Opinión

El Congreso, en cuarentena

La imagen que nos ha trasladado el partido del Gobierno en el Congreso, apiñaditos y revueltos, supone un  nefasto mensaje social para seguir luchando contra la pandemia

¿Se imaginan a todos nuestros diputados, incluido el presidente del gobierno Pedro Sánchez, en cuarentena por el coronavirus? Todos, todos, sería difícil pero no imposible y más si juzgamos la imagen que nos han ofrecido en el Congreso de los Diputados. Más que lamentable. Por lo menos en la bancada socialista, ahí todos bien juntitos. Y para más desasosiego, la presidenta de la Cámara diciendo que el reglamento no puede prohibir la entrada de un diputado.

Está claro que no pero el reglamento, ante la pandemia, bien se puede modificar. Es más, no hace falta ni modificarlo, hace falta tan sólo un poco de sentido común del que hoy han demostrado que carecen. Dejen de querer dar una apariencia de normalidad o de nueva normalidad cuando no hay nada normal. Unos y otros, porque lo de este miércoles en el Congreso ha sido de juzgado de guardia. En estos últimos cinco meses de sesiones y comparecencias, el cumplimiento de lo que cada individuo puede hacer para intentar mantener al virus lejos ha brillado por su ausencia.

Luego nos dirán que tenemos que confinarnos y esperarán que todos cumplamos a pies juntillas, encerraditos y con los bolsillos vacíos mientras ellos siguen cobrando su paga de políticos irresponsbales

Señorías,ustedes son el ejemplo a seguir y acaban de dar la imagen de cómo decir una cosa y hacer la contraria. Es la imagen de cómo se hace para no dar ejemplo a la ciudadanía, es la imagen del bochorno para todos, justo cuando en este país no es que haya una segunda ola de coronavirus es que el coronavirus no nos ha abandonado. Sigue campando en muchos lugares a sus anchas y sin control –en parte por culpa de ciudadanos irresponsables y también por culpa de la administración la central y la autonómica- pero seguimos sin cumplir lo que ha quedado sobradamente claro: mascarilla, distancia social y lavado de manos. Luego nos dirán que tenemos que confinarnos y esperarán que todos cumplamos a pies juntillas y con los bolsillos vacíos mientras ellos siguen cobrando su paga como presidente, diputados, presidentes autonómicos etc, etc. La comunicación política que nos ha trasladado el Congreso y concretamente, en este caso, el partido del Gobierno supone un mensaje nefasto para seguir luchando ante la emergencia sanitaria.

No estamos para poses ni aplausos

Nos rasgamos las vestiduras con que si los jóvenes, que si los botellones, que si, que si... En el Congreso hay diferentes espacios en los que pueden estar los diputados por separado siguiendo lo que ocurre en el Hemiciclo. Otra cosa es si quieres figurar de cara a la galería y que te vean, y aplaudir al líder. Pero en estos tiempos no estamos ni para posar, ni para figurar, ni para hacer gestos totalmente irresponsables. Estamos y están para dar ejemplo y sobre todo para predicar con él.

Si miramos a Estados Unidos, vemos con claridad que poco puede decir su líder a sus conciudadanos sobre el uso de mascarilla, puesto que él se ha negado hasta hace pocos días a ponérsela. Está claro que se vive mejor sin ella, y más ahora en verano, es como –permítanme- tener sexo sin preservativo, mucho mejor pero nada seguro para evitar contagios innecesarios o concepciones involuntarias, aunque en este caso entran otras variables como la estabilidad o eventualidad de la relación. Pero, a lo que nos ocupa.

Tres medidas imprescindibles

Estamos ya agotados de escuchar que las tres medidas son un pack: no es que si nos lavamos las manos no hace falta ni mascarilla ni distancia social, no. Ojalá. No es que si llevamos mascarilla podemos besuquearnos con ella, no. No es que si mantenemos la distancia da igual la mascarilla, no. Nuestra medicación frente a la covid-19 son las tres cosas, el pack al completo, y con cuanta menos gente nos relacionemos, mejor, hasta que avance la ciencia y nos regale la deseada vacuna para inmunizar a la población sin causar mayores dramas de los ya causados, tanto el sanitario y de la salud, como el económico, como el social.

Porque también los tres nos afectan, tanto al que tiene problemas de corazón y ve que sus revisiones se han retrasado por atender a los covid, como por los que han perdido su trabajo o no llegan a final de mes, como por todos los que no nos podemos permitir la vida de afecto que llevábamos antes si queremos proteger a los nuestros. Las tres cosas son fundamentales en la vida. También debería obligarse a respetar dichas medidas a Renfe y a las compañías aéreas, si no, al virus le damos la gasolina que necesita al estar todos bien juntitos y moviéndonos sin control. Cuídense, con mascarilla siempre.

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