Opinión

Los beneficios bancarios y la demagogia

Hace unos días se han publicado los resultados bancarios del ejercicio 2023 y como ya es habitual hemos tenido que asistir a declaraciones que los tachaban de escandalosos e intolerables por parte de algunos políticos, sindicalistas y periodistas, haciend

Hace unos días se han publicado los resultados bancarios del ejercicio 2023 y como ya es habitual hemos tenido que asistir a declaraciones que los tachaban de escandalosos e intolerables por parte de algunos políticos, sindicalistas y periodistas, haciendo gala a menudo de escasos conocimientos, bastante demagogia y populismo.

Es la consecuencia de que el foco y los titulares sólo hagan referencia a las cifras absolutas y ahí acabe el análisis que, en realidad, no parece interesarles. Ponerlas en relación con el volumen de negocio que las genera o el capital necesario para conseguirlas “no vende”. También hay quien atiende a la tasa de incremento del beneficio sobre el año anterior, lo que tampoco informa demasiado porque depende de si se crece sobre una cifra normal o reducida. En fin, no han faltado quienes han aprovechado para justificar con ello el gravamen especial a la banca.

Aunque existieran beneficios supuestamente extraordinarios, no estaría justificado ningún tipo de impuesto adicional, porque ya está el impuesto de Sociedades para gravarlos

Por ejemplo, el ministro de Economía ha dicho que “hay algo que se puso en duda cuando se puso el gravamen, pero que ahora ya nadie cuestiona. Y es que hicimos bien en ponerlo y ha sido un acierto”.  Resulta asombrosa esta declaración ya que parece incluso negar la capacidad de disentir a los demás con eso de que “nadie cuestiona”, cuando lo seguimos cuestionando de igual manera: se ha “vendido” como un impuesto sobre beneficios extraordinarios cuando recae sobre ingresos ordinarios.

Su recaudación en 2023, entre las seis entidades cotizadas en Bolsa, ha sido de 1.110 millones, lo que supone cerca del 10% del beneficio obtenido en España. Que se añade al impuesto de sociedades abonado por las entidades, que son otros 5.126 millones en España (11.645 millones en datos consolidados), con un tipo impositivo que, como es conocido, es del 30% en banca, más elevado que en otros sectores. Pues bien, aunque existieran beneficios supuestamente extraordinarios, no estaría justificado ningún tipo de impuesto adicional, porque ya está el impuesto de Sociedades para gravarlos. Además, el BCE ya ha dejado claro que es mucho mejor que los bancos utilicen parte de los resultados récord en sus colchones de capital, en lugar de ponerles impuestos absurdos. Pero es que además no existen esos beneficios extraordinarios.

Beneficios extraordinarios

Desde el Gobierno dicen que la subida de tipos genera beneficios extraordinarios, aunque lo atípico era la situación anterior de tipos bajos o negativos. Si entendemos por beneficio extraordinario algo que excede lo ordinario, está claro que tendría que implicar una rentabilidad superior o muy superior al coste de capital, siendo éste el mínimo exigido por los inversores. Eso implicaría que el mercado estaría dispuesto a pagar por esas acciones bancarias más que su valor en los libros contables, precisamente por esa super-rentabilidad que podrían conseguir. Por el contrario, si no se llegase a alcanzar una rentabilidad como el coste de capital, el mercado no estaría dispuesto a pagar ni siquiera un importe igual al Patrimonio Neto contable de la entidad.

Pues bien, de los seis bancos cotizados en España, resulta que hay uno que vale incluso menos de la mitad de su Patrimonio neto; otro que vale poco más de la mitad; uno que vale una cuarta parte menos; otro que vale un 5/10% menos. Y solo dos que valen su valor contable o lo rebasan por poco. La conclusión solo puede ser que la mayoría no gana ni siquiera el mínimo exigido por el mercado. Y que los dos que lo hacen, lo logran solo a duras penas y sin rentabilidad extraordinaria apreciable. Así que es falso lo que dicen.

Necesitan dinero para financiar sus políticas de gasto (que no de inversión productiva) y los bancos son un buen objetivo a ordeñar

Pues bien, si esto es así, ¿por qué desde el Gobierno, dicen que ganan tanto? Por dos razones: porque presentar a los bancos como villanos de la trama genera rentabilidad electoral. Y porque necesitan dinero para financiar sus políticas de gasto (que no de inversión productiva) y los bancos son un buen objetivo a ordeñar.

También hay quien no sólo dice que la banca gana mucho, sino que echa la culpa al BCE. Se ha llegado a escribir la insensatez de que “más de la mitad de los beneficios de la banca en España se explica por la facilidad de depósito (el dinero que depositan voluntariamente los bancos en el BCE)”.

Se apoyan en estimaciones (en parte burdas o erróneas) de los ingresos de ese depósito y lo dividen por el beneficio neto olvidando que:

- Si el BCE no pagara por este instrumento de su política monetaria, esos fondos se invertirían en activos alternativos, por ejemplo, deuda de los Estados a corto o a medio igualmente libre de riesgo, por lo que no habría lucro cesante. Un activo libre tiene que rendir.

- Un activo se tiene que financiar y, por tanto, asignarle un coste financiero. No se puede considerar solo el ingreso bruto sino también el coste financiero marginal (en parte crédito del propio BCE), y calcular el margen que quedaría.

- Además, ese margen obtenido paga el impuesto de Sociedades. (y el gravamen especial antes citado), por lo que se vería muy minorado.

Por tanto, y ya antes de entrar en detalles más técnicos, toda su argumentación carece de sentido.

Hay una corriente de opinión que quiere mejorar los resultados de los bancos centrales transfiriendo el coste de sus errores a los bancos privados

En realidad, creo que detrás de todo esto subyace que el BCE se equivocó. Primero inundó el mercado con liquidez en demasía y compró demasiada deuda.  Luego, tardó demasiado en subir los tipos. Más adelante, lo hizo con excesiva rapidez e intensidad. Y quizás ahora no quiera retirar liquidez vendiendo rápidamente la deuda por el posible impacto en las primas de riesgo de países periféricos (y por la materialización de pérdidas que supondría para el BCE).  Por ello, hay una corriente de opinión que quiere mejorar los resultados de los bancos centrales transfiriendo el coste de sus errores a los bancos privados. Hay quien habla incluso de subir el coeficiente de caja del 1 al 2, 3 y hasta al 10%. Una medida arcaica, de otra época y con consecuencias...

Conclusión

En fin, España es el paraíso de la demagogia en materia bancaria. La practican desde el gobierno, por su propio interés electoral y hacendístico. La llevan a cabo también algunos políticos populistas, en este caso, por su ignorancia. Y el colmo es que nos encontremos también algunos economistas que, con el objetivo de advertir sobre el coste de la política monetaria, utilicen argumentos absurdos por razones técnicas y de cálculo.

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