Opinión

Casado y Abascal: dos ceros a la derecha

Se han echado a un lado, se han apartado del camino para que Sánchez no les atropelle en su alocada carrera hacia el precipicio

En aritmética, los ceros que cuentan están a la derecha. Suman, son determinantes. En política, no siempre. Tenemos un caso claro. Pablo Casado y Santiago Abascal son dos derechas de suma cero. No figuran, no existen, se han evaporado. Optaron por quitarse de en medio, por echarse a un lado del camino para no ser arrollados por Pedro Sánchez en su alocada carrera rumbo al inevitable precipicio. 

Casado y Abascal, líderes, respectivamente, del segundo y tercer partido de nuestro país, han asumido el papel de convidados de piedra en un momento particularmente dramático de nuestra historia. El líder del PP tiene razón al recordar que Sánchez no se ha dignado plantearle una negociación en serio. Ni siquiera se le puso al teléfono en la noche electoral. Ahora, el líder socialista, todo insolencia y petulancia, le reclama una abstención gratis. Abascal tiene razón en que Vox ha expresado siempre con claridad su rechazo frontal y categórico a cualquier gesto hacia los socialistas, origen de todos los males pasados y presentes. Nadie puede reprocharles, por tanto, que actúen en consecuencia. Pero...

"Nunca juego de farol", argumenta el líder de los populares para justificar su pasividad. Además, siempre estuvo convencido de que la opción de Sánchez siempre ha sido Frankenstein

En el PP hay voces que sugieren otra actitud, que lamentan que Casado no diera un paso al frente cuando se pudo, no se plantificara ante Sánchez con un plan alternativo, concreto y firme. Una oferta en el minuto uno, una propuesta desde el arranque, aunque no tuviera posibilidades. "Nunca juego de farol", responde el líder de los populares ante estos reproches. Además, siempre estuvo convencido de que la opción de Sánchez ha sido Frankenstein y no había nada que hacer. Cualquier movimiento habría sido inútil y peligroso. Vox acecha. Núñez Feijóo, barón de barones, se muestra más dúctil: "Si Sánchez nos llama y quiere hablar de verdad con nosotros, el acuerdo está garantizado. Pero no se puede hablar si pones a Iglesias en la vicepresidencia". Es la 'vía Arrimadas' de los 221 escaños. Todo es posible sin Podemos en el Gobierno.

Propuestas e iniciativas

La líder de Ciudadanos se mueve. Por necesidad, por espíritu de supervivencia. Pero se mueve. Va más allá de los gestos. Plantea opciones, algunas ya intentadas, otras imposibles, pero se mueve. Ha aprendido la lección. Rivera se hundió porque su partido dejó de ser útil. Arrimadas huye de esa imagen como de la peste. Hay quien ya se la ha endosa a Casado. "Está haciendo un Rivera".  

Sánchez está a punto de cerrar un modelo que nada tiene de constitucional. Un modelo de España radicalmente opuesto al que emergió de la Transición. Un cambio de régimen. Atención Zarzuela que habrá turbulencias. Desde la II República no se sentaban los comunistas en el consejo de Ministros. Ahora tendrán cuatro carteras y una vicepresidencia. Nunca hasta ahora un presidente de Gobierno español había entregado a los separatistas la carta magna para que la usen cómodamente de felpudo.

Hay quien los ve como dos ceros a la izquierda, dos pasmarotes, hieráticos e inmóviles, plantados a sendos lados del camino, a la espera de que Sánchez se precipite al vacío. Una estrategia fría, quizás errada. El problema es que el artefacto que conduce se llama España. 

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