Opinión

Conexiones españolas con los golpistas peruanos

El PSOE forma parte de un conglomerado político hermano del que dirige Mélenchon en Francia. Ellos también se solidarizan con los golpistas peruanos

Además de un golpe de Estado, Perú está sufriendo una manipulación informativa masiva promovida por la internacional bolivariana. Especialmente en España, donde el sanchismo mediático ha convertido a los golpistas en víctimas. Periodistas del país andino de trayectoria democrática inequívoca muestran su perplejidad ante tan burda falsificación de los hechos. “La prensa internacional se tragó el cuento”, denuncian.

El pasado miércoles un medio de la red de digitales podemitas publicó una entrevista filtrada con el expresidente Pedro Castillo, detenido como autor del golpe de Estado del 7 de diciembre. “Sobre España…primero agradecer al hermano Pablo Iglesias por su carta de solidaridad enviada desde Podemos”, traslada el autor de un golpe de libro contra la democracia peruana. Las defensas coordinadas por Eugenio Zaffaroni, ideólogo del peronismo y camarada del exjuez Garzón, están haciendo su trabajo de “opinión pública” utilizando las redes castro-chavistas en España

Con éxito. Han logrado que la violencia desatada en Perú, organizada como parte del golpe de Estado, sea interpretada como un ejercicio del derecho de manifestación. Venden como una movilización contra las desigualdades entre Lima y las regiones del sur lo que no es otra cosa que una insurrección destinada a poner de rodillas a las instituciones peruanas. No es por la situación de pobreza en Puno, Cuzco o Arequipa, es por un apoyo programado a los golpistas. Lo anticipó el primer ministro castillista Aníbal Torres: “Correrán ríos de sangre”.

Se trata de una insurrección que reproduce un modelo bolivariano ya ensayado antes con éxito en Chile y Colombia con el calificativo tramposo de “estallido social”

Asaltar y destruir aeropuertos, cortar carreteras en cien puntos de 30 regiones a la vez, incendiar comisarías y juzgados, paralizar el transporte sanitario, etcétera, no tienen nada que ver con el legítimo ejercicio de protesta. ¿Qué reivindican? Exigen la vuelta de Castillo al poder, un proceso constituyente y cierre del Congreso. Se trata de una insurrección que reproduce un modelo bolivariano ya ensayado antes con éxito en Chile y Colombia con el calificativo tramposo de “estallido social”. En Perú, de momento, las instituciones democráticas resisten.

Representantes del movimiento golpista han recibido en España la cooperación de los medios de comunicación sanchistas para disfrazar la violencia insurreccional como defensa de los derechos humanos. Entre ellos destaca la líder castillista Lourdes Huanca que, presentada por El País y Público como una víctima “indígena”, es conocida por figurar en las carpetas de la fiscalía peruana con toneladas de pruebas de corrupción que afectan a toda la familia de Castillo. La activista llegó a explicar a la opinión pública que fue drogado -¡santo cielo!- en el momento de dar el golpe. Los medios sanchistas, en su cooperación entusiasta, han llegado a titular “los manifestantes deciden tomar los aeropuertos”. ¿Manifestantes?

Para comprender la campaña mediática solo hay que seguir la defensa del golpe que hace el Grupo de Puebla, del que forman parte los socialistas y comunistas españoles

Con intenciones similares fue presentada en El Diario Jennie Dador, otra destacada defensora del golpe de Pedro Castillo y el “estallido” que intenta destrozar Perú. Emiten en la misma onda que la diputada bolivariana Sigrid Bazán que ha declarado “las protestas pacíficas no generan cambio, tienen que ser violentas para ser útiles”. Y en la del dirigente comunista y diputado Diego Bellido: “O se convoca un referéndum constitucional o seguirá la violencia”. Todo esto después de un gobierno comunista de ineptos, ladrones y finalmente golpistas. Han robado hasta los fondos del canon minero destinado a inversiones en las regiones pobres del sur.

Además de oír los despropósitos de Iglesias, para comprender la campaña mediática solo hay que seguir la defensa del golpe que hace el Grupo de Puebla, del que forman parte los socialistas y comunistas españoles. Desde el primer minuto los presidentes bolivarianos de México, Bolivia, Argentina y Colombia, coordinados, cooperaron con Castillo, incluso ofreciendo la embajada mexicana para refugio del golpista. En estos dos meses de violencia que ha llegado a provocar el cierre de las grandes minas de cobre, su injerencia no ha cesado.

En la reciente cumbre de la Celac en Buenos Aires, el chileno Boric, el colombiano Petro y el mexicano López Obrador exigieron la libertad de Castillo, al que intentan convertir en un mártir bolivariano. Incluso el dictador sanguinario Daniel Ortega se atrevió a denunciar que a Castillo “le dieron un golpe de Estado los militares”. Obrador calificó como una infamia la detención del golpista. La excepción democrática fue el presidente uruguayo Luis Lacalle. “Aquí hay países que no respetan ni la democracia ni los derechos humanos”, manifestó dirigiéndose al dictador cubano Díaz-Canel, allí presente.

En el último debate del Senado, Sánchez mintió a conciencia sobre unas declaraciones de Emmanuel Macron referidas a los extremos

Lo que el sanchismo mediático oculta es qué representan los comunistas del partido Perú Libre que han dado el golpe. Especialmente esconden las relaciones de Castillo con el Movadef, brazo político de Sendero Luminoso, responsable de 70.00 asesinatos en su historia terrorista. O la aspiración a una nueva Constitución que incluiría control de precios, el fin de la independencia del Banco Central, limitaciones al derecho de propiedad, plurinacionalidad, etcétera. Nada sorprendente viniendo de los populistas del llamado “socialismo del siglo XXI” en el que militan Yolanda Díaz y Rodríguez Zapatero.

El gobierno sanchista cada día se parece más a los bolivarianos que están empobreciendo Iberoamérica. En el último debate del Senado, Sánchez mintió a conciencia sobre unas declaraciones de Emmanuel Macron. Donde el presidente francés había expresado su condena a los extremismos de derecha y de izquierda –“lucho contra los extremos”-, él lo falseó como una crítica a la extrema derecha en exclusiva. Era en defensa propia, porque es sabido que el PSOE forma parte de un conglomerado político hermano del que dirige Mélenchon en Francia. Ellos también se solidarizan con los golpistas peruanos.

Muchos candidatos socialistas del 28-M dicen ahora que marchar al lado de semejantes compañías no les deja dormir. ¡A buenas horas!

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