El pasado día 14, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, pronunció una conferencia en el Club Siglo XXI. En ella dijo, sin ambages, que Pedro Sánchez, tiene “un plan con una ideología clara detrás: instaurar en España, al margen de los mecanismos constitucionales, una República Federal Laica, de facto”.
Si hacemos caso al aviso de Ayuso, se entienden mejor las decisiones políticas que va tomando el doctor Fraude: su negativa a devolver a los jueces el gobierno de los jueces, la supresión del delito de sedición, el constante asalto partidista a las instituciones, el acercamiento y posterior suelta de los presos más sanguinarios de ETA, o sus alianzas, Zapatero mediante, con los regímenes bolivarianos de Hispanoamérica. Pero llegar a instaurar en España, como dice la presidenta de Madrid, una república federal y laica, cuando somos una monarquía parlamentaria de corte liberal con una organización territorial autonómica, ¿no parece una maniobra excesivamente complicada?
Eso puede parecer a primera vista, pero si analizamos los tres conceptos con que, según Ayuso, Sánchez nos amenaza, “república”, “federal” y “laica”, podemos encontrarnos con que grandes sectores de la izquierda española, con el PSOE a la cabeza, los llevan pregonando desde siempre.
Que el PSOE se ha declarado siempre partidario de la república, más aún, de la fracasada y tenebrosa II República, está fuera de toda duda. Desde la Transición hasta ahora son innumerables las declaraciones de sus líderes en las que afirman contundentemente que ellos son republicanos, aunque constitucionales. Dicho en román paladino, que buscarán la manera para, sin salirse de la Constitución, llegar a la república.
Desde que en la Guerra Civil la izquierda española descubrió que los nacionalistas, a los que hasta entonces había considerado unos “burgueses reaccionarios”, podían ser unos útiles aliados contra la derecha capitalista y española, el Partido Comunista y el Socialista no han dejado de coquetear y unirse con esos nacionalistas y de ceder a sus exigencias.
La Constitución Española dictamina que España es un país no confesional, es decir, que no proclama ninguna religión como propia de la Nación, pero no llega a decir que es laico
Una de las demostraciones de esto es, en el caso del PSOE, que su órgano ejecutivo se llama, precisamente, Comisión Ejecutiva Federal. No sé si ellos mismos saben bien lo que significa esa palabra (no creo que en ella abunden los que sepan que “foedus” en latín, de donde procede el “federal” español, es un sustantivo, que viene de “fides” -“fe, confianza” en español- y que significa “pacto, alianza”, pero el “foedus” latino también es un adjetivo que significa ”feo, repugnante”), pero su órgano se llama así. De manera que no puede sorprendernos que la república a la que aspiran los socialistas tenga ese carácter.
Queda por analizar el concepto de “laica”, que Ayuso incluye en la calificación de la república a la que aspira Sánchez. Laico en sentido estricto significa que es independiente de toda confesión religiosa. La Constitución Española dictamina que España es un país no confesional, es decir, que no proclama ninguna religión como propia de la Nación, pero no llega a decir que es laico porque, su artículo 16.3, señala que “los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española”. No hay duda de que a Sánchez le gustaría proclamar esa laicidad radical.
Pues bien, el partido que defiende estas tres cosas, el PSOE, desde diciembre de 1982, cuando Felipe González llega a La Moncloa, hasta hoy, ha gobernado un total de 25 años y 6 meses por 14 años y 6 meses del PP. Lo que quiere decir que han tenido el respaldo popular casi el doble de tiempo que el PP, el partido que no quiere ningún cambio de régimen. Que no se olvide.
Con este panorama, queda en pie la pregunta clave: ¿cómo piensa Sánchez llegar a esa república federal y laica?
La respuesta está clara, “de la Ley a la Ley”, el mismo camino que Torcuato Fernández Miranda ideó para pasar de un régimen autoritario a uno totalmente democrático. Y para pilotar ese tránsito Sánchez cuenta con Cándido Conde Pumpido, que, desde la presidencia del Tribunal Constitucional y con una mayoría de vocales convenientemente elegidos, irá haciendo constitucionales todas las propuestas que Sánchez impulse en la línea de acabar con la Monarquía, con la unidad de la Nación y con la estructura del Estado. Tan sencillo, o no, como eso. Cuando en 2006 era fiscal general del Estado, fue el autor de una frase con pretensiones metafóricas que resume perfectamente cuál debe ser, en la línea gramsciana del uso alternativo del derecho, el papel de un jurista al servicio de una determinada ideología: “El vuelo de las togas de los fiscales no eludirá el contacto con el polvo del camino”.
La adhesión de este señor al régimen de Franco debió de ser tan profunda que aparece como Instructor en Toledo de la causa contra los que, durante el asedio al Alcázar, habían desvalijado la catedral toledana
El polvo del camino lo debió conocer bien su abuelo, de igual nombre, del que aparece, en el Boletín Oficial del Estado del 14 de agosto de 1937, una Orden por la que “en vista de los méritos contraídos por D. Cándido Conde Pumpido, Magistrado de la Audiencia Territorial de Cáceres, y circunstancias concurrentes en el mismo, vengo en nombrarle Presidente de la Sala de lo Civil del propio Tribunal. Dios guarde a V. E. muchos años. Burgos 13 de agosto de 1937. Segundo Año Triunfal. Francisco G. Jordana”. Esos “méritos” no están especificados pero, dada la fecha, pueden suponerse. La adhesión de este señor al régimen de Franco debió de ser tan profunda que le encontramos, también en un BOE de diciembre del 36, como Instructor en Toledo de la causa que se seguía contra los que, durante los meses de asedio al Alcázar, habían desvalijado de alhajas y obras de arte la catedral toledana y casas y palacios de la ciudad imperial. En 1939 nos lo encontramos como Juez Instructor en la Barcelona recién ocupada por las tropas de Franco.
Y un hermano de este magistrado, Luciano, coronel auditor del Cuerpo Jurídico de la Armada, fue nombrado, en el BOE del 1 de noviembre de 1936, vocal del Alto Tribunal de Justicia Militar que Franco creó en ese mismo Boletín Oficial. Nada menos.
Si Cayetana Álvarez de Toledo dejó claro en sede parlamentaria que “los hijos no somos responsables de nuestros padres”, mucho menos vamos a serlo de nuestros abuelos o tíos abuelos, pero sí que heredamos a veces aficiones. Ahí están los muchos hijos músicos, y magníficos, de Juan Sebastián Bach. Puede que la afición al polvo del camino esté en el ADN de esta familia de juristas. Y para la misión que Sánchez le tiene encomendada esa afición puede ser la clave.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación