Pablo Casado reabría el curso político en Madrid con un desayuno en la nueva joya del lujo hotelero de la capital: el Four Seasons que, o baja el aire acondicionado, o España se puede quedar sin media clase política empresarial entre cruasán y cruasán. En un encuentro patrocinado por Asisa, no es de extrañar que la frase feliz del presidente del PP fuera que quiere "gobernar pronto para desfibrilar España".
Las encuestas –de momento, 18 de las últimas 20 publicadas– así lo vaticinan, y la clase empresarial y los asiduos de estos saraos poco a poco empiezan a olfatearlo. Por ello, no es de extrañar que media hora antes de que comenzara el desayuno, en la zona VIP del cinco estrellas aguardasen ya Ignacio Sánchez Galán –fijo también en las convocatorias del presidente Sánchez, por aquello de poner una vela a dios y otra al diablo- y Francisco Reynés.
Los CEO de Iberdrola y Naturgy aguardaban la llegada del jefe de la oposición mientras compartían conversación. ¿El precio de la luz? ¿El vaciado de los pantanos? ¿El palo a las renovables…? La llegada de Casado al salón disolvió la conversación. Galán fue el primero en saludar al presidente del PP, que posteriormente, ya en el desayuno, prometería un “reformismo energético, conservando lo que hicimos para que los consumidores paguen hasta 9.000 millones de euros menos, bajando los impuestos y haciendo que los derechos de emisión por contaminación redunden en una bajada de la factura”.
Además de Galán y Reynés, el presidente de Sacyr, Manuel Manrique, no dejaba pasar la oportunidad de abordar al consejero madrileño de Transportes, David Pérez. Casi todo el Gobierno madrileño estaba presente en el acto: además de Pérez, los 'Enriques' -López, Ruiz Escudero y Osorio-, Javier Fernández Lasquetty y Paloma Martín. Solo Dancausa y Marta Rivera se ausentaron. Por cierto, nadie de Ciudadanos ni de Vox.
Casado, al explicar su relación con el presidente del Gobierno y por qué sigue bloqueado el CGPJ, aseguraba que "Sánchez no dice la verdad ni al médico".
Para evitar ‘maledicencias’, Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida entraron casi de la mano al salón VIP. Pero no evitaron ser el centro de atención en la rueda de preguntas final. Sentados en la mesa presidencial junto a Casado y entre Teo García Egea y el presidente provisional del PP de Madrid, Pío García Escudero, Casado evitó refrendar la candidatura de Ayuso al partido en la Comunidad. “Tenemos dos líderes de mucho peso y en la elección, yo no voy a contar…”.
Murmullos en la sala y cara de circunstancias en la presidenta y el alcalde. Por cierto, el estilizado nuevo aspecto de Ayuso ha sido de lo más comentado entre los asistentes al desayuno. “El verano le ha sentado muy bien”, se decía en todas las mesas.
Otros de los asiduos a los desayunos del poder –o del que se avecine- tampoco han faltado: Enrique Cerezo, con su pelo esculpido; el padre Ángel y su sempiterna bufanda roja; Rafael Anson. Y los rostros de siempre en el PP –Elvira Rodríguez, Maroto, Adolfo Suárez Yllana, Ana Camins, Pablo Montesinos- y alguno nuevo que empieza a reaparecer por estos saraos de la Villa y Corte, como el exministro José María Michavila. “Barrunta el poder”, comentaba un compañero en voz baja…
El desayuno terminaba con otro símil sanitario. Casado, al explicar su relación con el presidente del Gobierno y por qué sigue bloqueado el CGPJ, aseguraba que “Sánchez no dice la verdad ni al médico”. Concluía su intervención entre moderados aplausos –el ambiente seguía gélido- y la mirada impertérrita de Pepe Álvarez, secretario general de la UGT, a quien el líder popular agradeció especialmente su asistencia. A su lado, la cara más amable del PP, Ana Pastor, le suavizó la mañana.
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