Pedro Sánchez está cada día más cómodo en La Moncloa. Superado ya el primer envite de la covid-19, el verano se presenta más relajado. Su próximo objetivo es conseguir aprobar al fin unos Presupuestos Generales del Estado y así poder agotar la legislatura.
La idea inicial de Sánchez con los presupuestos era recurrir de nuevo a la retahíla de partidos comunistas, regionalistas, nacionalistas e independentistas que le auparon al poder y que le volvieron a respaldar el pasado enero, pero ahora el panorama pinta incluso mejor. El nuevo Ciudadanos de Inés Arrimadas está dispuesto a hacer lo que haga falta con tal de ganar tiempo para recomponer los cascotes de su debacle electoral de noviembre. Consciente de que ahora otros comicios harían desaparecer a los naranjas de la escena política, Arrimadas aceptará lo que sea para prolongar la agonía de su partido un par de años más.
En paralelo al movimiento de Arrimadas, el Partido Popular ha ido convenciéndose de que, puesto que Sánchez va a conseguir aprobar sus primeros presupuestos, es mejor tomarse las cosas con calma. El líder del PP, Pablo Casado, ha dado pasos en esa dirección en las últimas semanas y acentuará su perfil más moderado en los próximos meses.
El objetivo de Casado es hacer una oposición responsable, buscar el entendimiento con el Gobierno en temas básicos de Estado y que los españoles le perciban cada día más 'presidenciable'. Porque ese es el gran reto de Casado, consolidarse como alternativa a Sánchez, algo que los ciudadanos, a tenor de las encuestas, todavía no ven. Y para lograrlo necesita tiempo.
Comerse el marrón
Por tanto, en el PP empieza a cundir la opinión de que es mejor esperar tranquilamente a que el Ejecutivo de coalición caiga como fruta madura y no precipitar las cosas. Los meses que vienen van a ser muy duros y es preferible que sea el PSOE el que se coma el marrón de una crisis económica que los expertos auguran que será histórica. "Lo mejor para nosotros es que Sánchez se cueza en su propia salsa a fuego lento", admite un líder destacado del partido.
Parecido análisis hacen los principales empresarios del país, que consideran que es mucho mejor para sus intereses que la crisis que se avecina la afronte un Gobierno de izquierdas. ¿Por qué? Muy sencillo: Bruselas exigirá duros ajustes para entregarnos las ayudas que Sánchez necesita y con la izquierda en el poder la tensión en la calle será mucho menor. De hecho, el Ibex da por seguro que los sindicatos ni siquiera alentarán huelgas generales, y ponen como ejemplo el silente papel que han tenido durante las últimas semanas, a pesar de que son decenas de miles los trabajadores que aún hoy todavía no han cobrado un euro de los ERTE, es decir, que llevan tres meses sin tener ingresos. Pero aquí no ha protestado nadie.
La única duda es si Podemos seguirá en el Gobierno a pesar de los recortes y si Pablo Iglesias saldrá vivo del 'caso Dina'
Hoy por hoy, la única duda que existe sobre el Gobierno de coalición es si Podemos seguirá dentro hasta el final, a pesar de los recortes, y si Pablo Iglesias conseguirá mantener el puesto aunque le lleguen a imputar por un delito de daños informáticos en el 'caso Dina'. Los empresarios tienen clara su preferencia: es deseable que Iglesias siga en el Ejecutivo para que la calle esté tranquila y la ciudadanía asuma con naturalidad las reformas que dicte la Unión Europea. Además, conviene evitar que su salida del Gobierno acabe cebando a Podemos a costa del PSOE y que en unas futuras elecciones pueda tener más votos que los socialistas.
Así pues, Ciudadanos, Partido Popular y los principales empresarios del Ibex dan por hecho que hay Sánchez para rato, pero apuestan a que será imposible que consiga salir con vida de esta travesía. El inquilino de La Moncloa, por el contrario, se aferra a su 'Manual de resistencia' y confía en que las cosas puedan mejorar lo suficiente para cuando haya que volver a las urnas. Veremos.
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