- Desde este lunes Sálvame tiene un formato diferente. Una cosa tremenda.
- Sí, amiga, y además han fulminado a sus dos directores, que ahora serán recolocados, uno como colaborador y otro en el Deluxe.
- ¿Es una revolución o qué está pasando?
- Nada. Este cambio es solo un síntoma más de su imparable declive. No hay nada que hacer. Pasó su tiempo, que por cierto fue demasiado tiempo, una eternidad, te diría, pero ya pasó. Es así de simple. Cambia la vida, y mira si nos ha cambiado en dos años, y con ello cambian las formas de ver la tele, los gustos, las apetencias del respetable. Es así de sencillo, repito. Y Sálvame, aunque tenga aún mucha audiencia, ya es un zombi al que solo le falta el rejonazo final.
- No estoy de acuerdo. Aún puede resistir.
- No sabía que creías en milagros.
- Déjate de guasas.
- Guasas aparte, hay muchos motivos para explicarlo. Para empezar, la cosa viene de lejos, de muy lejos. El primer síntoma, ya hace bastante, fue aquello de empezar a crear nuevas secciones, innovando donde no era posible, convirtiendo a los propios colaboradores en los protagonistas absolutos del propio programa... Era estirar el chicle hasta el absurdo. Era buscar donde no había nada. Todo eso eran errores porque el producto, guste o no, es el producto de siempre, y cambiarle el envoltorio era una simple estratagema que no colaba. Sálvame tiene que ser Sálvame para funcionar. Y si es otra cosa, no gusta. En parte, llevan ya años traicionando su propia esencia.
- Mira, en eso estoy de acuerdo. Llego un momento, hará cosa de año y medio, que empezaban a hacer cosas cada vez más surrealistas, más llamativas, más fuera de lugar para llamar la atención. Parecía que estaban a la desesperada.
- Quizás se cansaron de sí mismos, de hacer lo de siempre durante tanto tiempo. Un formato así tiene que quemarse tarde o temprano, por mucho que haya triunfado, porque el público también se acaba cansando, como ya te he dicho. Tampoco ayudaban, por otro lado, las continuas ausencias de Jorge Javier Vázquez, porque él, te guste o te disguste, era el alma del programa. Habrá cometido infinidad de errores, pero es que él era el propio programa.
- Eso es. ¿Pero en serio crees que no hay arreglo? ¿Realmente me voy a quedar sin Sálvame?
- Adivino no soy, querida, pero desde que un culebrón turco como Tierra amarga logró lo que parecía imposible...
- ¿Te refieres a ganarle en share?
- Claro.
- Pensé que eso era flor de un día.
- De eso nada. Es que ahora ya le gana cada día en audiencia… Mala pinta. E insisto: este cambio de ahora no creo que funcione. Así que tu programa está en las últimas. Ya te he dicho que son muchos motivos. La marca está quemada. Los personajes están achicharrados. Los temas de los que hablan son cenizas. Los realities que aportaban tanto contenido ya no interesan ni la mitad. Los programas de corazón en general están fallando desde la pandemia... Lo de Sálvame es solo cuestión de tiempo.
- Al final, lo que son las cosas, Antonio Canales tenía razón.
- Cierto. No lo recordaba, pero ahora me has dado la idea para el titular. Creo que les dijo a la cara que "os vais a pique". Aunque lo dijera por otra cosa, aunque los motivos que él citaba fueran acertados o no, el caso es que vaya razón que tenía el tío… El barco que parecía imposible de hundir ya está naufragando. Y ahí, en ese deterioro progresivo, creo que hay que enmarcar este cambio que empieza este lunes. En eso y en la operación policial, claro.
- ¿Cómo dices?
- Veo que no estás al tanto. Hay una operación policial que está investigando a los directores de Sálvame por presunto espionaje.
- ¿De qué hablas? ¿Deliras Alberto?
- No deliro, no. Te hablo de un supuesto espionaje a 140 famosos, según El Mundo. Yo creo que igual la cosa no queda en nada, porque por lo que he leído es que un policía era su fuente, tampoco creo que esto sea una trama de espionaje, pero ya se verá.
- Bien mirado, mi Sálvame solo podía acabar de una forma así de extraña.
- Tienes razón. Hoy estás sembrada. Mira, ahora que lo pienso, te he dicho al principio que solo le falta recibir el rejonazo final. Quizás esta operación policial lo sea. Y si no, será otra cosa.
- Ojalá te equivoques.
- Anda, ya hablaremos.
- Adiós.
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