La reciente escalada de los precios del petróleo ha vuelto a despertar, por un lado, la preocupación de los ciudadanos por la inflación y por otro, los recuerdos de una vieja crisis a la que, erróneamente, se atribuye el fin de un tiempo idílico para los trabajadores; esa época de alto crecimiento y baja inflación, del inicio del ciclo largo, la hemos analizado con mucho detalle en este blog, como también hemos hecho con el petróleo, y no tienen nada que ver con lo de ahora. No, no viene una nueva fase inflacionaria como la que erróneamente se cree que destruyó aquello; viene más daño político y por ello hoy empezaremos por eso para luego abordar lo económico, señalando otros errores de bulto recurrentes.
Los sobornos iraníes
La escalada de precios actual tiene dos orígenes principales, uno de los cuales vimos en detalle al analizar recientemente el colapso económico venezolano en la entrada "Venezuela y su cambio de ciclo generacional"; lo que ocurre en el principal patrocinador externo de Podemos implica una caída de casi un millón de barriles diarios de oferta, que es casi un 1% del total y, como saben, los precios de fijan en el margen. El otro agente de la escalada es Irán, también "amigo" de Podemos, cuya producción será dañada por las sanciones estadounidenses y cuyo portavoz de exteriores, Jaberi Ansari, ha amenazado con filtrar los nombres de los políticos y funcionarios occidentales que han recibido sobornos de Irán (la casta globalista de la que hablamos la semana pasada) para engrasar el acuerdo nuclear, unas declaraciones que pusieron de los nervios a John Kerry y a media casta global. Además, como saben, Irán es aliado de Venezuela y de Putin, ese tirano engrasador que ahora tiene la desfachatez de hablar de la autodeterminación de los pueblos, cosa que solo ocurre cuando eligen representantes durante generaciones, que no es el caso de Rusia ni de España. Lógicamente, que entre más dinero en este eje no puede ser bueno para nosotros porque, si Putin y China sostienen a Corea del Norte y les da igual las hambrunas allí, o en Venezuela, ya se pueden imaginar lo que les duele dañar a España.
Genocidios aparte, el intervencionismo exterior se puede hacer soltando dinero público, como señalaba Rafael Vera en una entrevista en 13TV, donde dijo algo que sabíamos: que se usaban fondos reservados para "facilitar" iniciativas empresariales exteriores, sino que también se interviene exigiendo favores debidos a las empresas. ¿Y los de fuera, "engrasan" aquí? Seguramente, y en esta España de la corrupción y los saltimbanquis de la política, no extraña que fuera muy comentado en Twitter un debate de foro-coches en que se decía que el chalet de Iglesias fue vendido por un iraní con un descuento de casi el 50%. ¿Es eso cierto? ¿Tiene eso algo que ver con la oposición de Podemos a la venta de fragatas a Arabia Saudí? No lo sabemos. ¿Y en la otra orilla, que llevan más tiempo, qué pide Arabia Saudí a cambio de sus compras? ¿Tiene eso algo que ver con la invasión organizada que padecemos? Tampoco lo sabemos. ¿Somos conscientes de cuál es nuestro verdadero peligro existencial? Me temo que, salvo los hispanófobos, el resto no es consciente de ello; lo que está claro es que esta casta corrupta nos ha vendido con su falsa democracia, y mientras, ante sus corrupciones, cada parroquia mirando hacia otro lado y apuntando al adversario.
Impacto en el crecimiento
Dicho lo importante, pasemos a lo "accesorio" (entre comillas porque obviamente "duele" al bolsillo). En esto suele ser común que se repita que, si España importa petróleo por unos 40.000 millones de euros, un encarecimiento del mismo, sea por devaluación del euro, por subida de precios o una combinación de ambos de, digamos, un 25%, el PIB se vería reducido en casi un 0,9% (crecemos casi el 3%), lo que significaría una menor creación de X empleos y todo sin ni siquiera hacerse la "Función de empleo" (que vimos). Esa es la lección aprendida (mal), repetida y aceptada como cierta; se (mal) informa, se cubre el expediente y ya.
La realidad es muy distinta, pues España, aunque no lo crean, exporta productos energéticos, casi 20.000 millones, una exportación que tiene mucho que ver con nuestros talentos pero, también, con ese reparto internacional del comercio del que tanto hemos hablado recientemente al tratar el tema de la guerra comercial, que solo hay que ver nuestra codiciada posición geográfica, esa que no defendemos (¿o es que la han vendido?). Los datos los tienen en la siguiente gráfica.
Obviamente exportamos como Holanda, que además de tener sus propios recursos energéticos (nosotros no tenemos nada) es un centro global de distribución, pero hacemos lo nuestro y es bastante. Traducido en menor crecimiento del PIB y aunque el INE informa mal de este tema, quedaría más o menos como ven en la siguiente gráfica (habría que afinarlo a términos reales con distintos deflactores, pero no se puede).
Así, lo que en principio nos dijeron que sería casi un -o,9% se queda casi en un -0,25%, cantidad que la potencia exportadora (mal atendida) española fue más que capaz de compensar en 2017, como vimos al analizar la sostenibilidad de nuestro crecimiento, hace tres semanas. Dicho esto, obviamente nos perjudica el encarecimiento del petróleo y de las otras materias primas industriales (de las que casi tenemos cero) y por eso es crucial compensarlo potenciando nuestras exportaciones, pero hasta por eso lo insultan a uno. Cosas de Hispania.
Impacto en la inflación
En esto los analistas del régimen hacen algo parecido a lo anterior. De nuevo, dada la situación de sobre oferta general, el impacto es bajo en promedio, pues su efecto directo es solo sobre un 28% (siguiente gráfica; transporte 14,7% y "vivienda y etc." 13,3%) del IPC pero, como vimos en "Deflación con inflación", es más severo en las rentas más bajas. Lo que tampoco hacen estos vividores es denunciar la manera salvaje como la casta política, además de recrearse en sus delirios y corrupciones, se ensaña con los más pobres, cosa que también vimos en "La casta y su corcel negro".
De modo que el efecto inflacionario no será ni siquiera como en el período 2005-2014, siendo difícil que le IPC llegue 2%, que ya ven qué horror. Nada que ver pues con los 70's; además, en EE.UU., donde el paro es bajo, ya ha reaccionado su presidente pidiendo más oferta haciendo caer el WTI por debajo de los 70 dólares el barril. Tema distinto sería que hubiera una guerra suní-chií directa y no proxi, como ahora, que afectara la oferta; o que alguno se salga del Euro metiéndose en una hiperinflación, que es lo que pasa, como hemos visto, cuando se rompen las uniones monetarias.
No, nuestro problema grave no son los precios del petróleo, sino quienes se lucran con él y manipulan a gobiernos no representativos como el nuestro, que además nos explota gravándolo por innumerables vías y que ahora, además de expoliarnos por el uso de la vivienda vuelve a hacerlo, otra vez, inflacionando los precios de la misma. Pero, a qué preocuparse, si Amenábar hará una película de la Guerra Civil, habrá fútbol por un tubo con el mundial de Rusia y hasta nos anuncian elecciones a la carta, que viene más "cambio" y aún queda margen para que Mariano y Sor PaRiPe hagan una regeneración fallida a nuestra costa.
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