Hoy es un día de elecciones, así que estoy obligado a empezar esta columna recordándoles de que vayan a votar. Es la fiesta de la democracia, etcétera, etcétera, participar es importante, derecho fundamental, si no votas no puedes quejarte. En fin, lo clásico.
Aparte de la apelación a participar en los comicios de hoy, creo que no está de más recordar que estamos votando y en qué debe uno fijarse al tomar la decisión de voto.
Empecemos por las elecciones municipales, a las que nunca se le da suficiente importancia. Las competencias exactas de los municipios varían de una comunidad autónoma a otra. Pero en general hay una competencia más o menos común a todos los ayuntamientos que tiene una relevancia enorme y a la que nunca se le presta suficiente atención: urbanismo.
Gracias al historial de burbujas inmobiliarias que arrastra nuestro país y a una bien justificada mitología de pelotazos y corrupción, los concejales de urbanismo son probablemente el cargo público que tiene peor prensa. Tras la crisis, no es de extrañar que sean vistos con desconfianza, pero lo cierto es que no hay nadie más importante en un gobierno local en todo lo relacionado a vivienda asequible, movilidad social, transporte y cambio climático.
Cuántos pisos, casas, apartamentos, chozas y chamizos se construyen en un municipio depende directamente de cuánto suelo urbanizable hay y el nivel de densidad permitido
Sobre vivienda he hablado en otras columnas, pero hay un punto de partida que debe ser repetido: el precio de la vivienda depende sobre todo de una cuestión básica de oferta y demanda, y en España, quien toma decisiones sobre la oferta de vivienda son los concejales de urbanismo. Cuántos pisos, casas, apartamentos, chozas y chamizos se construyen en un municipio depende directamente de cuánto suelo urbanizable hay y el nivel de densidad permitido. Si en una ciudad o pueblo la vivienda es cara, el primer culpable es este concejal.
La movilidad social está mucho más controlada por los municipios de lo que parece. Hay una cantidad de estudios considerable que señala que el barrio donde naces tiene una influencia considerable en tu nivel de ingresos futuros. No es cuestión de crecer en un barrio acomodado, sino en un barrio donde coincidan familias de todas las escalas sociales, seguros, y con buen acceso tanto a servicios como a lugares de trabajo. Esta combinación de factores es fruto de decisiones sobre usos del suelo, densidad, y tipos de vivienda permitidos en cada barrio. El concejal de urbanismo, de nuevo, es quien lleva la voz cantante sobre estos aspectos.
Hablemos también de transporte, especialmente de transporte público. Metro, ferrocarril y autobús necesitan un cierto nivel de densidad de población y puestos de trabajo para que sean eficientes y prácticos de operar. El transporte público es clave en el acceso a oportunidades laborales necesarias para conseguir la movilidad social que todos deseamos, así que estamos otra vez dependiendo de la política urbanística del ayuntamiento en estas decisiones.
Densidad de población y transporte, obviamente, tienen un papel importantísimo en las emisiones que genera un municipio. Si nos preocupa el cambio climático (y debe preocuparnos) hay pocos votos que sean más importantes que a quienes deciden sobre cómo vamos a distribuir nuestras viviendas, transportes, servicios y lugares de trabajo.
Cuando vayáis a votar lo primero que deben mirar en el programa electoral es dónde y cómo se van a construir cosas en el pueblo
Si todo esto suena como que la única decisión importante que toman los municipios es vivienda y uso de suelo, no es que me vayan demasiado desencaminados. Sí, del alcalde dependen cosas como recogida de basuras, aceras, limpieza de calles, alcantarillado, alumbrado, arreglar baches y una miríada de detalles claves para nuestra calidad de vida. Pero lo que tiene una influencia tremenda, y lo que queda físicamente en el mapa de nuestras ciudades es el urbanismo, así que cuando vayáis a votar lo primero que deben mirar en el programa electoral es dónde y cómo se van a construir cosas en el pueblo.
La decisión de votar en las comunidades autónomas es también interesante. En España, tras años de descentralización, son los gobiernos regionales los que deciden prácticamente todo lo que tiene que ver con el estado de bienestar. Aparte de las pensiones y el subsidio de desempleo, son las comunidades las que deciden sobre sanidad, servicios sociales, políticas activas de empleo, educación, guarderías y básicamente todo aquello que tiene un contacto directo con el ciudadano. Nuestro sistema de financiación sigue siendo excepcionalmente torpe en hacer que estos gobiernos sean los que recauden para pagar por estos servicios, pero, aun así, un porcentaje enorme de lo que consideramos habitualmente "gobernar" se vota en parlamentos autonómicos.
Si una comunidad tiene listas de espera eternas, colegios que se caen a pedazos, servicios sociales lamentables e impuestos bajos, la culpa no es del Gobierno central
Las autonomías, no obstante, no tienen competencias en política antiterrorista, la ley de partidos, política migratoria, o muchos de los debates absurdos que hemos visto en semanas recientes. Las mayorías resultantes de estas elecciones en los parlamentos autonómicos, además, no van a afectar mayorías en el Congreso. Por mucho que algunos candidatos insistan que se están presentando para derrotar a Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno no va a ser escogido en estos comicios. Si una comunidad tiene listas de espera eternas, colegios que se caen a pedazos, servicios sociales lamentables e impuestos bajos, la culpa no es del Gobierno central, por muy mal que lo esté haciendo.
Así que hoy, cuando vayan a votar, les ruego que se fijen en dos cosas. En su ciudad, urbanismo. En su Comunidad Autónoma, su estado de bienestar y escuelas. Aparte de eso, hagan el favor de castigar a los corruptos y votar a gente honesta. La mayoría de los políticos son buena gente y hacen lo que prometen, así que escuchen lo que dicen con atención y voten con criterio.
Felices elecciones.
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