La portavoz del Gobierno se dedicó en su rueda de prensa, tras el Consejo de Ministros del martes, no sólo a indicarle a Casado el camino a seguir para abrazar el pacto sino cómo hacerlo: “No se trata de solo acudir a esta cita, sino de hacerlo con intención de arrimar el hombro”. Por lo tanto, lo de menos es aceptar, lo que cuenta es el enredo anterior, precisamente en el que estamos, que permite ganar tiempo y dejar fuera del foco lo importante, es decir, el drama de los miles de muertos y la emergente crisis económica y social.
El recado de Montero es muy sencillo; mucho ojo con salirse del carril porque si el presidente del PP se atreve a decir "no", le esperan los reproches de guardia que en forma de agresión verbal soltó como anticipo la portavoz socialista en el Congreso, Adriana Lastra, el Jueves Santo en el Congreso. Hay cosas que a Casado no le van a faltar aunque apoye el estado de alarma hasta la pérdida del conocimiento. Una está en la primera página del manual desde que apareció Vox.
El presidente del PP no debe hacerse el machote para sacar más pecho que Abascal. Si el PP acierta en el fondo se le reprocharán siempre las formas señalando al espejo de Vox, y si es al revés, mucho mejor para el relato oficial porque ni siquiera se les distingue. Vox es una coartada perfecta ya que prefieren la oposición mediática a la institucional, batallan como otros populismos en las redes sociales donde hay acción directa, nutren el espectáculo de la televisión con la bronca y ejercen la superioridad moral de un sector nada liberal y muy añejo de la derecha desde el extremo.
“Aznar puede tener las expectativas que quiera sobre el Gobierno de España, la ruptura entre el PSOE y Podemos no va a suceder”
Volvamos a la portavoz Montero y a su clase magistral sobre cómo presentarse a un pacto con Sánchez e Iglesias. El Gobierno tiene activada la identificación de un enemigo por si el PP le sale respondón y no le da el abrazo sumiso, a la búlgara, y sin condiciones que el Gobierno demanda: “Aznar puede tener las expectativas que quiera sobre el Gobierno de España, la ruptura entre el PSOE y Podemos no va a suceder”. ¿Está el enemigo? Que se ponga Aznar, el auténtico, el único e irrepetible, el habitual que desde el hundimiento del Prestige capitaneado por un capitán griego en 2002 está presente en todos los acontecimientos nacionales.
Si Casado no pacta con Sánchez será porque Aznar, a través de la fundación FAES, afirma que el Gobierno es “fallido” y que con Podemos no se puede ir ni a la esquina. El ex presidente Felipe González no anda demasiado lejos de estas serias advertencias sobre el intento de Podemos de aprovechar la crisis para echar abajo la Constitución. Todo se andará, y ya veremos si alguien se atreve a colocar a González como enemigo y sobre todo a decirlo públicamente. En privado, ya se sabe, lo que piensan en el Gobierno de algunos de los mayores del PSOE.
Casado cometió errores en las elecciones de hace un año. Algunos rebotes y resultados dispares le permitieron seguir en las municipales y autonómicas para acabar en noviembre con una mejora que le permitió soportar la andanada más fuerte de Vox. Ahora tiene la obligación de ejercer como líder de un partido que tiene poder en autonomías y municipios pero que sobre todo ha estado en el Gobierno de España durante cuatro legislaturas.
Sabe que haga lo que haga será siempre el enemigo con el que entretener al personal y ganar tiempo hasta que Tezanos toque el timbre para convocar otras elecciones generales
Le insultan aunque no hable porque el PP, le guste o no a la izquierda, y de paso a Vox, ha sobrevivido como única fuerza que puede articular una alternativa al actual Gobierno, que tendrá que ser sustituido cuando le toque. Aunque ya veremos, el vicepresidente Iglesias tiene escrito desde hace unos cuantos años que una situación de emergencia es la apropiada para que la izquierda se quede con el poder. La crisis sanitaria es un drama mientras la económica avanza solapándose cada día que pasa. A Casado le ha tocado el peor papel. No tiene personalmente un poder institucional y viene de los dos peores resultados del PP en unas elecciones generales. Además, con Iglesias dentro del Gobierno el “no es no” de Sánchez se hace piel.
A sabiendas de todo esto, España necesita salir de ésta con una esperanza. Si Casado tiene que decir "no" a Sánchez que sea cuando haya agotado todos los intentos sin perder la moderación, ni en fondo ni en la forma. Mientras tanto sabe que haga lo que haga será siempre el enemigo con el que entretener al personal y ganar tiempo hasta que Tezanos toque el timbre para convocar otras elecciones generales que, a la vista del resultado del ultimo CIS, nos serán comunicadas por una fuente oficial, parte o NO-DO, dado que una mayoría de españoles, respondiendo a Tezanos, quiere suprimir la libertad de información. El CIS nos acaba de anunciar el “vivan las caenas” del siglo XXI.
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