¿Estamos preparados en Cataluña para tener un año de gobierno en funciones con una ERC rota, intentando recomponerse, y unos partidos pensando más en la estrategia política que en el servicio al ciudadano, como debe estar concebida la política? Tuvimos elecciones el 12M, un mes antes se detuvo el Parlament. Si nos vamos a elecciones de nuevo, no tenemos en gobierno catalán operativo hasta bien entrado el 2025.
Los catalanes no se merecen esta falta de rumbo ni esta parálisis. Si el PSC, que guste o no guste lleva dos elecciones autonómicas ganando en Cataluña, no consigue sumar esa izquierda al estilo del tripartito que instauró Pascual Maragall, o el PP no ofrece ninguna propuesta de apoyo, blanco y en botella: Elecciones el 13 de Octubre. Los independentistas deberían pensar qué Cataluña nos merecemos, si la de la parálisis, la de tener un presidente del Parlament que sus primeros pasos como tal consisten en pasearse por Suiza o Bélgica para visitar a los políticos que huyeron en 2017 sin asumir ante la Justicia sus actos ilegales –con todos los respetos a Rull que defendió sus ideas y pasó por la cárcel- un presidente que ostenta la segunda institución en Cataluña, y que debería representar a todos los ciudadanos, sean del color político que les plazca. No lo hemos entendido, Rul puede defender cualquier ideología pero también se debe, fundamentalmente, al cuerpo social al que representa y que le paga. Esto es la democracia.
Cataluña sigue sin rumbo, ni puerta de salida, a no ser que la idea que dicen que tiene acuñada el PSC como ‘fórmula imaginaria’ le sirva a ERC. Cuando Pere Aragonés convocó elecciones les sorprendió que se presentara Carles Puigdemont. La candidatura del prófugo pensé que sería arrasadora, pero no lo fue. Tan sólo obtuvo dos diputados más que en las anteriores elecciones. Dejó a ERC gobernando en solitario y ahora no permite que Illa asuma la presidencia, pese haber sido la formación más votada.
O los secesionistas se entienden o su recorrido es el que estamos viendo: una Cataluña dividida entre los que quieren separarse y los que no
También en política hay que saber perder y volverse a levantar hasta conseguir lo que uno pretende. Hay que tener claro el rumbo a seguir, y pienso en las dos formaciones independentistas. No hay manera de unir esos dos partidos que han demostrado a lo largo de su historia reciente en la última década que su separación es drástica, que los herederos de CiU no saben encajar sus victorias y que ERC tampoco sabe manejarlas. No tienen un problema de liderazgo, aunque cuestionan ahora el de Oriol Junqueras. O los secesionistas se entienden o su recorrido es el que estamos viendo: una Cataluña dividida entre los que quieren separarse y los que no. Si vamos a las urnas el 13 de octubre vamos a tener mas o menos lo mismo o la tercera victoria de Illa.
Las rutinas administrativas también se paralizan, y para muchos niños supone no comer dignamente durante tres meses porque se quedan sin las becas comedor y la administración no lo tiene previsto
Quizás la sociedad no está preparada para pasarse la vida yendo a votar mientras los problemas del día a día permanecen sin resolver. Empieza el verano, nos vamos a este miércoles 26 de junio con lo que se llama un Pleno 'equivalente' al no tener a nadie a quién investir como presidente: ni Salvador Illa ni Carles Puigdemont. El calendario corre hasta el 26 de agosto, un verano en el que uno u otro deben conseguir los apoyos desatascar la situación.
Un verano convulso políticamente porque para los ciudadanos de a pie, los que tienen hipoteca, no pueden permitirse médico privado, no pueden ir de vacaciones, el verano no es ni sinónimo de descanso o de bienestar. Las rutinas administrativas también se paralizan, y para muchos niños supone no comer dignamente durante tres meses porque se quedan sin las becas comedor y la administración no lo tiene previsto. Como no tiene previsto mejorar el sistema educativo catalán para que sea de mayor calidad y no tengamos informes Pisa que nos deja por los suelos.
Quizás debamos fijarnos en la escuela, pero también en cómo se vive en aquellas regiones de España donde los estudiantes son más brillantes como en Castilla y León. Quizás debamos preguntarnos si esos estudiantes y sus familias tienen allí más calidad de vida porque en Cataluña solo se vive una apoteosis de la parálisis. De elección en elección y del tiro porque me toca hasta que nos den los números. Cataluña vive en permanente estado catatónico con deficientes servicios sociales, asistenciales, médicos, de convivencia, de trabajos precarios. Y así entramos en este que se antoja largo y tremendo verano.
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