Opinión

Cataluña, irrelevante

Cataluña puede estar condenada a la “irrelevancia y la decadencia económica”, una “decadencia lenta pero inexorable” si se sigue sin un modelo económico compartido entre administraciones, concretamente entre el Ayuntamiento

Cataluña puede estar condenada a la “irrelevancia y la decadencia económica”, una “decadencia lenta pero inexorable” si se sigue sin un modelo económico compartido entre administraciones, concretamente entre el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat. Un diagnóstico tremendista para algunos y realista para otros. En cualquier caso, es el resultado del análisis que han hecho desde el lobby empresarial más importante de la comunidad, el Cercle d’Economia. Subrayan en su informe a que el modelo económico está lastrado por un exceso de ideología un exceso de ideología, además de ese desacuerdo entre administraciones.

En la calle se dice que en Cataluña se vive peor. Al menos eso es lo que pude comprobar en un programa de televisión al que asistí la semana pasada en 8tv. ¿Sensación o realidad? Según los datos que se quieran tener en cuenta, lo que está claro es que desde 2017 no se levanta cabeza, entre otras cosas porque sin estabilidad política es imposible lograr la necesaria estabilidad económica que anime a la instalación de las empresas en determinados lugares, a emprender negocios y a beneficiar el consumo. Piden a las administraciones, desde este foro empresarial, que sigan el ejemplo de otros países de Europa como Alemania. Gran referente de superación de una historia dramática y nefasta, que ha sabido superar con éxito, especialmente en los últimos 16 años de gobierno de Angela Merkel.

La inestabilidad que ha producido el proceso independentista en todos los ámbitos de la vida catalana es real. Pintaba que con Pere Aragonés se abría un nuevo tiempo y nueva etapa pero el camino parece demostrar que no, que los independentistas siguen creyendo que ganarán sin convencer. No hace falta mirar tan lejos, bastaría con que siguieran el ejemplo del exlendakari Ibarretxe, con valentía, que llegó al Congreso con su propuesta independentista y cuando se la tumbaron regresó a su casa sin más ruido que el de cerrar una carpeta y una etapa.

Celebración de la Fiesta Nacional

Convencer es la clave para vencer. ¿Creen acaso que si la mayoría de los catalanes confiaran en que con la independencia seríamos más felices y viviríamos mejor no la firmarían. Está claro que sí, que cualquiera aspira a vivir mejor de lo que vive. Falta que se le convenza de ello, faltan argumentos y los únicos que se tienen son de quienes nada quieren saber de esa deriva secesionista. Un ejemplo claro lo hemos tenido con la celebración del 12-O. Al margen de que algunos pretendan hacer revisionismo histórico de manera errónea, hay una parte de ciudadanos que viven en Cataluña que celebran este día como el resto de España, mientras que los sectores independentistas no sólo los ignora, sino que les insulta y les hostiga. Mientras no cambien las cosas poco se podrá hacer.

Seguiremos divididos, seguiremos camino de la irrelevancia y la decadencia no sólo económica como apunta el Cercle d’Economia, sino que estaremos condenados a la irrelevancia social, a la decadencia en los servicios públicos, en educación y en salud mental. Recuerdo que a esta última Pere Aragonés la quería tener muy en cuenta en su mandato. Recuerden que las administraciones no son de unos y de otros, sino que es de obligado cumplimiento que sirvan a todos los ciudadanos. Menos ideología, menos banderas, y más facilitar la vida económica y social de todos. Cuídense.

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