No tienen razón los agricultores franceses cuando atacan brutalmente a los camiones españoles y acusan a nuestros agricultores de competencia desleal, porque no es verdad. El agro español cumple a rajatabla con la exigente normativa de la UE, igual que ellos.
Yerra el recién nombrado primer ministro galo, Gabriel Attal, cuando dice que va a plantar cara a todo lo procedente de España, es puro postureo político, evidencia de que acaba de llegar y tiene que hacer méritos. Debería haber hablado con su ministro de Agricultura antes de lanzarse a hacer esas acusaciones que no son ciertas y no arengar con sus declaraciones a que esos ataques a nuestros camiones continúen.
Existe, desde luego, esa competencia desleal de la que hablan, pero no por parte de los agricultores españoles, ni portugueses ni italianos, sino por parte de las importaciones de terceros países al amparo de los tratados que la Comisión Europea, una y otra vez promueve, con la agricultura como moneda de cambio, trayendo la ruina al agro europeo. Esos acuerdos que permiten la entrada de productos que ni de lejos cumplen con la estricta normativa europea en materia de calidad, sanidad, fitosanitarios, etc..., que, si están obligados a cumplir los productos europeos para conseguir la excelencia que tenemos en la cadena alimentaria, la mejor que existe sin género de duda. Esos acuerdos que benefician a otras industrias, pero no al sector primario, de ahí que éste se vea cada vez más diezmado porque los productores "tiran la toalla" al no ser rentables sus explotaciones.
El ejemplo del limón valenciano
Y como ejemplo basta con atender a la cantidad ingente de limones que en esta cosecha se están quedando sin recoger, alrededor de 100.000 toneladas, en la Comunidad Valenciana, porque no les trae cuenta a los agricultores, les pagan un precio irrisorio que no cubre ni siquiera los costes fijos, llegando a unas pérdidas superiores a los 26 millones de €. Por eso es una total incongruencia que España importe limones extracomunitarios que no hace sino presionar aún más a la baja a los productores españoles. Este escenario no es nuevo, lo llevan denunciando nuestros agricultores mucho tiempo y ¿por qué ahora es de actualidad?
Ahora se han puesto “en pie de guerra" también los agricultores alemanes, enfrentándose a su gobierno, colapsando el país con sus tractores y abriendo los telediarios. Los franceses, indignados hasta la exasperación, también han conseguido ser noticia y han puesto sitio a Paris con sus tractores, pero han empezado por donde no deberían haberlo hecho. Han atacado, para empezar a quienes, como ellos, son víctimas de esos acuerdos con terceros países y de una perversa PAC, que incluye ese error mayúsculo que es el Pacto verde y sus estrategias de la Granja a la Mesa y Biodiversidad, que son los causantes de que el sector primario europeo vaya por un camino de no retorno.
O nuestros agricultores "se ponen las pilas" y se unen para luchar por salvar lo que es suyo -algo que padece que empiezan ha hacer ya- o esta batalla la perderemos todos, ellos y nosotros.
Movilizaciones y protestas
Y a todo esto, ¿qué hace la Comisión Europea ante estos ataques? Nada, que sepamos. Y el Gobierno español y su ministro de Agricultura, ¿están quejándose al menos al gobierno francés? Pues lo que dicen desde es que están en contacto permanente con las autoridades francesas. ¿En contacto?, ¿ni una sola protesta diplomática? Tan sólo se escuchan balbuceos inconexos de Planas, que aparee en las teles con cara de susto y con ganas de que pase el lío cuanto antes. Eso sí, ahora ha convocado a representantes de los sindicatos del sector para mantener un encuentro este viernes, tras tener noticia de que también por aquí se han convocado protestas, manifestaciones y demás movilizaciones de la gente del tractor. Una reacción tardía, que posiblemente se quede en un blablablá. Veremos.
Ante este panorama, o nuestros agricultores "se ponen las pilas" y se unen para luchar por salvar lo que es suyo -algo que padece que empiezan a hacer ya- o esta batalla la perderemos todos, ellos y nosotros. Los agricultores alemanes lo tienen claro y así reza una de sus pancartas: "No farmers, no food, no future'
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