Hace años, muchos años, tuve la oportunidad de participar en unas reuniones del Plan Galicia contra la droga, en La Coruña. En un almuerzo de trabajo, el director general de Aduanas pidió a un camarero que le trajera una cajetilla de tabaco. Rápido volvió éste mostrando orgulloso el sello del paquete: era de contrabando. El director general, lógicamente, protestó y el camarero se fue a buscar uno español, de Tabacalera. Tardó bastante, porque no lo encontraba. Qué fácil fue entonces pasar del tabaco a la cocaína (leer o ver 'Fariña' no es delito, y lo refleja bastante bien). El truco fue tan eficaz como sencillo: los contrabandistas/narcos inundaron de dinero zonas deprimidas de la geografía gallega, lo que provocó cierta condescendencia social. De hecho, el mayor punto de venta de coches de la marca Mercedes en toda España estaba allí, pegadito a la ría. Cuando el tabaco se convirtió en cocaína, llegó más dinero, pero también más ruina. Que se lo digan a las madres de ‘Erguete’, que aún hoy siguen purgando aquellos parches de bonanza económica.
Impresiona lo que está pasando en la comarca del Campo de Gibraltar. Punto de entrada de tabaco, poco costó llenar las lanchas rápidas de fardos de hachís. Y el truco, el mismo: riego por aspersión de billetes de 500 euros en zonas deprimidas. Esta semana se ha producido en La Línea un hecho llamativo: unas doscientas personas han impedido a la Policía detener a un narco que llevaba en su coche media tonelada de hachís. Qué barbaridad. Dicen los que saben (se lo he escuchado a una policía en la radio) que un simple vigilante, un “aguador”, que da el aviso si ve acercarse a una patrulla, gana al día 1.000 euros. Sí, mil; sí, al día.
Se equivocan pensando que el problema que genera la droga es para otros. Eso creían en Galicia al principio, y acabaron enterrando a demasiados hijos"
También consiguieron dotar de un toque romántico y hasta heroico a los jóvenes que cabalgaban sobre las lanchas rápidas dedicando peinetas a los agentes de la Guardia Civil, que en este caso van sobre el caballo del malo, que es siempre el que menos corre. Si será así que hasta buscaron al actor más guapo para que hiciera de ‘Niño’ traficante y cosechara las simpatías del público, nosotros, que sin darnos cuenta en esa película nos pusimos del lado del delincuente.
En el Campo de Gibraltar el narcotráfico se ha convertido en una actividad socialmente tolerada. Al menos es lo que parece por los últimos acontecimientos. Se equivocan pensando que el problema que genera la droga es para otros, porque eso creían en Galicia al principio y han enterrado a demasiados hijos. Algunos se hicieron muy ricos, pero sobre el drama de muchos de sus vecinos. Por más que se sientan blindados en esa parte de Cádiz, la historia tiende a repetirse y para cuando se quieran dar cuenta, serán prisioneros de la droga, y no solo económicamente.
¿Y las autoridades? Silbando, como los galos de Astérix. Cuesta completar las plantillas policiales porque es un destino poco apetecido, y la lucha pública contra la marginación de una zona deprimida es perfectamente descriptible y siempre va muy por detrás del problema. Una de las explicaciones que he escuchado del asunto de los ERE es que hubo que hacerlo porque en puntos de Andalucía era ya insoportable el nivel de paro. Sin que sirva necesariamente de ejemplo, en el Campo de Gibraltar tienen un problema gordo y urgen soluciones. Si no, habrá que promocionar el uso del gallego, empezando por la palabra ‘Erguete’.
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