Opinión

Cacerías impresentables

Aquí nadie es culpable, ni siquiera Shine Iberia, la productora de MasterChef, que difundió el miércoles un comunicado sin el menor atisbo de autocrítica sobre la participación de Verónica Forqué

  • Risto Mejide

Aquí nadie es culpable, ni siquiera Shine Iberia, la productora de MasterChef, que difundió el miércoles un comunicado sin el menor atisbo de autocrítica sobre la participación de Verónica Forqué en el concurso. Todavía hay quien se niega a ver la relación entre la emisión del programa y el empeoramiento de la depresión de la actriz. Es difícil saber si leyó los comentarios que le dedicaron en las redes sociales. Si lo hizo, pudo recopilar unos cuantos adjetivos peyorativos y frases hirientes sobre su estado mental.

Es sencillo diferenciar a los cobardes del resto de los mortales, pues se achican ante los peces gordos y vuelcan su ira y su frustración en los que están debilitados. Y hay más cobardes que valientes. Risto Mejide es de los primeros. Antes de que florecieran Twitter y Facebook, se dedicaba a vomitar bilis sobre muchachos que querían ser cantantes. Alguno era todavía adolescente y había acudido a Operación Triunfo con su ilusión guardada en una maleta de cartón, pero Mejide lo atacó sin piedad porque vio la oportunidad de engordar su cuenta corriente. Ahí inició su fama de canallita irreverente. Debe provocar una honda satisfacción el despotricar contra chavales inseguros desde el palco del circo romano de Mediaset.

Esa actitud es hoy habitual. De hecho, se ha convertido en el pan nuestro de cada día. Las redes sociales se utilizan para ajusticiar a los enemigos y, tarde o temprano, cualquiera puede ser víctima de la turba. Hay algo en la condición humana que impulsa a los individuos a agruparse para linchar a los más endebles. Meterse con Verónica Forqué por su actitud en MasterChef equivalía a calcinar a una hormiga con una lupa al sol. En Shine Iberia lo sabían. La productora también era consciente de que ese tipo de concursantes, polémicos o inestables, mejoran la audiencia del programa, pues avivan la polémica y eso siempre vende, pues el circo le gusta a la mayoría cobarde. Por eso, su comunicado es hipócrita. También los lamentos de quienes la emprendieron contra ella a través de diferentes plataformas públicas.

Abejas asesinas

Es curioso porque se estrenó hace unos años una serie distópica -todavía en emisión- que se llama Black Mirror y que describía algunos infiernos a los que nos conduciría la tecnología en un futuro. Ese futuro ya ha llegado.

Uno de sus capítulos se titulaba Hated in the nation y versaba sobre una detective que investigaba la muerte de algunos personajes famosos que previamente habían sido insultados en las redes sociales. Las asesinas eran unas abejas robóticas que estaban programadas para aniquilar a quienes habían sido señalados.

Los himenópteros son empleados actualmente los partidos políticos en las redes sociales, que cuentan con ejércitos de 'bots' para generar temas de conversación e impartir justicia con los enemigos. El propio Josep María Bartomeu, expresidente del Barça, fue procesado por una razón similar. ¿Y los medios? Los medios se encuentran en el epicentro del problema, pues no sólo se hacen eco de los linchamientos, sino que los provocan.

Mientras Google y Facebook les arrebatan su negocio e hipotecan su libertad de información, las empresas periodísticas se dedican a airear los “incendios” que se producen en las plataformas sociales de internet. Son empresas patéticas que hace mucho tiempo que perdieron el norte.

Víctimas innecesarias

Antes de que las redes sociales señalaran a Verónica Forqué por su actitud en MasterChef lo hicieron con Antonio David Flores, pues Telecinco decidió ganar dinero a partir de la explotación de un conflicto emocional. El exmarido de Rociíto no se suicidó, pero conviene ponerse en su lugar.

Y un buen día, domingo, mientras sus hijas preparaban la mochila para las clases del día siguiente, se le atragantaría la cena mientras observaba las 'lágrimas acusadoras' de la mujer de la que se divorció hace varios años. Quizás vio el programa junto a su esposa. Y quizás su teléfono móvil echaba humo mientras recibía mensajes de amigos, periodistas y curiosos mientras en las redes sociales le llamaban de todo. ¿Y qué opinaría Dolores Vázquez, unos años atrás, de su injusto juicio popular? ¿Y tantos y tantos otros a quienes los medios ofrecimos al vulgo, como carnaza, sin respetar su presunción de inocencia?

Una persona se ha suicidado después de ser expuesta como carne fresca ante una audiencia millonaria. El espectáculo continúa y mañana quien ejerce de cazador puede ser ajusticiado. Siempre que el poder se concentra o teme perder fuerza, se avivan las cazas de brujas. Mañana la víctima podría ser usted. Nunca falta carne en este muladar en el que se alimentan tantos buitres.

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