En medio de la carrera enloquecida de acontecimientos que venimos padeciendo en los últimos meses se hace difícil para cualquiera mantener el ritmo y es lo que le ha pasado al CIS, cuya encuesta trimestral tocaba y que hemos conocido ayer.
Es importante tener en cuenta que el trabajo de campo concluyó el 11 de octubre y que desde ese día ha pasado políticamente “una vida” en la crisis de Cataluña: declaraciones, resoluciones, requerimientos, detenciones, la intensificación de la fuga de empresas, el envío a prisión de los Jordis, manifestaciones independentistas y la masiva respuesta a favor de la Constitución, las dudas y titubeos de Puigdemont sobre si convocar o no elecciones, la Declaración Unilateral de Independencia de la “República catalana como Estado independiente y soberano, de derecho, democrático y social”, la aprobación inmediata del 155 ese mismo día, la destitución de todo el Govern, la convocatoria de elecciones para el día 21 de diciembre, la entrada en prisión de los exconsellers que se quedaron en Cataluña, la euroorden para el resto (con Puigdemont a la cabeza) y todos los preparativos preelectorales en los que estamos sumidos. Quizás después de todo la foto que refleja este CIS ya esté desfasada.
Entrando en el contenido del CIS, en general todos los partidos pierden electorado menos Ciudadanos, que se perfila como un partido combativo frente al independentismo. Los naranjas mantendrían el 75% de su electorado anterior y crecerían con un 10% de nuevos votantes provenientes del PP.
La cruz la presenta Unidos Podemos, con un electorado que se tambalea. Sólo un 60% seguiría votando a la formación, con un ligero trasvase del 7% al PSOE. La perdida del eje de la formación morada le está pasando factura en esta ambigüedad en la que están sumidos. Las palabras de Carolina Bescansa reclamando un relato nacional de su partido contrastan con el reconocimiento de la República Catalana por los Anticapitalistas. La aplicación por Podemos de su propio 155 a Podem, imponiendo una consulta para la coalición con los Comunes (que, naturalmente, ha ganado Iglesias), la dimisión de Fachín que probablemente irá en las listas de ERC o de la CUP, y las dudas de Ada Colau, cruelmente calificada por Borrell como emperatriz de la ambigüedad, que no sabía si vivía en una república o en una comunidad autónoma y que reconocía a Puigdemont como presidente legítimo después del 155, son episodios que no están ayudando a los de Iglesias, ni en Cataluña ni en el resto de España, donde la independencia de Cataluña se coloca como segundo problema, sólo por detrás del paro, tras dispararse del 1,1% del anterior barómetro a nada menos que el 29% actual. Porcentajes que podrían resultar letales para un partido que no es capaz de presentar el mismo discurso, ni parecido, en Cádiz y en Vic.
Además, tampoco ayuda el desgaste de un líder que genera ya más rechazo que Rajoy. Y, como viene siendo una constante, ningún líder aprueba para los españoles. Un dato de rechazo al político que sí que es continuación de todos los anteriores sondeos.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación