No va a ser el debate sobre el estado de la nación, sino acerca de la situación de este Gobierno. Si el PP va a hacer un discurso propositivo para demostrar que tiene un programa, serán los socios de Sánchez los que maltraten al Ejecutivo. Feijóo, que no podrá intervenir, quedará al margen del ruido y la ponzoña que pongan en el Congreso los Rufián, Echenique y Mertxe Aizpurua.
Los nacionalistas y los comunistas son insaciables, sobre todo frente a un Gobierno débil que todo lo concede a cambio de que el Presidente se quede un rato más en Moncloa. Sánchez incluso regala el relato cuando sus socios no lo piden, que eso fue el decir “España y Euskadi son dos países en paz”.
Esos tres partidos de la coalición Frankenstein van a dar a Sánchez donde más duele. Dirán que no es progresista, que su política económica no sirve para repartir la riqueza, sino para beneficiar al IIbex-35. La subida de impuestos les parecerá poca, así como la intervención en el mercado laboral.
A esto añadirán que la política exterior de España es sumisa con Estados Unidos y con Marruecos. La ansiedad por tener una foto con Biden, dirán, nos ha metido en una guerra provocada por la OTAN, una organización criminal a la que se dio cobijo en Madrid. Lo segundo es peor, apuntarán, porque se aplaudió el asesinato de inmigrantes en Melilla, y se cedió el Sahara, donde se vulneran los derechos humanos.
Podemos prefiere “gasto social”. Esto servirá para que nacionalistas y comunistas equiparen a Sánchez con Aznar o Feijóo
El gasto militar también será una demostración de la mala convivencia en la coalición Frankenstein. Mientras el PSOE quiere cumplir con los compromisos internacionales, Podemos prefiere “gasto social”. Esto servirá para que nacionalistas y comunistas equiparen a Sánchez con Aznar o Feijóo, incluso dirán que en esto son como Vox, lo que puede ser demoledor para el jefe del PSOE.
No faltará la referencia a la ausencia de diálogo con los nacionalistas. Achacarán a Sánchez que no se ha avanzado nada en concertar un referéndum de autodeterminación. La “mesa bilateral” no ha servido para nada, y el nacionalismo está asustado porque el deseo independentista baja en las encuestas. Dirán que se sienten engañados por Sánchez.
No dudo de que uno del Frankenstein soltará el insulto mayor para alguien de izquierdas. Señalará que Sánchez está deseando pactar con la derecha y la extrema derecha, con el PP y lo que queda de Ciudadanos. No olvidemos que para los socios de Sánchez los diputados de Arrimadas son “fachas”. La alusión al acuerdo sobre la renovación del CGPJ será demoledora para un Sánchez que tendrá que demostrar una vez más aquello del “no es no” para calmar a sus socios.
Los socialistas no tragan la Ley Trans porque desvirtúa la política de género. Sin embargo, es justo el banderín de enganche electoral de Podemos
El espectáculo lo darán en la cuestión de igualdad de género o de sexo, que ahí está la cuestión. Sánchez intentará venderlo como el mayor avance en la historia de la Humanidad, pero saltarán las chispas. Los socialistas no tragan la Ley Trans porque desvirtúa la política de género. Sin embargo, es justo el banderín de enganche electoral de Podemos, o al menos lo que creen Irene Montero y su cuchipandi que las puede colocar en la ONU o en otro organismo internacional.
Insisto. El debate no va a servir para examinar la situación de España, sino de la relación entre los socios de Sánchez. Solo coinciden en su odio a la derecha y a sus partidos, pero esta vez no pueden culpar de nada al adversario. Habrá insultos para Feijóo. Alguno de los portavoces de Frankenstein sacará la famosa foto del líder gallego con un narcotraficante, que está muy vista y no mueve urnas. Otros insultarán a Ayuso por la bajada de impuestos y la ampliación de las becas. No faltará el que saque a Mañueco y su pacto con Vox.
El debate nos mostrará la debilidad de Sánchez, que hará mil y una promesas que no cumplirá, y será una oportunidad para calibrar el programa de Feijóo. Pero que no desesperen los socialistas porque Tezanos y sus medios amigos dirán que Sánchez ha ganado el debate y que el PSOE empieza a remontar en las encuestas.
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