Opinión

Un crimen de honor

Uruj y Anisa, vecinas de Tarrasa. Torturadas y asesinadas por negarse a un matrimonio forzoso. Crimen de honor, lo llaman

Para estas jóvenes de 21 y 24 años no ha existido el feminismo de consigna y pancarta ni el “Sola y borracha quiero llegar a casa”. Se fueron a Pakistán, la tierra de su familia, a pasar unos días. O eso creyeron. Se las engañó para que, una vez allí, formalizaran sendos matrimonios con dos primos a los que no conocían. En aquel país no es extraño que las familias acuerden casar a sus hijas sin conocimiento de las mismas ni su consentimiento. La razón detrás de las bodas era que los “maridos” pudiesen obtener los visados correspondientes para venir a España. Reagrupamiento familiar, lo llaman. Lógicamente, las chicas se negaron.

Esa fue la causa de su muerte. Asesinadas, tras ser brutalmente torturadas. De momento, la policía de allí ha detenido a seis hombres, familiares de las fallecidas, sospechosos del ilícito. Añadamos que la zona de Pakistán de la que proceden, el Punyab, – lugar de procedencia de la mayoría pakistaní afincada en Barcelona y a la que el PSC trata con mimo por razones bastante feas – es un lugar regido por un sistema casi feudal donde a la mujer que desobedece se la castiga con la muerte. El crimen de honor. Y las asesinadas, con novios pakistaníes en Barcelona, al decir que no a la componenda firmaron su sentencia de muerte. Añadamos una estadística: en 2021 se produjeron 478 de estos crímenes en ese lugar del mundo. Que se sepa.

La izquierda guarda un silencio cómplice acerca de este y otros muchos temas vinculados con la violencia que se ejerce sobre la mujer en determinadas comunidades. No les interesa. Los únicos que somos machistas, homófobos, asesinos de mujeres y enemigos a batir somos los hombres de aquí. Si eres católico y de derechas, mejor. Irene Montero, Ione Belarra, Yolanda Díaz o la mèdico y madre guardan más silencio que una puerta y ni convocan manifestaciones multitudinarias en repulsa a esas bárbaras costumbres, igual que no alzan la voz al ver que las presentadoras de televisión en Afganistán están obligadas a desempeñar su trabajo con el Burka que obligatorio en el país de los talibanes para toda mujer que aparezca en público, aunque sea para ir a comprar el pan.

La izquierda guarda un silencio cómplice acerca de este y otros muchos temas vinculados con la violencia que se ejerce sobre la mujer en determinadas comunidades

¿Saben por qué? Porqué denunciar estas cosas es de fachas, de muy fachas, de fachas peligrosísimos. De hecho, VOX se quedó sola al presentar el pasado tres de mayo una propuesta en el parlamento catalán en contra de este tipo de matrimonios, por llamarlos de alguna manera. La diputada Mónica Lora intentó por todos los medios convencer a la izquierda siniestra de lo que esta “costumbre” supone. Nada. Dió datos: en Cataluña, en los últimos diez años, se han detectado 155 casos de este tipo. Pero a los de Esquerra, PSC, Junts y Comunes les dió igual. Era una propuesta “xenófoba” y punto, así que la rechazaron. Lo importante es blindar al catalán en la escuela, la independencia en el 2025, las escuchas a los golpistas y que esta tropa siga apoyando a Sánchez.

Crímenes de honor. Y así todo.

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