Vaya por delante que nada de lo que ha sucedido en España desde hace cuarenta y cinco años, ese milagro político y económico que llamamos Transición de la dictadura a la democracia y del que nos ufanábamos tantos hasta no hace tanto, puede entenderse sin la figura del hoy más que cuestionado Rey Emérito Juan Carlos I.
Solo por eso suena estrambótico pensar en su huida a otro país "sin tratado de extradición" (sic), como se sostiene con poco fundamento pero mucho predicamento en algunos círculos políticos y mediáticos, probablemente debido a la perplejidad, primero, y a la gravedad de las imputaciones de cobro de comisiones durante muchos años.
Cierto que lo que estamos sabiendo, la creación nada menos que en el Palacio de La Zarzuela de una fundación opaca para esconder dinero sucio, requiere no una, muchas explicaciones en sede judicial, porque la inviolabilidad pasada no cubre desmanes posteriores; cierto que, ahora, aquella teoría sostenida en el tiempo de que su yerno preso Iñaki Urdangarín era realmente un mandao y está penando por pecados ajenos cobra cuerpo.
¿Alguien se imagina al tipo que, según el relato oficial, plantó cara a los generales golpistas en la noche del 23-F de 1981, saliendo ahora 'de najas' fuera de España para huir de la Justicia? Yo no
Todo eso es cierto, pero... ¿Alguien se imagina al padre de Felipe VI, al que los historiadores se preparaban para describir post mortem como padre de la democracia -lo fue en tanto renunció al poder absoluto heredado de Francisco Franco-, el mismo tipo que según el relato oficial plantó cara a los generales golpistas en la noche del 23-F de 1981, alguien se lo imagina, insisto, saliendo de najas cuarenta años después de madrugada en avión rumbo a una república ignota?
A mes a mes, que dice un catalán cuando quiere abundar en algo... ¿Se le imaginan en Waterloo (Bégica, destino seguro) con Carles Puigdemont despotricando ambos -perdonen la licencia- contra el juez Llarena et altri? Yo no; mejor dicho, no quiero imaginarlo... porque, si Juan Carlos de Borbón y Borbón hiciera eso, lo de su abuelo Alfonso XIII subiendo al barco en Cartagena rumbo al exilio en Italia el 15 de abril de 1931, un día después de proclamarse la II República, quedaría en anécdota.
La monarquía de su hijo y su nieta Leonor, Princesa de Asturias, tendría las semanas, los meses o los años -pongan ustedes el plazo que quieran- contados. Estaría tocada de muerte. Por eso Felipe VI tampoco se quiere imaginar eso de la huida; es más, como la Casa Real ve negro el futuro del emérito, ya va dando por hecho que, si es llamado a declarar por el Tribunal Supremo y le pilla en el extranjero, acudirá a la llamada. "Faltaría más", añado yo (aunque ellos también lo piensan).
"La Justicia es igual para todos"
Mal, muy mal lo hizo Juan Carlos I en su vida privada, pero lo que no se perdonaría ni él mismo es un borrón final con huida en esa biografía oficiosa que hace no tanto, en vida, ya le definía como "uno de los cuatro mejores Reyes junto a Carlos I de España y V de Alemania, Felipe II y Carlos III". Seguro que ninguno de esos antepasados, monarcas absolutos, entenderían nada de lo que le está pasando al hoy Emérito, pero la democracia era esto.
Y cuando renunció en 1975 a los poderes absolutos heredados de la dictadura, y cuando nos decía a los españoles año tras año en casi cuarenta discursos de Nochebuena aquello de "la Justicia es igual para todos..." también era esto que le está pasando ahora para preocupación de mucha gente que, sin ser monárquica, valora el papel de la institución en la Transición.
Aunque solo sea por eso, por mantener vivo ese legado, me atrevo a decir que es preferible una condena al ex jefe del Estado y un posterior indulto de su hijo que una huida que pondría al Tribunal Supremo en la tesitura -no le quedaría otra- de ordenar su busca y captura, con la Marca España abriendo para mal, pésimamente, los informativos del mundo entero.
Felipe VI y su entorno no ven muy clara esa acusación de que Arabia Saudí anticipó 65 millones en comisión por la licitación de una obra del AVE a La Meca que no se adjudicó... hasta 2011
Queda mucho trámite procesal; queda por dilucidar si los delitos se cometieron antes de abdicar, en junio de 2014, en cuyo caso estaría protegido por la inviolabilidad del jefe del Estado, o después. Incluso no está claro, a ojos de la Casa Real, que Arabia Saudí anticipara 65 millones en comisión... para una obra del AVE a La Meca que no se adjudicó hasta 2011.
Lo único claro a esta hora en La Zarzuela es que pintan bastos para Felipe VI y su hija, con un Gobierno cuyos socio minoritario, Pablo Iglesias, saca pecho y no va a hacer absolutamente ningún esfuerzo por perpetuar una institución en la que no cree y que le está dando sobradas razones de que durante un tiempo, esperemos que ahora no, fue corrupta hasta los tuétanos.