de una posible operación entre BBVA y Sabadell. Resultaba lógico que fuera así, porque este último muestra ciertos signos de debilidad ante la pandemia que nos asola, como lo demuestra su cotización en Bolsa. Y casi su única opción era la del banco de origen bilbaíno, el único grande que no ha hecho recientemente una gran adquisición en España.
Pero había un problema: la ratio de capital no era excesivamente elevada ni en uno ni en otro. En BBVA, porque las diferencias de conversión de sus inversiones en el extranjero se han resentido bastante este año por la debilidad de las divisas correspondientes, cargándose su importe negativo contra patrimonio, debilitando así la mencionada ratio. Lo mismo que ocurre con sus minusvalías en Telefónica. Y en Sabadell, porque, a pesar de sus ventas de negocios para allegar capital, tiene un apreciable volumen de DTA´s (activos fiscales diferidos) computados en la base de capital, pero que no son recursos de la máxima calidad.
La consecuencia era que cualquier propuesta de integración hubiera requerido una ampliación de capital con aportación de dinero. Y el mercado, con unos precios de las acciones por los suelos, no estaba en un momento nada propicio para realizar esa operación de capital.
Venta del negocio de BBVA a EEUU
Pues bien, la venta por parte del BBVA de su negocio en USA resuelve automáticamente el problema, al impulsar en casi 300 puntos básicos su ratio CET 1 fully-loaded. Ahora ya no hay obstáculos, por este motivo, para llevar a cabo la operación.
Con la venta de su negocio norteamericano BBVA está en disposición de emplear los fondos obtenidos. Hay que resaltar que la inversión en USA ha resultado ser un fracaso estratégico colosal. BBVA, como otras entidades financieras europeas, no parecían tener ventajas competitivas para hacer banca en USA, por lo que destruía capital en cada ejercicio, al obtener una rentabilidad inferior a su coste. Pagó un alto precio, no por una marca consolidada sino por un “conglomerado” de entidades radicadas en diferentes Estados, fusionándolas posteriormente. Y nunca acabó de rentabilizar el negocio.
El negocio en USA, aunque era poco rentable, al menos no tenía grandes riesgos. Por lo que su desaparición acentúa todavía más el nivel de exposición del Grupo"
La entidad dice que podría devolver dinero a los accionistas mediante recompras de acciones. Pero, aparte de que por el momento el BCE no lo autoriza, no parece que ello fuera a ser de tanto importe como para absorber los casi 10.000 millones que se obtendrán de USA. Y además resultaría un tanto triste decir al mercado que el banco no encuentra dónde invertir y por eso se devuelve todo el dinero. Por ello, no le quedará otra opción que invertir bien los fondos, porque el BBVA de los próximos diez o 15 años estará bastante condicionado por cómo invierta ahora el dinero.
Ahora bien, hay que considerar que BBVA tenía un perfil de riesgo ciertamente elevado, por el alto peso de negocios en países como México, Turquía o el resto del subcontinente americano. Y la realidad es que el negocio en USA, aunque era poco rentable, al menos no tenía grandes riesgos. Por lo que su desaparición acentúa todavía más el nivel de exposición del Grupo. La consecuencia es que, por ello, no me parecería excesivamente oportuno invertir los fondos obtenidos en países emergentes, que elevarían el mencionado perfil de riesgo.
Así que debería invertir en negocios de países estables, básicamente en España o en otros países europeos. Lo segundo no es una posibilidad desdeñable y podría acabar ocurriendo al cabo de un cierto tiempo. Pero, desde luego, no parece algo que pueda hacerse a la carrera, ni probablemente sea lo más recomendable mientras la unión bancaria no haya avanzado algo más y mientras las regulaciones nacionales sigan añadiendo trabas a las inversiones.
Por lo que queda España. Donde la única entidad con cierto tamaño es el Sabadell. Y, además, quizás los supervisores bancarios estén recomendando la operación. Entre las ventajas para BBVA está que Sabadell aportaría una importante cuota en el negocio de pymes, donde obtiene unas ratios de margen de intereses y comisiones entre las más altas en el sector bancario español. También, que le impulsaría a ser co-líder nacional, con Caixabank. Y que le abre una muy importante oportunidad de reducir costes, porque la operación conllevaría una fuerte disminución del número de oficinas y empleados. Para ello contaría además con un sustancial badwill. Es decir, la diferencia entre el valor contable del Sabadell y el precio de adquisición. Brecha que, aun contando con una sustanciosa prima para los accionistas del Sabadell, podría ser incluso mayor que en el caso de Bankia.
Alta probabilidad
Como inconvenientes está claramente el efecto de la pandemia sobre la tasa de mora del Sabadell, especialmente en segmentos como el de pequeñas y medianas empresas, tradicional de la entidad, y en el sector del turismo, donde se había hecho fuerte tras algunas adquisiciones.
Pero mi opinión es que la probabilidad de que la operación se acabe realizando es relativamente elevada. Así, habremos visto así cómo, en unas pocas semanas, de las 12 entidades españolas supervisadas por el BCE, la mitad de ellas habrá entrado en operaciones avanzadas de integración. Un récord.
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