Opinión

Casados infieles

Conozco a demasiados hombres que son padres y les ponen los cuernos a sus parejas, y a muchos divorciados que se separaron tras la llegada de los hijos. ¿Acaso los niños lo rompen todo?

El otro día me acordé de la novela La Uruguaya –que te recomiendo leer– porque conocí a un tipo que estaba en la misma situación que el protagonista. En pareja, con un crío pequeño e intentando gustar y/o acostarte con una jovencita. Medio perdido, metido en una rutina gris en la que el hijo se ha convertido en el centro de su vida y en la de su mujer. Cansado de no hacer el amor o de hacerlo mecánicamente, un mete-saca sin más. Me cuenta que se ha convertido en un ser invisible para ella. Su realidad ha cambiado y ha pasado de irse de viajes locos y follar en la playa a cambiar pañales y calentar potitos. A pesar de todo esto dice que su vida familiar le compensa y que quiere mucho a su mujer, mientras intenta meterse en mi cama.

Conozco a otro que tiene un niño pequeño y que le es infiel a su mujer siempre que se le presenta la ocasión. Sus citas siempre son a medio día, a la hora de comer. Lo tiene todo muy controlado porque, ante todo, "no puede perder todo lo que tiene", en sus palabras. Nunca repite con la misma amante más de dos veces "para que nadie se pille".

También conozco a otro hombre que lleva casado con su mujer más de diez años, tienen cuatro críos, y él una amante desde hace tres años. Creo que su esposa lo sabe y lo tolera, no sé muy bien por qué, pero eso es otro tema. Ella es una mujer interesante y cariñosa, quizá el único problema sea que es la madre de sus hijos. Este verano también coincidí en una fiesta con un tío bastante joven que tiene dos niñas pequeñas, y estaba intentando ligar conmigo porque su mujer y sus crías estaban de vacaciones en la playa con sus suegros. "Pero yo no suelo hacer estas cosas, eh", decía.

Ojo, no son solo ellos, pero te hablo de lo que he visto. La mujer de un familiar mío, de hecho, se echó un amante cuando la bebé apenas tenía cinco meses de vida. Él la pilló y se divorciaron.

Casados infelices e infieles

Pienso que los casos de estas personas pueden ser hechos aislados, que he tenido la buena o mala suerte de conocer, pero es que la historia de hombre-casado-con-hijos-e-infiel se repite una y otra vez. 

Ser fiel a tu pareja, respetarla y ser feliz tras la llegada de los niños quizá sea posible, pero tengo serias dudas, sobre todo porque todos los divorciados que conozco se separaron de sus mujeres tras haber sido padres, aunque no haya habido infidelidad reconocida de por medio. Mi pareja, de hecho, es uno de ellos: todo iba bien, o parecía irlo, hasta que nació su hija. 

Todos los divorciados que conozco se separaron tras haber sido padres, aunque no haya habido infidelidad reconocida de por medio. Mi pareja, de hecho, es uno de ellos

Sin entrar a juzgar, todo esto me lleva a preguntarme tres cosas: 1) ¿los hijos se cargan el amor de la pareja?, 2) ¿es posible que haya alguien que sea fiel a la madre o al padre de sus hijos? y 3) ¿tan malo es el matrimonio y tener una familia para que las personas necesiten huir a ratos o huir del todo?

¿Y si los hijos se lo cargan todo?

Tras hacer mi propio trabajo de investigación con estos seres humanos casados, padres e infieles –y tras documentarme mucho sobre cuernos– he llegado a la conclusión de que todo se reduce a la pérdida de identidad que sienten tras ser padres y a su nuevo rol en la relación: pasan a ser algo secundario para su pareja, y viceversa. 

Estoy segura de que esos hombres que buscan meterse en camas ajenas lo hacen para volver a sentirse jóvenes, deseados, queridos, alocados, como eran antes de asumir sus responsabilidades. Antes de evolucionar de 'hombre común' a 'padre de familia'. Algunos tendrán carencias sexuales, no te digo que no, pero no creo que sea esa su principal motivación para poner los cuernos.

Sin embargo, a pesar de tener estas carencias en sus vidas, siguen sin querer dejar sus hogares. Se meten en otros cuerpos pero luego se mueren de ganas de regresar a su casa para hacerle la cena a su mujer y a sus hijos, arroparles, cuidarles. Y así siguen toda su vida hasta que se les pasa, son pillados con otra o hasta que alguno de los dos pide el divorcio.

Puede que los niños se lo carguen todo, aunque quizá solo aquello que ya estaba destinado a morir

Es posible que estas personas no toleren que las relaciones cambian y que todo tiene su momento y su intensidad; o que no estén dispuestos a perder esa parte de libertad individual fuera del entorno familiar. También es probable que las parejas con hijos que están toda la vida juntas sean ya cosa del pasado o que, con la llegada de los hijos, la pareja, en su sentido romántico y sexual, se rompe para siempre al desaparecer la pasión.

También es posible que estos hombres sean una panda de capullos y que la mayoría de gente no sea así. Yo tengo 28 años, no soy madre y he crecido con Disney. Prefiero pensar que solo algunos niños llegan con unos cuernos bajo el brazo. Y puede que los hijos se lo carguen todo, aunque quizá solo aquello que ya estaba destinado a morir.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación
Salir de ver en versión AMP