La derrota de Nadia Calviño en el Eurogrupo es una mala noticia para España, porque disminuye nuestra influencia exterior, en particular en Europa, y a nadie se le escapa que esa debilidad, importante en cualquier momento, es trascendental en el complejo y duro periodo de reconstrucción que vamos a abordar. Además de eso, y no menos importante, es una mala noticia porque debilita al sector más moderado y más razonable del Gobierno.
Es, también, una mala noticia para Europa, porque con Paschal Donohoe, ministro de Finanzas de Irlanda, en la presidencia del Eurogrupo, podemos suponer que la fragmentación fiscal y las facilidades a las empresas tecnológicas para hacer trampas fiscales van a seguir siendo la norma en la UE.
Pero, con esta derrota, en la que entran también otras variables de la dialéctica en la UE que siempre hay que conocer, queda al descubierto de una manera reiterada la debilidad del Gobierno de Pedro Sánchez.
Ya perdió cuando el presidente se arrogó un papel protagonista de negociador socialista de la nueva Comisión Europea y del nuevo reparto de fuerzas en Europa, y sólo consiguió para los socialistas medio mandato en la Presidencia del Parlamento Europeo (en año y medio, ningún socialista presidirá instituciones europeas); Merkel colocó a la presidenta de la Comisión, y Macron y los liberales colocamos a la presidenta del Banco Central Europeo y al presidente del Consejo Europeo.
Escaso peso en Europa
Su debilidad se demostró de nuevo con la pérdida de la dirección general del Fondo Monetario Internacional el año pasado; y ahora, con el doble fracaso en la Organización Mundial de Comercio y en el Eurogrupo.
La posición global y europea de Sánchez es tan débil como lo es en España, y en buena medida esta debilidad viene determinada porque se apoya en fuerzas políticas que no tienen ningún peso en Europa, en fuerzas políticas que no entran en ningún reparto de poder.
Por otro lado, no vale de nada darse golpes de pecho, igual que no vale de nada sustituir los análisis de lo ocurrido por malas excusas y argumentos disparatados o pintorescos sobre traiciones: la realidad es que, en política, a veces se pierde y a veces se gana. Lo importante ahora para España y para Europa es que la cumbre de la semana que viene, la reunión del Consejo Europeo para aprobar el Plan de Reconstrucción, sea un éxito.
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