Opinión

Radiografías de un enfermo de estado

Con antecedentes tan relevantes y tan olvidados de nuestra historia reciente no me causa estupor las andanzas del CNI

Siempre me he preguntado por qué a los Servicios de Información españoles les ponen el pomposo añadido de Inteligencia. Quizá sea por influencia anglosajona, pero fuera de eso no le encuentro la razón. Lo que inventó el almirante Carrero Blanco en las postrimerías del franquismo tenía muy poco de inteligente y sus dos hazañas destacables fueron la formación de un supuesto cronista, Joaquín Bardavío, que reseñó de manera harto peculiar los avatares del tránsito entre dictadura y democracia. El otro, no enterarse de que en la vecindad de su propia casa un grupo de etarras chapuceros acabarían con su vida el 20-D del 73.

Durante la incipiente democracia de Adolfo Suárez los Servicios de Inteligencia cooperaron de manera más que explícita en el golpe del 23-F; entre otras gollerías, como el atentado al independentista canario Antonio Cubillo que le dejó minusválido. A la llegada arrolladora de Felipe González en el 82, la Inteligencia se consagró con las escuchas orientadas por el ministro socialista Narcís Serra y la operación más singular que conoce nuestra historia del espionaje, como fue el abandono del inefable Juan Alberto Perote, coronel jefe de los Servicios Operativos, que se marchó a su casa llevándose los archivos y los secretos, entre ellos la creación de los GAL. Su mano fue capital para llevar a la cárcel a un exministro de Interior y otros diversos cargos, y a punto estuvo de derribar a un Felipe González ya en decadencia. Ningún ciudadano llegó a saber nunca por qué Perote marchó a casa y se convirtió en el azote del Gobierno, pero fue así, y el financiero tronado Mario Conde llegó hasta donde nadie había llegado antes en tan poco tiempo; hasta doctorado “honoris causa” por la Complutense en sesión presidida por el Rey, hoy emérito.

Con antecedentes tan relevantes y tan olvidados de nuestra historia reciente no me causa estupor las andanzas del CNI, ni de la ministra Margarita Robles, protagonista judicial en más de una de aquellas andanzas, y menos aún del presidente Sánchez, capaz de escabullirse disfrazado con el taparrabos más insólito e increíble. ¿Que se encuentra en el brete de explicar las confidencias que recibió gracias a Pegasus sobre los independentistas catalanes, que ahora son sus socios? Pues cambiemos la bolita de la chapa donde estaba. Al primero que se espiaba era a él; luego tiene derecho de antigüedad. Pasmo general. Si el presidente era objeto de escuchas todo se viene abajo, pero él queda como la principal víctima.

Su gobierno, sus enseñoreados sostenedores, sus aliados sin fuelle pero con salario, los Servicios de Información internacionales, que deben estar perplejos ante el espectáculo typical spanish, y los funcionarios del CNI, que no acabarán de creerse tamaña desvergüenza

Una jugada maestra de un trilero acosado, con el riesgo de arramblar con todo. Su gobierno, sus enseñoreados sostenedores, sus aliados sin fuelle pero con salario, los Servicios de Información internacionales, que deben estar perplejos ante el espectáculo typical spanish, y los funcionarios del CNI, que no acabarán de creerse tamaña desvergüenza. En fin, todos salvo los inmarcesibles voceros, impasible el ademán, que recibirán el aguinaldo.

Para el juego del trilero no se necesitan más que tres chapas y una bolita, lo demás incluida la mesa se improvisa. Son imprescindibles para el buen éxito de la trampa los “ganchos” que están al lado del protagonista para confundir e ir animando a la parroquia para que pique. Sánchez sólo tiene tres chapas y una bolita, por decirlo en términos políticos. No puede alterar ni las chapas ni la bolita, y todo está en el manejo de eso. No cabe reemplazar a los cuatro ministros de Podemos -sus chapitas- porque haría imposible seguir el juego, pero sí le queda la bolita, y tan minúsculo elemento le consiente acercarse ayer al PNV, hoy a Bildu, a Esquerra, y a los huerfanitos en busca de padres putativos. Pero no les quepa duda, si mañana necesitara a Vox les haría una oferta de esas que no se pueden rechazar.

Todo, por supuesto, con sentido de Estado; un sintagma tan usado como nebuloso. Los ministros de Podemos están blindados y pueden hacer los brindis al sol que quieran, pero los suyos, los de la bancada socialista son susceptibles de interrupción y sin explicaciones. Nadie le va a objetar nada salvo la oposición. Una situación estrambótica la de que sean los adversarios los que defiendan a los cancelados por el Presidente. Si se fijan hay una querencia por sublimar la levedad de las víctimas. Ya que no hay argumentos, que al menos los enemigos tengan piedad. La ministra portavoz es un paradigma de esta nueva añagaza: tengo que buscar hasta su nombre, Isabel Rodríguez. Si me viera en la tarea de resumir lo que dice no sería capaz, se me escapa; juzgaría que acaba de hablar, pero no sé a qué se ha referido. Perfecto; enmudece al contrario.

Los ministros de Podemos están blindados y pueden hacer los brindis al sol que quieran, pero los suyos, los de la bancada socialista son susceptibles de interrupción y sin explicaciones

No es un caso único el de buscar una víctima para que represente al poder prepotente. Habría que tener muy mala entraña para soplar sobre la ministra portavoz y hacerla desaparecer. ¿Acaso está ahí, o la estoy imaginando? Sucede algo similar con el portavoz de Podemos, Pablo Echenique. Nadie osaría saltarse la congénita piedad hacia un hombre con tan alto grado de discapacidad física para decirle que sus palabras y sus pensamientos revelan un nivel de agresividad y mala entraña que se compaginan con un individuo que se hace odioso, pero que está al tanto de nuestras limitaciones de gente tan empática y bien educada que jamás le calificaríamos como un cabrón en estado puro. Un individuo que goza de la corrección política y social para orinarse en ella. Víctor Hugo consiguió enternecernos con figuras semejantes, porque era un magnífico manipulador del corazón humano.

Somos esclavos del victimario que nos presentan y esa es una limitación analítica en la que hozamos todos. Hay evidencias que no podemos resaltar por temor a caer en la trampa que nos han tendido los trileros. Son ellos quienes los han puesto donde están y nosotros, que tenemos a gala no aceptar lo políticamente correcto, hemos de someternos ante la piedad programada.

Las escuchas, Pegasus, las trampas del solitario, los independentistas que denuncian la funesta inclinación a “reprimir la disidencia política”, en la que son expertos y veteranos. La bolita se ha caído. La primera escucha ilegal en democracia apareció en abril de 1991 y en El País. Una conversación privada entre Txiqui Benegas y Fernando Múgica Herzog, posteriormente asesinado por ETA, en la que se referían en tono muy crítico al presidente González. Entonces resultaba tan chocante, que se justificaron. Alguien había dejado el “casete” en el coche de un periodista. Se había perdido la virginidad.

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