Opinión

Carta al enésimo estudiante de la ESO que será un conejillo de indias

Nunca escuches a aquellos que te digan que un político va a resolver tus problemas y que las pagas del Estado son gratis. Trabaja, sé inteligente y nunca dejes de mirar tu entorno con curiosidad y compasión

Eres estudiante de secundaria y estarás cansado de escuchar noticias negativas. Perteneces a la 'generación zoomer', que es la que creció entre crisis y pantallas digitales; y la que más ha experimentado los efectos de la sociedad más líquida de la historia, que es la virtual. El suicidio fue la primera causa de muerte en 2020 entre quienes tienen tu edad y diría que el principal motivo de esta lacra es la desesperanza. ¿A qué aferrarse cuando los telediarios alertan cada día de recesiones, pandemias, guerras y de la próxima caída de meteoritos?

Lo primero que deberías aprender, querido adolescente, es a desconfiar de quienes te prometen un futuro mejor si les votas. Ningún político, jefe o líder espiritual resolverá tus problemas. Para eso estás capacitado sólo tú con tu esfuerzo, tu pericia y tus conocimientos. No merece la pena perder el tiempo con ideologías que impulsan causas colectivas de las que sólo se benefician unos pocos. Trabaja para fortalecer tus cimientos, para cuidar de los tuyos y para sentir que tu vida puede ir siempre a mejor, pese a que el ascensor social no funcione y pese a que la meritocracia sea en realidad un invento en el que sólo creen los estúpidos.

Habrás escuchado estos días que existe un debate sobre la obligatoriedad de la filosofía en la ESO. No deberías prestarle mucha atención porque tampoco en las aulas encontrarás muchas respuestas. La educación marca el itinerario que debes seguir para prosperar, pero ni incentivará tu curiosidad ni tu espíritu crítico. Ésa es una tarea que deberás afrontar tú mismo. Que debes iniciar hoy a mucho tardar.

La filosofía en la ESO

Quizás todavía no tengas clara la utilidad de la filosofía, pero debes saber que surgió en el momento en que los hombres comenzaron a admirar su entorno y a buscar explicaciones a lo que allí sucedía. En la antigua ciudad griega de Mileto hubo un tipo, llamado Tales, que opinaba que el agua era el origen de todas las cosas. Su lógica era aplastante para la época. Alguna vez observó cómo el río crecía y, cuando se retiraba de las regiones que había inundado, allí aparecían plantas, sapos y gusanos.

Anaximandro era su vecino y rebatió su teoría. Consideraba que nuestro mundo era uno más de todos los mundos que surgen y perecen con el tiempo. Pero no creía que el agua fuera la gran sustancia motora, sino que lo era algo a lo que se refería como 'lo indefinido' (Ápeiron). Anaxímenes también vivió en Mileto y matizó a sus otros dos paisanos. Vio llover y consideró que si el agua aterrizaba desde el aire, era más probable que el origen de todo estuviera en este último elemento.

Esas ideas primitivas han evolucionado gracias al paso de los siglos y al avance del conocimiento, de las sociedades y de los hombres. Hoy, somos capaces de plantear debates mucho más complejos sobre lo esencial. Tenemos más certezas, pero, como dijo Woody Allen en Hannah y sus hermanas, mientras luchaba contra su desesperación, disponemos del mismo conocimiento -escaso- sobre las grandes preguntas existenciales. Pero para valorar mejor aquello que somos, lo que hemos conseguido y el motivo de los errores que hemos cometido, es necesario conocer su evolución. Y es fundamental que tengas claro algo: que no existen verdades absolutas ni métodos totalmente certeros.

Todo esto te sonará a cuento chino, pero si haces el esfuerzo de acercarte a ello, te ayudará a ser una persona menos vulnerable a la manipulación de los indeseables. Y siempre -en todo momento- estarás rodeado de ellos.

Los políticos han creado para ti una asignatura que se llama 'Educación en valores cívicos y éticos' y, claro, escucharás el nombre y pensarás en algo elevado e importante. En realidad, es un intento de encauzar tu pensamiento hacia un terreno concreto, que es aquel en el que reside la ideología de quienes han escrito ese plan académico.

Las lecciones de ética del Gobierno

Sería estúpido negar la utilidad de una materia que aleccione sobre el valor del diálogo, del respeto al diferente y al entorno. Pero resulta muy revelador que una asignatura que trate de ilustrarte sobre la vida en sociedad no haga referencia a la importancia de emprender, de administrar el patrimonio y de ahorrar. Porque una de tus principales tareas en la vida, querido estudiante de secundaria, será la de asegurar tu bienestar y eso, en gran parte, dependerá de cómo consigas el dinero y cómo lo gastes o lo dejes de gastar. Esa lección tan importante no forma parte del programa de esa asignatura, pues la ideología de quienes lo han elaborado defiende que el individuo es alguien que debe someterse al Estado, en una enorme perversión de ese concepto.

¿Por qué, te preguntarás? Porque los estados deberían ser entes que se encargaran de administrar todo aquello que es de interés público y que los ciudadanos, por sí mismos, no pueden gestionar. Desde la construcción y mantenimiento de las carreteras hasta la custodia de la seguridad en las calles. El concepto se ha maleado hasta el extremo. Entre otras cosas, porque los gobiernos piensan que los estados deben pastorear a los ciudadanos y concederles o limitar sus libertades de forma arbitraria. ¿Crees que alguien que quisiera respetar tu autonomía y tu desarrollo personal actuaría de esa forma?

En fin, querido alumno de secundaria, también resulta una estupidez que antes de ilustrarte sobre la historia del pensamiento, desde los primeros filósofos, haya un profesor que se vea obligado a hablarte del dilema entre la legalidad y la legitimidad. ¿De veras es más importante que conozcas la objeción de conciencia que el surgimiento de las primeras sociedades y la evolución de la política? Por otra parte, basta con echar un vistazo a la tercera parte del programa para comprobar que prefieren introducirte en la adoración a los becerros de oro contemporáneos -los que defiende la izquierda actual- que en las cuestiones relacionadas con tu esencia, con la búsqueda de respuestas y del sentido de la vida. ¿Para qué te van a explicar eso si quienes configuraron el programa de esta asignatura quieren que piensen lo mismo que ellos?

Querido estudiante de la ESO. Seguramente, sentirás en algún momento de tu vida que te tratan como si fueras un memo y te intentan pastorear hacia uno u otro sitio. Escucharás a profesores mediocres que se saltarán su obligada neutralidad para llevarte hacia su redil. Y es probable que al llegar a casa -cansado de discursos que no entiendes- te coloques los auriculares en las orejas, accedas a Twitch y pases horas y horas en los canales donde tus ídolos juegan a videojuegos.

No será este articulista quien te diga que eso está mal. Al contrario. Pero no dejes de alimentar tu curiosidad ni renuncies a leer y a ver películas y documentales que te hablen de economía, de política, de modelos de vida, de sentimientos y de Dios -o de su inexistencia- desde diferentes enfoques. Y no escuches a aquellos que te digan que un político va a resolver tus problemas y que lo que recibes del Estado gratis. Trabaja, sé inteligente y nunca dejes de mirar tu entorno con curiosidad y compasión. Cuanto más fortalezcas tu alma y desarrolles tu cerebro, más libre serás. Ninguna norma ni ningún charlatán harán nunca eso por ti.

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