Sostiene Pedro Sánchez, para justificar su rebaja de la malversación que entrará en vigor el 12 de enero, que “hoy la corrupción ya no preocupa ni se habla de ella en las cenas de Navidad”, y que en el CIS del inefable Tezanos ha caído al puesto 18 de la preocupación de los españoles.
Justo en la semana en que se conoce un nuevo escándalo de presunta financiación corrupta del PSOE, en este caso en Valencia, y cuando empiezan a desfilar por la cárcel los condenados por los ERE en Andalucía, la corrupción, la misma que le llevó a la Moncloa a través de una moción de censura y una línea escrita por un juez en medio de una sentencia de cientos de páginas, ya no preocupa a los españoles.
La izquierda en general y el PSOE en particular han conseguido –gracias a su arsenal mediático y a la torpeza también del PP, que cuando ha gobernado no ha dudado en aumentar esa artillería y su capacidad de fuego propagandístico por un extraño complejo de culpa- que la corrupción en este país tenga un efecto multiplicador y afecte a todo un partido cuando se trata de la derecha (Gürtel, Lezo, Kitchen) y que, cuando toca al PSOE, se minimice su efecto y se circunscriba a personas y 'ovejas negras', nunca a un partido que sigue presumiendo de sus más de 100 años de honradez… pese a tener sobre sus espaldas la mayor condena por corrupción de la democracia española.
El sumario del caso Azud que estos días, con Vozpópuli a la cabeza, se está desgranando en parte de la prensa –y con el silencio atronador de los medios afines- desvela un escándalo de proporciones mayúsculas que cobra una dimensión mayor por producirse en la tierra de Francisco Camps y Rita Barberá, dos de los políticos del PP a los que el PSOE y sus cañones, con PRISA a la cabeza, pusieron en la diana durante años.
Sumario devastador con la presunta corrupción del PSOE
El primero, lleva 11 años de juicios -9 ganados y solo le queda el último en enero- y reclama ahora e una entrevista a este medio “que Ximo Puig se vaya inmediatamente a casa, era lo que nos pedía a nosotros”; la segunda, murió en la soledad de un hotel abandonada hasta por los suyos y tras años de cacería, con medios a las puertas de su casa un día sí y otro también.
Pero volvamos al sumario del juzgado de Instrucción Número Trece de Valencia. Allí se describe cómo en 2007, con José Luis Rodríguez Zapatero en Moncloa y Cristina Narbona en el Ministerio de Medio Ambiente, responsable por tanto última de la empresa pública estatal Acuamed, se financiaban las campañas a las municipales de Carmen Alborch contra Barberá a la Alcaldía de Valencia y de María Teresa Fernández de la Vega, en 2008, como diputada por la provincia a las generales de 2008.
Dice el auto: “El Grupo Axis, al objeto de 'obtener los recursos hídricos necesarios para el desarrollo del programa de actuación urbanística en Jijona, opta por firmar un convenio entre la empresa pública estatal ACUAMED y el Ayuntamiento de Jijona, con el objetivo de ampliar la desaladora de Muchamiel-Campello” (hay que recordar que Zapatero y Narbona frenaron el trasvase del Ebro y pusieron en marcha la construcción, como setas, de desaladoras por todo Levante)
“La comisión pactada entre José Luis Vera y Jaime Febrer ascendería a dos millones de euros, de los cuales un millón sería para el PSOE, partido político al que José Luis Vera se encuentra estrechamente vinculado…”. “Tras la suscripción del citado contrato comienza el abono de comisiones y sobornos por parte del Grupo Axis, ordenados por el investigado Sr. Febrer. José Luis Vera habría recibido días antes el primer pago de su comisión de 100.000 euros”, relata el auto.
Y continúa: “Tal y como recoge el informé policial, para el pago de esta comisión se constata de manera indiciaria el abono al investigado José Luis Vera de la cantidad de 563.000euros canalizados a través de dos contratos ficticios…”.
“Parte del soborno pactado con José Luis Vera y José María Cataluña (Pepe Cataluña) iría a manos del PSOE a través de este último, que tal y como recoge el Ministerio Fiscal (...) seguía obteniendo recursos económicos de financiación necesaria para el partido y habría cobrado para él parte de los sobornos acordados como consecuencia de las adjudicaciones predeterminadas de obras públicas desarrolladas en el informe policial, relacionadas con empresas públicas de titularidad estatal en el ámbito del gobierno nacional, habiendo obtenido la mayoría necesaria para gobernar el Partido Socialista”. Pero la corrupción, dice Sánchez, es cosa del PP y ya no preocupa a los españoles.
Hoy, la responsable de Acuamed en aquella época, Narbona, es presidenta de honor del PSOE. Alborch, cuya campaña a las municipales de 2007 se hinchó con estas mordidas, tiene una calle en Valencia mientras Rita Barberá, alcaldesa durante 24 años, es tratada como una apestada.
Hoy, la responsable de Acuamed en aquella época, Cristina Narbona, es presidenta de honor del PSOE. Carmen Alborch, cuya campaña a las municipales de 2007 se habría financiado con cargo a estas mordidas, tiene una calle en Valencia mientras Rita Barberá, alcaldesa durante 24 años, es tratada como una apestada.
Otra de las supuestamente beneficiadas de la trama, cuya campaña fue dopada por estas comisiones según las investigaciones policiales, María Teresa Fernández de la Vega, sienta cátedra desde un puesto vitalicio del Consejo de Estado. Zapatero, el ‘cerebro’ en Moncloa entonces, hace de mediador internacional de Caracas a Rabat…
Corrupción, según el color
Lo que es evidente es que la corrupción tiene color y, en España, no tiene el mismo castigo ser corrupto desde la izquierda que desde la derecha. Lo hemos visto con las mascarillas en la reciente pandemia: mediáticamente, parece que solo hubo mala praxis con Almeida y con el hermano de Ayuso, mientras que tres altos cargos de la Administración del Gobierno socialista de Pedro Sánchez eran investigados por prevaricación, malversación de caudales públicos y fraude. Frente a 11 millones bajo sospecha en el caso de la capital, el megacontrato en cuestión de Salvador Illa era de 310 millones. ¿Adivinan qué contratos ‘representan’ hoy en la memoria de los españoles la corrupción en los tiempos del Covid?
Lo mismo acabará sucediendo con la trama de financiación que investiga la justicia y la UCO en Valencia. Hay más de cien millones de adjudicaciones públicas del Gobierno socialista de Zapatero bajo la lupa de los investigadores. Campañas infladas, mordidas de 2,5 millones en una sola obra… Pero sostiene Pedro Sánchez que la corrupción ya no preocupa a los españoles. Al menos, la corrupción del PSOE...
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