Opinión

La defensa europea y la no ofensa fallera

Israel es un incomprendido en Europa. Esa obsesión que muestra con la defensa de su existencia ante quien busca su exterminio, siempre fue considerada una aberración más que una extravagancia.

Israel es un incomprendido en Europa. Esa obsesión que muestra con la defensa de su existencia ante quien busca su exterminio, siempre fue considerada una aberración más que una extravagancia. La amenaza real de desaparición violenta desde su creación provocó que la piedra angular de su política fuese la defensa y la seguridad. Eran conscientes de su identidad y la clara definición tanto de su enemigo como de la amenaza del mismo, motivaba ese instinto de supervivencia colectivo. Se trataba de ejercer el derecho a la defensa, el derecho a existir.

En las sociedades europeas los principios de la democracia liberal y los vestigios de la cultura cristiana han sido sustituidos, -aunque no del todo- por el vacío de la empatía selectiva de la progresía y el negocio de la victimización. La izquierda ha demostrado su amor al capitalismo al convertir sus obsesiones victimistas identitarias en un producto mercantil. Ministerios, asociaciones, programas todos ellos retroalimentados de victimismo imaginario para conseguir una dotación presupuestaria. Ser víctima según los parámetros desquiciados y falsos en Occidente puede dar mayor rentabilidad que un broker de bitcoin.

Una sociedad que premia la victimización y destierra toda defensa, aunque sea como posibilidad aceptable en los medios de comunicación, desde donde hoy se destruyen las democracias occidentales, me plantea serias dudas sobre su apoyo a la creación de un Ejército europeo y en concreto a nutrir sus filas. No imagino a una sociedad cuyos ídolos deportivos se dedican a arrodillarse ante personas de otra raza suplicando perdón por la suya, que vayan a encontrar motivación suficiente para alistarse a un Ejército europeo sin que se defina de forma previa y clara, por parte de las instituciones comunitarias, esa amenaza supuestamente exterior. Lo que requeriría valentía por el miedo a no ofender.

Es curioso el desprecio que exudaban las élites intelectuales europeas hacia el belicismo de Estados Unidos y su aliado Israel, mientras eran su principal benefactor

Josep Borrell, el Alto Comisionado de la Unión Europea, abría la posibilidad a la creación de un Ejército Europeo o “fuerza de intervención conjunta” para disponer de autonomía estratégica tras el desastre de la huida de Afganistán, que certifica el fin de la protección de los Estados Unidos a Europa. Es curioso el desprecio que exudaban las élites intelectuales europeas hacia el belicismo de Estados Unidos y su aliado Israel, mientras eran su principal benefactor. Ahora es inevitable sentir el frío de la intemperie que dejan décadas de arrogante pacifismo.

No tiene sentido crear una fuerza militar europea antes que una política exterior común y mucho menos cuando España carece de política exterior propia. El último incidente de trascendencia internacional en fronteras europeas fue el asalto de Ceuta por parte de Marruecos. Entonces todas las instituciones europeas se alinearon con España ante la pérdida de apoyo del mayor aliado en esa frontera, Estados Unidos. Pero una vez más el Gobierno español mostró su firme voluntad de no defenderse pidiendo que no se impusiesen sanciones a Marruecos para no ofender al país vecino.

Un escalofrío recorre la espina dorsal cuando una comunidad islámica llama a tu puerta exigiéndote “respeto”, como en Sicilia, para que cambies tus costumbres y no quemes una Falla en Valencia

Ahí está la política de defensa posmoderna, la no ofensa. Aplicada con una asimetría impúdica, pues los desprecios a potencias occidentales como Israel y EE.UU se efectúan con la soberbia del cobarde que sabe que le defenderán antes que atacarle. Sin embargo, un escalofrío recorre la espina dorsal cuando una comunidad islámica llama a tu puerta exigiéndote “respeto”, como en Sicilia, para que cambies tus costumbres y no quemes una Falla en Valencia. No hay nada más islamófobo que aceptar las demandas de alguien por percibirle como un monstruo capaz de tomar represalias sanguinarias si no obedeces.

La cuestión de la quema de una mezquita fallera no debería de interpretarse en términos de ofensa o de respeto hacia la comunidad islámica, sino en términos de aplicar las mismas normas también para dicha comunidad impidiendo así la creación de guetos de excepción legal en base a una identidad religiosa dentro de nuestras fronteras. No es la religión, sino la ley común.

Presupuesto de Defensa

El ejército europeo no es viable a día de hoy, salvo que haya una voluntad de influencia en la industria militar desde algún alto despacho europeo, ahora que la cleptocracia de Afganistán ha caído. Quizá sea más eficiente una armonización en inversión en Defensa de los países comunitarios obligando al 2%, (España sobrepasa el 1%).

La defensa en Europa está lejos de admitirse como una necesidad de supervivencia, principalmente porque la izquierda hegemónica desde hace décadas muestra su devaluación intelectual al no reconocer que existe un problema. Así como en identificar con la extrma derecha toda política encaminada a defender un estilo de vida que proporciona libertad y prosperidad a todos los ciudadanos, cediéndole los valores de nuestra civilización, probablemente porque la izquierda se despojó de ellos, mediante el repudio, hace ya tiempo tiempo.

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