Ione Belarra se acaba de colgar la medalla de ser la gran ministra que ha lanzado la ley de familias, que si bien avanza en aspectos importantes del cuidado de nuestros hijos para nada ahonda en aquellos aspectos cruciales de la cuestión. De hecho, vulnera los aspectos del cuidado de los bebés en aras de colgarse la medalla de ministra en lugar de la de madre. No entro a juzgar su modelo maternal, cada uno es libre si quiere dejar a su bebé llorando en la cuna hasta que se duerma o decide no dejar que llore y acompañarlo hasta que cese el llanto. Parece que cuanto menos estemos con nuestros bebés y más nos dediquemos a producir, pues mejor y en esto también está contribuyendo la ministra Belarra.
Ojalá todas las mujeres de este país gozaran de los privilegios –en tiempo y dinero- de los que puede disfrutar ella o las funcionarias, pero no es así. A una parte muy reducida de la población, como son los funcionarios, esta ley ni les beneficia ni les afecta porque ya gozan de privilegios para el cuidado de los suyos. El resto de la gente se va a quedar prácticamente igual. Está muy bien que esos 100 euros que se entregaban a las madres trabajadoras hasta que la criatura cumple tres años se amplíe y se conceda también a las que no trabajan. De hecho, es más justo que se dé a las segundas que a las primeras. Pero el que debería ser el gran debate no se aborda y es el de equilibrar la crianza con la productividad, el seguir siendo competentes económicamente sin que la mujer deba renunciar –la mujer o el hombre, pero en la sociedad actual sigue siendo la mujer- a amamantar a su bebé o ir a trabajar, a quedarse en casa sin sueldo para poder criar o arriesgarse a perder el trabajo por hacerlo.
No es de recibo que la ministra, que está defendiendo la crianza, se salte a la torera su permiso maternal –aunque sea legal- y encima tenga la desfachatez de acusar de machismo a un periodista que le pregunta por ello. Si hubiese hecho una conexión desde su casa mediante el plasma y con su bebé en brazos quizás hubiese camuflado algo la hipocresía política de este debate que no debe estar centrado solo en derechos sociales sino en términos económicos.
Dejar a un bebé de cuatro meses en manos de extraños –de una guardería- se hace por obligación, porque nos han vendido la moto de lo positivo que es que la madre se inserte en el mundo laboral
Machismo es ir a una entrevista de trabajo y que pregunten a la mujer cómo se organiza con sus hijos o si quiere ser madre y eso sigue pasando cosa que a un hombre jamás le preguntarían, y ya para más rabia no sólo lo preguntan los empresarios, sino que también lo hacen las empresarias, me consta. La ley sigue manteniendo las mismas semanas de permiso para cuidar de tu recién nacido, dejar a un bebé de cuatro meses en manos de extraños –de una guardería- se hace por obligación, porque nos han vendido la moto de lo positivo que es que la madre se inserte en el mundo laboral cuanto antes además de todos aquellos aspectos beneficiosos para que el bebé aprenda a socializar. Falacia. Aquí es donde se vulneran los derechos del recién nacidos de estar pegado a sus progenitores el máximo de tiempo posible. Otra cosa es que, dado que económicamente no nos lo podemos permitir, seguimos contribuyendo a justificar lo injustificable. Un bebé no estará mejor –salvo en casos contados que ya llevan otros cauces por parte de la administración- en los brazos de un extraño –por muy cualificado que esté- que, en los brazos de sus padres, sus abuelos o sus familiares.
Ione Belarra lo que hace es insertarse en el mundo laboral a las primeras de cambio para colgarse la medalla de la ley, pese a que no lo necesita, y hace lo mismo que en su día hizo la portavoz del PP Soraya Sáez de Santamaria, esto es, no agotar los plazos de la baja maternal. Y me parece perfecto si así lo quieren ambas, pero al resto de la población se les tiene que facilitar la posibilidad de decidir y de poder estar con sus bebés más allá de los cuatro meses si así lo consideran oportuno o necesario. Dejen la hipocresía, esta ley de Belarra cierto es que trae aspectos positivos, pero para nada aborda el gran debate de la conciliación laboral y familiar. Cuanto más cuidemos la infancia mejor sociedad tendremos, por ahora ni los de izquierdas más de izquierdas parecen darse cuenta a juzgar por dejar igual los permisos parentales.
Dar ejemplo
Quizás deberíamos fijarnos en países en los que se puede criar en casa a los hijos durante el primer año sin perder el trabajo y sin que el empresariado, o autónomo, sufra. Lo demás sólo va de colgarse medallas sin mucho sentido. Hubiese preferido ver a la Belarra madre que no a la Belarra ministra. Como madre hubiese dado una mejor lección que como ministra ofreciendo nuevamente un modelo caduco e irreal como es el que la mujer puede con todo, puede criar, puede ser gran profesional, resultar y aparecer espléndida bien vestida y maquillada y encima con una amplia sonrisa. La ministra superwoman.
No señores, la realidad de la mujer o del padre que cría a sus bebés es la de las ojeras hasta los pies a no ser que tengan la gran suerte que sus hijos duerman, la casa hecha poco arreglada a no ser que tengas a una persona que la atienda la ordene y la limpie. Y que haga esto la ministra Belarra es de traca. Las mujeres que pueden como ella son las que deben servir de ejemplo para mejorar esta sociedad que tiene muchas deudas pendientes tanto con los bebés como con los ancianos. Por lo menos que cada uno tenga la posibilidad de elegir.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación