Opinión

Migajas y mentiras

La guerra, el horror y la pobreza que ésta conlleva en Ucrania pero que estamos sufriendo en Europa van a propiciar que Vox siga robando terreno a la derecha

El campo francamente se está abonando bastante bien para la formación de Santiago Abascal. La guerra, el horror y la pobreza que ésta conlleva en Ucrania pero que estamos sufriendo en Europa y más que algunos de nuestros vecinos, en España, van a propiciar que Vox de manera inevitable siga robando terreno a la derecha. Si C’s quiso dar el sorpasso en su día al PP ahora quién empieza esa andadura, primero con C's y luego le seguirá el futuro partido liderado por Feijoo, es Vox. Empezó con y en Andalucía, se afianzó en el Congreso, le siguió Madrid, y ahora ya gobierna en Castilla y León, es decir gobierna por primera vez en una comunidad autónoma.

Recuerdo a Abascal merodear un 12 de octubre por Barcelona en actos unitarios de los partidos considerados constitucionalistas, buscando hueco u observando, sin partido o desencantado del partido que le vio nacer políticamente, el PP, sin rumbo, pero pensando en un futuro proyecto que ahora lidera. A la vista tenemos las municipales y un poco más allá las generales, un tiempo en el que el real malestar ciudadano va a ser el que haga que el pueblo compre su discurso populista porque cuando no se llega a fin de mes, cuando no hay trabajo, cuando no puedes comprar comida para tus hijos, francamente lo que menos importa son las políticas que nada tienen que ver con el comer.

Mientras que Abascal le grita a Sánchez en el Congreso que “cierre el ministerio de Montero”, escucho que en los mercados al por mayor de Galicia o Andalucía se está acabando la mercancía y una pescadera que les dice a los periodistas “se acaba el pescado, sólo queda bajar la persiana y a luchar y a pelear a la calle”. Esa es la calle que va a ganar Abascal a falta de la celeridad que se necesita ante esta situación extrema por parte del gobierno de Pedro Sánchez. Francia ya ha bajado en 15 céntimos el litro de carburante, lo hizo el mismo lunes, pero aquí nos vamos a tener que esperar hasta el 29 de marzo, hasta que Sánchez viaje por Europa a defender sus medidas, sean las de bajar impuestos o las de desacoplar la luz del gas –pese a que no son la solución, pero por ahora un parche imprescindible el hecho de bajar la carga impositiva-.

Mientras que Abascal le grita a Sánchez en el Congreso que “cierre el ministerio de Montero”, escucho que en los mercados al por mayor de Galicia o Andalucía se está acabando la mercancía

Estaremos a más de un mes desde el inicio de la guerra y de una escalada de precios de materias primas, de combustible, desorbitada, mientras el sector empresarial se moviliza en subir el precio de los productos o en la “reduflacción” –igual a poner menos producto y cobrar lo mismo-, una práctica según la OCU legal pero engañosa, el gobierno de Sánchez anuncia que abaratará precios del gas, pero sin concretar. Mientras que no llega la concreción la sensación que se recibe son “migajas y mentiras” –aunque no sea cierto-.

La calle habla y la calle habla porque considera que recibe migajas y mentiras, primero han parado los transportistas –aquellos que durante el confinamiento más estricto, mientras estábamos en casa sin poder salir ellos seguían trabajando para que las estanterías de los supermercados tuvieran lo necesario- este domingo tenemos una manifestación del campo y del mar en Madrid, el lunes 21 los pescadores amenazan con movilizaciones, el 23 los sindicatos.

La calle patas arriba y el gobierno hasta dentro de 12 días, el 29, no nos concretará como acabará con la asfixia que estamos sufriendo. Sí, la culpa es de Vladímir Putin pero cabe gestión urgente ante la emergencia que vivimos. Ante la asfixia poco importan las necesarias políticas sociales o de igualdad, porque lo básico: pagar la luz, no pasar frío en casa o comer se imponen ante lo que es importante para una sociedad democrática. No hemos superado una pandemia que hemos tenido un volcán en erupción y ahora una guerra a las puertas de Europa. No son tiempos fáciles para gobernar España, nos enfrentamos al mayor éxodo de personas tras la II Guerra Mundial, pero sí corren buenos vientos para aquellos que también sin concretar lanzan mensajes de aliento ante tiempos inciertos. Cuídense.  

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