Vaya por delante que un debate nunca se pierde del todo salvo que te vayas llorando del plató, lo cual no fue el caso de Pedro Sánchez frente a Alberto Núñez Feijóo este lunes en Atresmedia. Un cara a cara electoral es, por definición, terreno propicio al vaso medio lleno/medio vacío y a la media verdad estadística -la peor de las mentiras- a gusto de cada uno de los millones que lo ven. Se lo confiesa alguien -servidor- que participa cada semana en diversas tertulias, ya saben, ese mundo traidor donde nada es verdad ni es mentira, sólo del color del cristal con que se mira.
Por eso me resulta tan atípica, por cierta, esa idea que está corriendo como la pólvora desde que Vicente Vallés y Ana Pastor dieran por concluidas las casi dos horas de Duelo en Ok Corral: que a Sánchez no le faltó de’na para estrellarse porque desde el minuto uno lo ensayó todo, con nulo éxito, contra cara de hielo Feijóo; toda una colección de muecas, cejas arqueadas, sonrisas displicentes, gestos de desaprobación e incredulidad, y miradas iracundas con el mentón a punto de estallar.
Les propongo un reto: vuelvan a visionar los primeros 20 minutos de Sánchez intentando desarmar el “catastrofismo” económico y las “mentiras” de su oponente con eso de que ha creado menos empleo que Mariano Rajoy, pero esta vez háganlo sin sonido. Observen el lenguaje no verbal del presidente… Hasta la silla, idénticas las dos -seguramente por exigencias del guión previamente pactado por los equipos de campaña-, se alió con Feijóo en su contra; le sentaba fatal dada su envergadura.
En ningún momento transmitió nuestro presidente, el de todos, también de quienes no le votan, esa auctóritas exigible a cualquier inquilino de La Moncloa; eligió perderse entre interrupciones calculadas para desconcentrar a Feijóo y muecas, muchas, que le acabarían convirtiendo en lo que no es: aspirante a la Presidencia del Gobierno de España… que lleva ocupando cinco años.
Sí, el mismo que un día fue capaz de ganar internamente a Eduardo Madina, a Susana Díaz, a Patxi López, a los barones socialistas y hasta a Felipe González, aquel que luego enviaría a su casa a Mariano Rajoy, a Albert Rivera, a Pablo Iglesias y a Pablo Casado, por este orden, nos había obligado a recluirnos en casa una de las noches más calurosas de este 2023… ¿Y todo para esto?¿Para verle naufragar en prime-time televisivo?.
En ningún momento transmitió nuestro presidente, el de todos, también de quienes no le votan, esa auctóritas y magisterio exigibles a cualquier inquilino de La Moncloa; eligió perderse entre una maraña de interrupciones calculadas para desconcentrar al adversario, muchas muecas y algún aspaviento, hasta convertirse ante los ojos de muchos españoles en lo que no es: aspirante a la Presidencia del Gobierno de España… que lleva ocupando cinco años.
El ‘profesor’ Feijóo
Mientras, el profesor Feijóo, diez años mayor (61) y mucho menos atractivo que Mr Handsome -donde va a parar- ordenaba papeles en el despacho catódico en que convirtió la larga mesa instalada en estudio de Atresmedia, supongo que para que nos imaginemos cualquier día a día suyo si el Pueblo español le aprueba la oposición el 23 de julio.
De vez en cuando, el auténtico aspirante levantaba la vista y las gafas, y anotaba -con medidos cabeceos y gestos de desaprobación- los reproches del actual dueño del Boletín Oficial del Estado (BOE); o firmaba un acuerdo consigo mismo -que gobierne el que más votos saque- a modo de golpe de efecto para desactivar los ataques por Vox, siempre con aire de revisión de examen y gesto atareado; “mire, Sr Sánchez, que tengo mucha plancha, usted ha fallado aquí, aquí y aquí”, parecía que le iba a decir por momentos. Vuelva en septiembre… o nunca.
Igual resulta que el problema de Sánchez es el que apuntaba en El País éste domingo uno de sus fan número uno, el ex alcalde de Valladolid Óscar Puente: que es un “outsider” y por eso “el sistema no le tolera”, pero sospecho que ni siquiera esa bondadosa interpretación de éste fin de fiesta logrará llevar consuelo al cuartel general del PSOE en los días que quedan hasta el 23J
Igual resulta que el problema de Pedro Sánchez es el que apuntaba en El País éste domingo uno de sus fan número uno, el ex alcalde de Valladolid Óscar Puente: que es un “outsider” y “el sistema no lo ha tolerado”. No lo sé, pero sospecho que ni siquiera esa bondadosa interpretación en medio de este fin de fiesta socialista va a lograr llevar consuelo al cuartel general del PSOE en los días que quedan hasta las urnas el 23J… a encuesta por día cruzando los dedos para ver si la derrota es normal o en picado.
Confieso que hubo un momento en que lo pase mal, justo cuando el presidente parecía compadecerse a sí mismo y decirnos al resto de los españoles: “Pero ¿qué he hecho yo para merecer esto? ¿Cómo me puede pasar esto a mi, jefe del Ejecutivo más social de la historia?”… Es lo que tiene la democracia, que un día echas a tu antecesor en una moción de censura contra pronóstico y cinco años después él -Rajoy- ve tu declive comiendo palomitas desde el salón de su casa.
unidospode0S
Después del ridículo que hizo este periodista ante Zapatero, en la sexta, no atreviéndose a ser incisivo, ahora hasta se equivoca nombrando al presidente del gobierno, como un presidente de una nueva constitución.
Karl
"En ningún momento transmitió nuestro presidente, el de todos, también de quienes no le votan".. No, no es nuestro presidente, es el presidente *del consejo de ministros*. España no tiene presidente, como sí lo tienen e.g. Francia, Alemania o EEUU. Tampoco lo tiene e.g. Inglaterra.
vallecas
Son ustedes patéticos D. Gabriel. No aceptan las reglas del juego. La culpa, decía Zapatero, la tiene Vicente Vallés por no haberse sentado encima de la mesa entre los dos participantes, moderar más de cerca. Puedo entender, Sr. Sanz que no crea en la "democracia" y quiera que siempre gobierne el PSOE, pero lo que no me "entra en la cabeza" es que usted y otras personas "leídas" defiendan a Pedro Sánchez. ¿pero qué mas tiene que hacer para que reconozcan que es un tirano y un torpe?