“Yo quiero aparecer como soy”, dice Miquel Iceta, mientras agarra un termo blanco y rechoncho que parece la representación a escala de algo que resulta familiar. Las cámaras muestran el desayuno de los ministros antes de una reunión del Consejo en Moncloa. El responsable de Cultura parece el centro de atención. El cuñado socarrón de la familia feliz. Son momentos complicados, de guerra y desaceleración, pero acuden al trabajo con buena disposición. Silbando, con la azada al hombro. Falta Blancanieves. Yolanda.
En una escena anterior se aprecia a Joe Biden durante la Cumbre de la OTAN de Madrid. Reconoce que siempre que viene a España se encuentra en tensión, dado que el país es tan maravilloso que teme que alguien de su equipo deserte y se quede por estos lares. Sánchez se ríe. Ese momento resulta especialmente relevante para el presidente. Su homólogo yanqui le hace un guiño y bromea. El mismo con el que Moncloa fingió una reunión que no se produjo en Bruselas. Fueron diez segundos de paseo que provocaron carcajadas y críticas destructivas. El fauno estaba herido. Necesitaba redimirse. Sacarse la saeta del costado. Lo hará con una serie que será un traje a medida.
El tráiler es incluso más ridículo que la idea, pero ofrece una buena perspectiva sobre ese reportaje. Será el espejo en el que se regodee el gran narciso. Es decir, Pedro Sánchez, el vanidoso sobre el que existen las siempre fundadas sospechas de si gobierna a mayor gloria de él mismo o en la defensa del interés general. El que considera normal el reparto de contratos de asesoría en Moncloa entre amiguetes y fieles; y el que no observa ningún tipo de conflicto ético en los indultos demoscópicos o en los contratos de Begoña Gómez con el Instituto de Empresa o la Universidad Complutense.
Quienes se creen con una categoría humana superior a los mortales no necesitan maquillar sus privilegios. Consideran que les corresponden. No por lo que hacen, sino por lo que son.
Berdonés y compañía
La obra la ha dirigido Curro Sánchez Varela y la han rodado dos productoras. Una es Secuoya, capitaneada por Raúl Berdonés. Un fenómeno en lo suyo que es capaz de reclutar como consejero a Miguel Ángel Rodríguez y de pintar un cuadro a Pedro Sánchez. También tiene fuerza para atraer a la presentación de TEN, su nefasto canal de televisión, a Soraya Sáenz de Santamaría y a Florentino Pérez. Gran fiesta en la Real Fábrica de Tapices la que se celebró ese día de 2016. Nunca está de más brindar porque las mismas estrategias sigan funcionando pese al paso de los años y de los siglos.
En plantilla tiene desde hace un tiempo a James Costos, ex embajador de Estados Unidos en España y antiguo ejecutivo de HBO. ¿Habrá ayudado a generar esa tensión dramática propia de las series de despachos y procesos legislativos que tanto gustan entre los repipis? Borgen, El ala oeste de La Casa Blanca; o la obra en cuestión, Yo, yo mismo e Iceta. Protagonizada por Pedro Sánchez. Con guión de Leni Riefenstahl.
La segunda productora que está a cargo del proyecto es The Pool Talent Manager. La de Andrés Varela Entrecanales. De casta le viene al galgo. Hace unos meses, tuvo la idea de invertir en Prisa junto a un grupo de empresarios. Compraron el 7% que ostentaba Telefónica y, de momento, se anotan pérdidas de 13 millones de euros por la caída de la acción en bolsa. No obstante, ya se sabe, quien está cerca del tirano y le tiene contento… rara vez lo pasa mal. El hambre que se la coman los otros. Los enemigos. Lo merecen.
Los dos minutos y medio del avance de este filme dejan claro su espíritu, que es el de convertir en una película de aventuras una presidencia cuyos desatinos políticos, económicos e institucionales le han costado un alto precio al país. Pero nada de eso le importará a su protagonista. La clave es tener un documento para el recuerdo, como quien contrata a un camarógrafo para su boda. Unos y otros espantan a quienes se lo muestran, pero al menos los matrimonios no aspiran a que se estrene en prime time. Seguramente la ofrezca RTVE cuando toque. ¿Apostamos algo a que así será?
¿Qué más se puede decir del tráiler? Que resulta aterrador apreciar a figuras como la de Óscar López con el traje de hombre de estado. “Hoy he dormido poco porque hoy hay varios asuntos”, viene a decir en una escena. Luego, uno recuerda las que hizo (incluso a su propio partido en Castilla y León) y lo que es… y se cerciora de que todo lo que rodea a esta cinta es peliculero, cutre y falso. La próxima vez que un guapo pida un cargo en una institución internacional, será mejor dárselo que pagar este alto precio.
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