Opinión

Cómo sobrevivir en Madrid a 'La Bestia' de Biden

Llegó Biden y los madrileños ni se inmutan. Algunos trastornos de tráfico, ciertos problemillas de transporte y una lejana curiosidad por tanta visita. Así se sobrevive a una cumbre de la OTAN

Alguien pensó que celebrar la cumbre de la OTAN en España sería un acontecimiento interestelar. Algún miembro destacado del Departamento de Ideas Geniales propuso Madrid porque algo tan estupendo sólo podría ser albergado en la capital para llegar a acuerdos que nos mejoren un poco la vida y que vecinos de la Villa y Corte estuviésemos orgullosos del Gobierno central. Por ejemplo, la crisis energética que atravesamos o si invertimos más en armamento militar.

Los madrileños estamos preparados para sobrevivir a cualquier desgracia o hecatombe. Hemos superado la crisis del ébola, la JMJ, el 15J, la pandemia versión extrema, Filomena...Tenemos una capacidad de adaptación por encima de la media y estamos acostumbrados a movernos entre las ocurrencias del Gobierno de España, el autonómico y el municipal. Ahora vivimos unos días similares a los previos a recibir el borrador de la Renta: miedo porque no sabemos si la broma de la OTAN nos va a salir a pagar y desconcierto porque «¿cómo que va a haber controles de qué y dónde?» según preguntan algunos vecinos de Corte.

El caso es que una vez más, nos dicen que, en estos días de Biden y 'La Bestia', mejor que nos quedemos en casa, que la línea 8 de Metro —que reabrió hace justo un mes— vuelve a estar cerrada, que los autobuses de la EMT serán gratuitos y tenemos que dar gracias los niños han terminado el colegio y sus papás les van a poder hacer compañía esta semana. Por otra parte, muchas obras se paralizarán porque se ha decidido que no se pueden instalar contenedores, sacos de residuos y material de obra en las calles en los puntos problemáticos.

El alcalde Almeida es magnánimo y nos da dos buenas noticias: no se cobrará por el servicio de grúa ni por las primeras 48 horas que el coche pase en el depósito

La Castellana cortada. Alguna autopista de acceso, también. Por la de Barcelona, ni lo intenten. El perímetro de seguridad será de entre 300 y 500 metros alrededor de Ifema y de los hoteles donde pernocten los mandatarios. De nuevo, quienes tengan cerca su negocio serán castigados porque volverán los días en que abrir serán pérdidas más que aseguradas. Por su parte, el Ayuntamiento explica que la grúa retirará los vehículos que se encuentren cerca estas zonas de seguridad. Eso sí, es magnánimo y nos da dos buenas noticias: no se cobrará por el servicio de grúa ni por las primeras 48 horas que el coche pase en el depósito. Pero hay una mala: cumplidas las dos primeras horas, toca pasar por caja.

El dueño del local pedía en cocina que esta semana solo preparen una cuarta parte de los menús del día porque los oficinistas se quedan en casa a teletrabajar. Se le notaba fastidiado porque de negocio viven unas cuantas familias

El Rey, que es el Jefe del Estado, ha ofrecido junto a Reina, una cena de cuento a las delegaciones de la OTAN en el Palacio Real. El presidente del Gobierno, que no es el jefe del Estado, ha organizado un refrigerio singular en el Museo del Prado. Estará cerrado los días 29 y 30, el Palacio Real del 28 al 29, el Reina Sofía y el Teatro Real modificarán sus horarios de apertura y aforos. A todo esto, mientras en Ifema los mandatarios se reúnen, la Reina guiará a los acompañantes de los huéspedes en visitas varias, como el Palacio de La Granja y el Museo Reina Sofía. Hay días en los que almuerzo en un bar de calle Zurbano. El dueño del local pedía en cocina que esta semana solo preparen una cuarta parte de los menús del día porque los oficinistas se quedan en casa a teletrabajar. Se le notaba fastidiado porque de negocio viven unas cuantas familias, empezando por la suya, y otras cinco más.

Otra característica de los madrileños es hacer de la necesidad virtud. La presidenta de la Comunidad vio venir que aquí podía haber negocio y propuso que Madrid se convierta en un circuito urbano de F1, al igual que Valencia o Mónaco. La oportunidad se la han servido en plata: ¿qué mejor que sean los líderes mundiales quienes disfruten de la fabulosa recta que es la Castellana, Recoletos y el Prado? Un trazado de 9 kilómetros por el centro de la ciudad sin semáforos ni atascos.

Lo importante. Lo vamos a pasar mal, estamos a final de mes y se avecinan curvas. Sabemos que esto no va a repercutir en directo en la economía de la ciudad. Y, sin embargo, además de los acuerdos que los que mandatarios (y algún líder) alcancen, confiaremos en que vuelvan a su pueblo hablando de Madrid como «la ciudad de los prodigios», cita que se atribuye a Dumas padre.

Madrid será por unos días el gran escenario que contemple el mundo. Tenemos la oportunidad de lucirnos y mostrar nuestra mejor cara. Sonreiremos con ganas y responderemos con esa amable generosidad que nos caracteriza. En fin, como diría Ramón, Madrid es no tener más empeño que seguir siendo lo que es.

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