Se ha armado una gran algarabía mundial por lo del asalto a la embajada de México en Ecuador. La policía ecuatoriana entró a capturar a un político corrupto, compinche del corrupto Rafael Correa, expresidente y castrista siniestro. Pero la ralea del que buscó refugio en la embajada es lo de menos. El derecho de asilo debe ser respetado. Hasta ahí, todos de acuerdo.
Debido al asalto a la embajada, el Gobierno de México, una especie de narcoestado capitaneado por el castrista López Obrador, ha roto relaciones con Ecuador. La dictadura de Nicaragua (excrecencia castrista) también cortó lazos con Ecuador. Y el dictador Maduro habló de “acto de barbarie nunca visto en América Latina" (así llama a Hispanoamérica). Por su parte, la dictadura de Cuba, calificó de inaceptable “la flagrante violación” del derecho de asilo y de la Convención de Ginebra. Y Petro, ex guerrillero del M-19, grupo terrorista que asaltó la embajada de República Dominicana, y hoy presidente de Colombia, solicitó una reunión urgente de la OEA para tratar el caso. El compinche de Correa, apresado en la embajada, fue enviado a la cárcel. Con toda probabilidad no será fusilado por sus corruptelas.
El 9 de diciembre de 1980, los hermanos Ventura, Cipriano y Eugenio García, junto a dos hombres y tres mujeres, solicitaron asilo en la embajada del Vaticano en La Habana. Horas más tarde, tropas especiales de la dictadura cubana asaltaron la sede diplomática y los arrestaron (para mayor infamia, con la complicidad del nuncio vaticano: la Iglesia católica siempre tan canalla, cuando se trata del castrismo). Los hermanos fueron juzgados sumariamente tres semanas después, condenados a muerte y ejecutados de inmediato. Sus cuerpos nunca fueron entregados a su familia. Su madre fue condenada a 20 años de prisión, junto a otros familiares, por no denunciarles a las autoridades. Fue puesta en libertad en 1986 y murió en 1992, suplicando aún por los huesos de sus hijos, para darles sepultura. Los demás solicitantes de asilo fueron condenados a entre 15 y 20 años de prisión.
Esa ha sido y es la bárbara política de los Castro por más de medio siglo. ¿Y? ¿Cómo ha reaccionado el mundo civilizado a la barbarie castrista? Ya se los digo, con silencios cómplices y aplausos. ¿Decenas? ¿Cientos? ¿Cómo saberlo?, incluidos mujeres y niños, han sido asesinados extrajudicialmente o desaparecidos por intentar escapar de Cuba.
Llegó al paroxismo con la visita del entonces presidente Obama a Cuba. Uno de los espectáculos más asquerosos de la reciente política norteamericana (en la que abundan, hay que decirlo, los actos asquerosos)
Todas estas infamias, y muchas más, han acontecido sin algarabía alguna de parte de estos países que ahora alborotan y cínicamente se ofenden por el asalto a la embajada de México en Ecuador. El silencio, y no sólo el silencio, el apoyo entusiasta a la criminal dictadura de los Castro, ha sido y sigue siendo, por parte de muchos gobiernos, ominoso. Presidentes de países libres, ¡y hasta el Rey de España! Se han paseado tranquilamente por las calles ensangrentadas de La Habana, cosa que nunca hubieran hecho con una dictadura de derechas, como la de Pinochet o Videla. Esta repugnante vara de medir ha imperado en todo el mundo (escasas excepciones, de países que han sufrido el comunismo) y llegó al paroxismo con la visita del entonces presidente Obama a Cuba. Uno de los espectáculos más asquerosos de la reciente política norteamericana (en la que abundan, hay que decirlo, los actos asquerosos).
En este denigrante estado de complicidad, pleitesía y lameculismo político hacia la dictadura de los Castro, destaca España. El más atesorado deseo de la intelectualidad roja y rojilla española (toda), a partir del triunfo de la dictadura castrista en 1959, ha sido ser empalada por Fidel Castro y su castrismo (intelectual y espiritualmente, por supuesto). Escritores, filósofos, periodistas pintores, cantantes, cineastas (Almodóvar paseaba su perfumado culo por la isla donde se encerraba a homosexuales en campos de trabajo forzado, como si tal cosa) y actores, se han humedecido profusamente ¡durante medio siglo! Ante el Macho Histriónico Barbado y Violento que, pistola al cinto, agitaba sus enormes cojones a modo de bandera revolucionaria. ¡Con mis cojones todo, contra mis cojones nada!, era su lema cultural. Y la intelectualidad se inclinaba ante sus cojones, sumisa y deseosa.
Yo, mientras trabajaba como esclavo (siete pesos cubanos al mes y cárcel si te negabas) en los campos de caña fidelistas, me decía, pensando en estos intelectuales españoles y europeos, ¡qué falta de macho tiene esta gente! Era algo que despertaba en mí una gran compasión sexual. Ya saben que aplico a la Historia mi mirada genital, que a lo largo y ancho de toda mi existencia ha demostrado y demuestra ser la más veraz y confiable.
Y ahora, por lo del asalto de la embajada de México en Ecuador, qué algarabía, cuántas plañideras, cuántas condenas, cuántas denuncias, cuántos editoriales, cuántos artículos, cuánto cinismo. Y sobre todo cuánta amnesia.
Coda. Para cualquier información adicional remito a los lectores a la gran María Werlau, fundadora de Cuba Archive, organización dedicada a documentar los crímenes y abusos de la dictadura castrista. Después no digan que no sabían.
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