Este año estoy participando en un juego que me ofrece un ejemplo perfecto para explicar las consecuencias inflacionarias de las inyecciones de liquidez. Basado en la liga de fútbol española, se trata de formar equipos con los futbolistas disponibles y un presupuesto limitado e igualitario -en la primera jornada- para todos los participantes. La app. asigna puntos a los que han sido titulares (lo que más puntúa es meter goles, claro) y que pueden ser negativos caso de haber expulsados, por ejemplo.
De este modo, cada semana hay un ganador, más allá del ranquin general. Pero hay un elemento más: cada jornada se reparte un dinero a cada participante como premio a los puntos conseguidos, y esto, unido a que, pagando un sobreprecio, cualquiera puede quitar un futbolista a un rival en la competición, provoca un aumento de las transacciones ya que al que le han quitado un futbolista, suele usar ese exceso de fondos recibido para intentar mejorar su equipo comprando otros jugadores. Así, cada vez hay más dinero y cada vez se mueve más. Ya empezada la jornada cinco fichajes, que parecían carísimos en la primera, ahora no lo son ya que hay más fondos disponibles para todos aunque sólo puede haber 11 titulares y 17 en el equipo de cada uno. Calculo que para cuando acabe la Liga los precios de los jugadores que suelen ser titulares se habrán multiplicado varias veces. Los mismos activos, pero mucho más caros.
Todo ese exceso de liquidez fue destinado a financiar los elevados déficits públicos de nuestros malos gobernantes provocando algo tan poco razonable como que se emitiera deuda a tipos de interés negativo
Creo que la metáfora es muy obvia: cuanto más dinero hay en el sistema, más se mueve y eso afecta a los precios. Sin embargo, se podría argumentar que los bancos centrales llevan más de una década haciendo eso mismo y no hemos notado las presiones inflacionistas hasta hace un año. En realidad esto no es así, ha habido muchas presiones inflacionistas, lo que pasa es que no se han notado en el IPC hasta que no llegó el problema de los “cuellos de botella” y, más recientemente, la crisis energética. Y es que todo ese exceso de liquidez no se tradujo en mayores precios de los productos de consumo habitual (que es lo que mide el IPC) porque fue desviado a una burbuja de activos especulativos (desde la bolsa a las criptomonedas pasando por las compras de deuda de baja calidad a rentabilidades ridículas), a altos precios de la vivienda y, sobre todo, a financiar los elevados déficits públicos de nuestros malos gobernantes provocando algo tan poco razonable como que se emitiera deuda a tipos de interés negativo. Siguiendo con el ejemplo del juego de la Liga, es como si el dinero que la app. reparte entre los participantes pudiera ser usado para adquirir música, juegos o para especular en un casino online. Lo mismo muchos en lugar de comprar jugadores, hubieran preferido otros “activos”. Lo que es evidente es que un aumento de liquidez artificial es inflacionario, aunque sólo afecte al IPC cuando esa inflación llega a la cesta de la compra.
Hay quien no está de acuerdo conmigo y aplaude la política ultra expansiva de los bancos centrales de los últimos años, incluso catedráticos de economía. Lo curioso es que algunos son lo bastante mayores para saber que, antes de la crisis de 2008, cualquier alumno que hubiera abogado por ampliar tantísimo el balance de los bancos centrales como solución para conseguir crecimiento sin consecuencias adversas, hubiera recibido un suspenso, porque prácticamente nadie en el mundo académico estaba a favor de eso, como nadie se hubiera podido imaginar las emisiones de deuda en negativo. Y ahora defienden que los bancos centrales no se han equivocado estos años y que no han ayudado a los actuales elevados niveles de precios. No se puede ser más papista que el papa y si los propios bancos centrales están revirtiendo sus políticas es porque implícitamente están reconociendo su culpa.
Si la Fed no creyera que con sus bajadas de tipos de interés y sus compras de deuda no ha influido a empujar un poco más al alza el IPC de su país, ¿por qué entonces ahora los eleva y no sólo ha dejado de comprar activos, además los está vendiendo? Sería un poco absurdo que la Fed crea ahora que es capaz de reducir la inflación y, a la vez, no estuviera convencido de que sus políticas también han sido capaces de elevarla. En Europa pasa lo mismo, BCE ha presumido durante años de haber esquivado la deflación en la Eurozona gracias a los tipos de interés negativos y a las compras masivas de activos de todo tipo. Ahora sube los tipos y deja de comprar deuda porque cree que así ayudará a reducir la inflación. Es una prueba evidente de que sus medidas anteriores eran inflacionarias (¿Por qué si no las cambian?) y, por lo tanto, alguna responsabilidad tiene en lo que está pasando.
El BCE está metido en una trampa que nada tiene que ver con sus objetivos estatutarios de política monetaria y control de la inflación, sino con la polémica decisión de saltarse sus propias normas
El problema que tiene el BCE es que, al contrario de la Fed, tiene dificultades para reducir su balance y ahí es donde le cabe más margen para retirar el exceso de liquidez que hay en el sistema. No hacerlo, va a retrasar mucho, incluso en recesión, el que los precios vuelvan a niveles razonables. En el balance del BCE hay deuda de países que no sólo necesitan que ese papel no salga al mercado, sino que incluso han presionado para que Christine Lagarde anunciara un plan de compras de ciertos bonos de determinados emisores para que no se disparen las primas de riesgo. Es decir, el BCE está metido en una trampa que nada tiene que ver con sus objetivos estatutarios de política monetaria y control de la inflación, sino con la polémica decisión de saltarse sus propias normas financiando a estados durante años.
Ahora se puede arriesgar a una implosión de la Eurozona si una gran economía como la italiana o la española, sufren una crisis similar a la griega, irlandesa y portuguesa de hace más de una década. De este modo, mientras en los Estados Unidos la Fed ha decidido ayudar a provocar una recesión -que espera de corto plazo- para bajar el IPC, retirando liquidez del sistema (y no sólo encareciéndola), aquí el BCE apenas puede subir los tipos contra un IPC en máximos históricos mientras soporta una recesión contra la que no le quedan herramientas porque las gastó irresponsablemente en estos años de recuperación económica en las que siguió hinchando su balance y haciendo de escudo de los gobiernos con peores cuentas públicas.
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