Opinión

Cosas chulísimas

El programa Buenismo bien, el mismo en el que le dijeron a Irene María Montero “tienes un coño como esta mesa”, invitó a Yolanda Díaz, a la sazón vicepresidenta segunda

El programa Buenismo bien, el mismo en el que le dijeron a Irene María Montero “tienes un coño como esta mesa”, invitó a Yolanda Díaz, a la sazón vicepresidenta segunda del gobierno y ministra de trabajo y economía social. Ese programa lo presentan los de Radio Gaga, Manuel Burque y Quique Peinado, el que quiere que sus hijos se críen entre gente jodida para que aprendan, el programa en el que Mónica García se dedicó a perrear, en el que jaleaban a Pablo Iglesias a ser más comunista, el programa en el que todo el quién es quien del podemismo se pasea feliz y ufano. Pues ahí, Mari Yoli se ha quejado. El gobierno hace cosas chulísimas pero no las sabe explicar y la gente no se entera.

Ustedes se preguntarán cuáles son esas cosas chulísimas. Hombre, depende. Según ella, la reforma laboral, esa que no es chicha ni limoná, sería una. Irse a ver al papa Paco sería otra. Las vaquiñas de Garzón, criticar a las macro granjas, cuidar la coalición, su plataforma de izquierdas de gente con nivelazo como Mónica Oltra o Ada Colau o el ultra chupi mega guay feminismo de la Matria. Para la vice, chulísimo es y se define como aquello que gira alrededor de su ombligo cual planetas orbitando al sol de su melena. Lógicamente, y tratándose de Radio Tirana, la han tratado con ese mismo cariño y mimo que ella solicita de los socialistas. Bien hecho. Nada turbe a la estilosa Mari Yoli, que acaba de descubrir las esteticienes, las asesoras de imagen y la ropa cara. Es chulísimo que esta abnegada política, que denostaba de don Amancio Ortega consintiendo que desde su partido se le calificase como evasor fiscal, que se lamentaba de que en España no se hubiera guillotinado a ningún rey, que cuestionaba nuestro sistema democrático y quería implantar la república, ahora hable de cariñitos y mimitos. Lo que hace pasar a un teñido de calidad.

Es admirable este comunismo de unicornios, arcos iris y morritos picarones que oculta el siniestro sótano de la Cheka. Digo que es admirable porque el intento es tan viejo como carente del más mínimo rigor intelectual. Nadie que conozca la situación venezolana o cubana, por poner dos ejemplos, puede asegurar sin sonrojarse que la política de aquellas dictaduras es chulísima. De Maduro podemos decir muchas cosas, pero ¿chulísimo? ¿Really, Yoli? Es tronchante, que diría Rocío Monasterio. A ver, en serio. No sabemos si ser la economía con mayor paro de toda la Unión Europea es chulísimo, o que España esté a la cola de las economías europeas, o que seamos el único país occidental que goce del triste privilegio de tener un gobierno con comunistas apoyado por terroristas y golpistas, o que el porcentaje de población en riesgo de pobreza o exclusión social sea del 26,4%. O, ya que estamos en un mundo de colorinchis y pastelitos azucarados, que hayamos llegado al nivel histórico del siete por ciento en población con carencia material severa, lo que antes llamábamos pobres de solemnidad. Con el cierre de tantas pequeñas y medianas empresas que no han visto un euro de las ayudas prometidas, la ruina de los autónomos a los que no se ha perdonado ni un céntimo, el desplome de la clase media o el bochornoso gasto gubernamental en asesores y propaganda, no acierto a ver esas cosas chulísimas que dice la vicepresidenta. Será que no las saben comunicar. O que la culpa es de Ayuso, el PP y VOX, que también podría ser. Dígalo, ministra, que igual cuela. Ah, perdón, que ya lo ha dicho. Nada, usted disimule.

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