Esto no va a ser una columna de opinión sino una crónica. Una crónica del Andorra Economic Forum del que acabo de llegar al escribir estas líneas y que merece que se sepa lo que ha pasado.
Una iniciativa de un grupo de empresarios españoles residentes en Andorra preocupados por la marcha de la economía y la sociedad. Ni una ayuda pública. Pagaron el alquiler del Palacio de Congresos de Andorra la Vella y todos los gastos que ocasionaron. Cuatro mesas redondas y tres conferencias: diez horas de actividad en un solo día. La sala llena las diez horas, como sólo se ha visto en dicho palacio para actos mucho más cortos donde asistían los reyes de España o el presidente francés.
El encuentro ha sido un éxito: 900 asistentes, es decir, todo el aforo. No era barato: la entrada costaba 39€ pero la mayoría venían de España. Muchachos de Barcelona y Madrid, pero también de Murcia, Alicante, Granada Zaragoza…por citar algunos cuyos orígenes me transmitieron en conversaciones informales donde te exprimían a preguntas como un limón. Muchachos que pagaron la entrada, el transporte de ida y vuelta a Andorra, dos noches de hotel, cuatro comidas… Algunos pagaron 250€ por poder tener acceso a la sala VIP y al cóctel final para poder hablar personalmente con los conferenciantes y participantes en las mesas redondas. No salía barato pero para ellos lo valía. Valía la pena.
Cambiar el mundo
Unos chicos irreverentes con el mundo y respetuosos con las personas. Ninguno me tuteó sin mi autorización primero. Su apariencia externa era variopinta pero abundaban los tatuajes y los piercing, lo que para mi generación resulta una apariencia chocante. Todos de origen humilde. Te contaban historias de éxito empresarial. Sus historias. Historias de mucho esfuerzo, mucho sacrificio, mucho ahorro, riesgo para ganar, prudencia para conservar lo ganado… Libros de experiencia sobre dos piernas de menos de treinta años, en la mayoría de los casos. No habían querido cambiar el mundo sino sus circunstancias, pero están convencidos de que lo han cambiado más que los políticos. Insolidarios que pagan decenas, centenares a veces, de miles de euros en impuestos en España y en Andorra. Que no lloriquean porque el mundo no es justo. La realidad es como es y hay que sacarle jugo. Auténticos Hernán Cortés a la conquista de un nuevo mundo digital cuyos mapas desconocen.
Mucho pegarse con la máquina, con el lenguaje de programación, con la noche que te vence cuando llevas 18 horas seguidas trabajando y muchas jornadas sin librar
Comprendían la economía porque antes habían comprendido de qué iba la realidad. Casi ninguno tenía formación reglada en Economía o en Derecho o en Historia…Lo que sabían lo habían barruntado primero en su experiencia vital. Luego vinieron algunas lecturas y mucho video, que es su forma natural de adquirir conocimiento. Estudios reglados en ingeniería o informática inconclusos en muchos casos. Y mucho pegarse con la máquina, con el lenguaje de programación, con la noche que te vence cuando llevas 18 horas seguidas trabajando y muchas jornadas sin librar. Y fracaso, mucho fracaso antes del éxito.
Pero te hablaban de Hayek y de Mises, del iusnaturalismo, de la familia, del ahorro y de finanzas mejor que un graduado en PPE (Philosopy, Politics and Economics) de la mejor universidad, que por supuesto no es española, porque lo habían comprendido con sus cortas vidas. La vida no es un objeto de estudio para ellos. Es un objeto de experimentación. La vida no debe ser de ningún modo. La vida es como es.
Nada de corrección política. Críticos con todo. Con el climatismo, con el feminismo radical, con la UE, con los políticos, con el BCE, con la presión fiscal, con las paguitas… Pero del charco sale uno. No espera a que le rescaten. Convencidos de que aunque las cosas vayan mal a ellos les irá bien, porque sólo confían en su esfuerzo y en gente como ellos. Sólo piden que les dejen hacer. Irán donde les dejen.
A todos esos muchachos, que el sábado en Andorra nos hicieron sentir a los oradores (una pandilla de protoanalógicos) como estrellas del rock, que nos pedían fotos, nos hacían preguntas, nos contaba historias y reflexiones, sólo una cosa: seguid así porque sois muy grandes, cabrones.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación