Todos somos más capaces de enfrentarnos a lo previsible, por malo que pueda ser, que a manejar un hecho sorpresivo, no vaticinado precisamente por ser inimaginable.
En 2010 el físico y profesor de la Universidad de Columbia Nassim Nicholas Taleb definió el concepto de Cisne Negro para referirse a un evento sorpresivo, ajeno al marco de expectativas normales y que impacta de forma extraordinaria sobre la conciencia colectiva. El golpe sufrido por el PP con el escándalo del Master de Cifuentes es un cisne negro de libro. Un hecho imposible de prever pero con un impacto trascendental que ha resultado tan inimaginable como lo era el hecho mismo. Ha resultado que algo aparentemente menos grave que otras dificultades que ha atravesado el Partido Popular ha traído consecuencias más profundas que nada de lo anterior.
Para un PP que apuesta electoralmente por Madrid, el master de Cifuentes ha resultado una catástrofe que, para empezar, se ha llevado por delante los objetivos de la gran convención de Sevilla, pensada en su día para levantar los ánimos y presentarse ante la sociedad como un partido fuerte, unido y dispuesto a ganar con caras y mensajes renovados. Precisamente la todavía presidenta de Madrid estaba llamada a jugar un papel destacado en aquel cónclave, pero no, desde luego, a ser la protagonista principal y menos aún por un escándalo.
Por ser imprevisible, el episodio del máster de Cifuentes, un asunto aparentemente de gravedad limitada, ha traído consecuencias más profundas que ninguno otro de los escándalos que afectan al PP.
En la actividad política no son raras estas situaciones. Los grandes partidos políticos son estructuras en las que existen multitud de conexiones en base a círculos menores (territoriales, representativos, de gestión, personales, de poder interno, etc.) que se solapan y entre los que reina la confianza mutua, sin la que sería imposible avanzar un paso. Cuando esta confianza se quiebra o se deteriora, la estructura deja de funcionar y el partido se resiente. Si esa crisis se produce, además en forma de estallido imprevisible, la desorientación y la confusión están garantizadas.
Una confusión que, en este caso, se está trasladando a la realidad parlamentaria y de gobierno de la Comunidad de Madrid. Y se daría una situación que sobrepasaría el caso de Murcia si no se doblega Rajoy y sirve la cabeza en bandeja de Cifuentes como clama ya toda la oposición.
Si no fuera así, se aventura un proceso complicado de múltiples intereses y coaliciones sin precedentes. La posibilidad de una moción de censura necesitaría al menos un candidato, aunque pudiera haber más no sería viable ya que al defender éste su proyecto necesitaría el respaldo de la mayoría absoluta. Serían al menos sesenta y cinco diputados obligados a entenderse, coaligando obligatoriamente el sumatorio del PSOE, Podemos y Cs.
Dice Taleb en su libro (The Black Swan, 2da. Ed. Londres: Penguin, 2010) que son los hechos que impactan y que sobrepasan las expectativas de la certidumbre los que hacen a las sociedades replantearse las ideas, tanto científicas como económicas o políticas que hayan dominado el mundo y el imaginario colectivo hasta el día en que irrumpen tales “cisnes negros”.
La paradoja es que puede que un simple curso de formación universitaria sea lo que desencadene al fin un cambio en el panorama político -no una alternancia- que podría afectar a todos los agentes políticos, PP incluido.
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