El periodista deportivo Rory Smith escribía hoy desde Sidney para el New York Times lo siguiente: “Un equipo que ha tenido que soportar todo lo que ha soportado España los últimos doce meses no debería haber podido ganar una copa del mundo. Ni sobrevivir a los demás equipos del torneo. No tendría que haber podido ganar a Inglaterra de forma tan astuta, efectiva y resolutiva, en una final tan tensa y delicadamente inteligente, por un uno a cero. Solo que España pudo y lo hizo, en una definitiva expresión de triunfo a pesar de todo”. No contento con ello, seguía diciendo que “el secreto tras el triunfo de España es sencillo. El talento, en la suficiente cantidad y con las necesarias reservas, lo puede todo. Ningún otro equipo en el torneo ha tenido la calidad innegable, en estado puro, sin diluir, de España. La competición ha sido feroz, y aún así, a la áspera luz del día, ningún equipo ha sido realmente comparable”.
Leer la prensa extranjera tras un éxito patrio de estas características constituye un placer inmenso, pero los comentaristas de los grandes medios del mundo no nos dicen nada que no hayamos comprobado por nosotros mismos. Nuestras jugadoras constituyen un grupo de inmenso talento, que une a su capacidad técnica hambre de triunfo y psicología de ganador, y han sabido sobreponerse a un ambiente adverso para darlo todo en el campo de juego hasta alzarse con una victoria que aunque dadas las circunstancias no debería haberse producido iba convirtiéndose en inevitable partido a partido. Las chicas de España son buenísimas, y como dice Rory Smith, el talento en estado puro se impone a todo.
En todos los sofás voces de hombre coreaban los goles con la misma fuerza con la que se cantaron en su día los de nuestra mejor selección masculina
Se dirá que este triunfo es muy importante porque las niñas españolas han podido ver, por primera vez, a alguien como ellas alzarse con la copa del Mundo en la pantalla de su televisión familiar. Pero yo creo que las mujeres, pequeñas o mayores, saben muy bien de lo que son capaces y aunque vivamos este éxito de forma personal, no lo necesitamos para mejorar nuestra autoestima. Lo que de verdad ha cambiado es la cantidad de hombres, padres, hermanos, niños y abuelos, que se han arremolinado alrededor de la tele en estas mañanas de agosto, esas consagradas a la piscina, las excursiones o la playa, para ver jugar a las chicas. En todos los sofás voces de hombre coreaban los goles con la misma fuerza con la que se cantaron en su día los de nuestra mejor selección masculina, y no hizo falta que ninguna mujer les obligara a hacerlo, porque eran ellos, sin que nadie se lo sugiriera, los que se sabían las horas de los partidos y retrasaban los planes vacacionales para no perderse ni un segundo de la competición de nuestras campeonas. Ni ellos ni nosotras acabamos de darnos cuenta de la importancia de lo que acabamos de vivir. Un triunfo que por primera vez en nuestra historia se ha celebrado sin paternalismos, con la misma pura alegría que los de la selección absoluta.
Otra bienvenida victoria de España sobre Inglaterra y otra muestra de que en esta España en descomposición la familia Real sigue siendo nuestra mejor institución
Para rematar la jornada, la reina Letizia y la infanta Sofía han estado magníficas, disfrutando con nuestras chicas y celebrando con ellas su victoria con una sinceridad y alegría que se ha hecho palpable en los videos y las fotos de forma absolutamente natural. Nunca habíamos visto a Letizia tan contenta, saltando para contentar a las jugadoras, o a Sofía, futbolista ella misma, tan alegre envuelta en la bandera nacional y disfrutando tímidamente de las celebraciones. Tanto, que su presencia ha producido en la prensa inglesa un debate sobre por quė el príncipe Guillermo no acudió al estadio para arropar a sus jugadoras, que hasta en la derrota tuvieron que ser consoladas por nuestra reina. Otra bienvenida victoria de España sobre Inglaterra y otra muestra de que en esta España en descomposición la familia Real sigue siendo nuestra mejor institución y el mayor recordatorio de todo lo que nos une.
El pico del amigo de Piqué
Otro día hablaremos de los problemas que jalonaron la trayectoria de nuestra selección y de las causas que los motivaron, nunca del todo claros. Incluso del beso torpe, obsceno e innecesario con el que Rubiales, el oscuro amigo de Piqué, ha ensuciado la merecida celebración de nuestra victoria. Lo que hoy toca es felicitar a nuestras jugadoras y felicitarnos con ellas sobreponiéndonos a todo, como solemos hacer las mujeres. Y darles las gracias por esta alegría que nos recuerda de lo que somos capaces los españoles, seamos hombres o mujeres, cuando trabajamos juntos por un objetivo común.
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